«En Hiroshima, a un millón de grados centígrados»fue como tituló Gabriel García Márquez su escrito en el año 1955, tras una entrevista con el sacerdote jesuita Pedro Arrupe, 10 años después de que este religioso hubiera vivido la tragedia del 6 de Agosto de 1945; la bomba atómica que cambiaría la historia del siglo XX y daría comienzo a una carrera nuclear, la cual todavía después de 70 años no se sabe ni cuándo ni cómo va a terminar, pero todos sabemos que no terminará bien.
Aquella bomba junto con la que fue lanzada en Nagasaki tres días después, mataron a miles de personas de inmediato, y causaron la muerte de otras decenas de miles, meses después debido a la radiación y a las heridas, dejando un total de 240.000 víctimas mortales. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX muchos habitantes de estas ciudades siguieron sufriendo las consecuencias, y todavía hoy después de muchas generaciones, se pueden ver los estragos que estas bombas ocasionaron.
En este momento se estima que en el mundo hay más de 15.000 bombas atómicas, las cuales éstas están en poder de unos pocos, y claro, estos son los países que supuestamente abogan por la paz mundial. Dijo Eduardo Galeano en su libro «Patas arriba. La escuela del mundo al revés»: «En el mundo tal cual es, mundo al revés, los países que custodian la paz universal son los que más armas fabrican y los que más armas venden a los demás países». La mayoría de armas estáen poder de 5 estados; Rusia, Estados Unidos, China, Francia, y el Reino Unido, los cuales son miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y son quienes deciden, consecuentemente, qué países pueden o no trabajar con energía nuclear. Aunque hay países como India, Pakistán y Corea del Norte, quienes no siguen el alineamiento que las potencias quieren.
Se acaba de firmar un acuerdo entre Irán y los Estados Unidos, al igual que con otras potencias europeas, para que el país asiático reduzca su trabajo con plutonio y uranio. Esto se hizo a cambio de que se levanten las sanciones en contra de Irán y su economía. Y aunque esto parezca un avance hacia la paz mundial que nos vende la «comunidad internacional», siempre existirá una tensión latente que en cualquier momento se romperá y sufriremos consecuencias mucho peores que las que sufrieron los japoneses hace 70 años.
Otra cosita (1): Aquí pueden leer el reporte que escribió Gabriel García Márquez hace 60 años. (http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/hiroshima-un-millon-de-grados-centigrados-articulo-258554)
Otra cosita (2): ¿Llegará el día en el que Uribe deje de hacer política con los soldados y policías muertos?
Otra cosita (3): Aquíla historia de la semana del libro «Los hijos de los días» de Eduardo Galeano
Agosto 6
La bomba de dios
En 1945, mientras este día nacía, murió Hiroshima. En el estreno mundial de la bomba atómica, la ciudad y su gente se hicieron carbón en un instante.
Los pocos sobrevivientes deambulaban, mutilados, sonámbulos, entre las ruinas humeantes. Iban desnudos, y en sus cuerpos las quemaduras habían estampado las ropas que vestían cuando la explosión. En los restos de las paredes, el fogonazo de la bomba atómica había dejado impresas las sombras de lo que hubo: una mujer con los brazos alzados, un hombre, un caballo atado…
Tres días después, el presidente Harry Truman habló por radio:
Dijo:
—Agradecemos a Dios que haya puesto la bomba en nuestras manos, y no en manos de nuestros enemigos; y le rogamos que nos guíe en su uso de acuerdo con sus caminos y sus propósitos.
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