Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

CORRUPTIO IN SALUTEM: QUE SE RESPETE LA SALUD, LA VIDA ES SAGRADA

manzana-podrida

«Quien salva una vida , salva al mundo entero» (El Talmud)

Quiero destacar que la gran mayoría de empresarios, médicos, enfermeras y personal de salud que trabajamos en el sector en nuestro país no somos corruptos; lamentablemente la cantidad de dinero desviado y los grupos que son investigados nos dejan un mal sabor.

Y es que las grietas que tiene el sector salud de nuestro país, donde se manejan cerca de 7 puntos del producto interno bruto, incrementa las posibilidades de acción de ciertas mentes torcidas por lograr altos y fáciles ingresos.

Para quienes estamos vinculados al sector recibimos como esperanzadoras las acciones del actual Fiscal General de la Nación por desarticular esos focos que desangran nuestro sistema, entre los que aparecen el desfalco en el Hospital Erasmo Meoz de Cúcuta por más de 20 mil millones de pesos, la difunta Saludcoop, las crisis de Coomeva, hospitales regionales y otras EPS.

Mucho se habla de políticos que en las regiones han montado pirámides dedicadas a sacar beneficios de contratos, a lucrarse de su relación con proveedores y a promover movimientos de dineros entre EPS, Fosyga y entes territoriales.

¿Y qué decir de las otras las estrategias para engañar el sistema? Se sobrefacturan servicios; se utilizan tecnologías en salud que no son el patrón de oro frente a una enfermedad, pero que por decisiones judiciales favorecen recursos tipo NO POS; se declaran sujetos como enfermos, sin serlo, para hacer recobros de tratamientos; se prescriben medicamentos de altos costos a pacientes que así lo exigen y que una vez son sacados de las farmacias son llevados al mercado negro.

Encontramos prácticas cotidianas que por ser repetitivas pasan desapercibidas, pero son las que han mantenido ese statu quo del sistema. Cuando hablamos con amigos de otros sectores de la economía, ellos no entienden por que es considerada una práctica «normal» por las EPS no pagar a las clínicas los servicios de salud en los tiempos promedio de cualquier transacción de venta de servicios; por qué si un paciente fue atendido, hospitalizado, operado y cuidado en una unidad de cuidados intensivos la factura que registra el centro médico es controlada, revisada, auditada y supervisada por el propio hospital, por el asegurador y por la EPS, se corrige, se vuelve a radicar,se glosa, se objeta, se devuelve, se pierde,se demora etc  repitiendo el mismo “controlado y vigilado” recorrido. Se favorece un ciclo largo  e ineficiente del flujo del dinero que es escenario para manejos inadecuados.

Actualmente está “bien visto” por la Superintendencia Nacional de Salud que el promedio de la cartera en el sistema esté llegando a 180 días. Esto hace que las rotaciones y los déficits de caja en los hospitales favorezcan la aparición de intermediarios, gestores y “manos amigas” para reducir ese tiempo, con lo cual  se enrarece más el ambiente en el sistema.

Y cuando de conciliar se trata, aparece la famosa discrepancia entre lo que facturó el hospital y lo que tiene registrado en sus bases de datos el asegurador; allí se abre otro tortuoso camino que nos lleva al agotamiento y la demora en el flujo de recursos, a la falta de efectivo.

Por tanta regulación del marco legal, hace que la frase colombiana “hecha la ley, hecha la trampa”  sea el pan de cada día.

Tristemente no se destacan los esfuerzos de médicos y enfermeras por salvar vidas, tampoco se registran los indicadores de muchos hospitales en la búsqueda de la calidad, los logros de sociedades científicas en términos de modernización o innovación.

Lo que termina siendo titular de prensa es el valor del último robo, la última liquidación, el último hospital ad portas de cierre por una pésima administración, etc. Y si nos atenemos al estricto significado del término último, lo más grave es que las noticias sobre la corrupción en nuestro sistema de salud están muy lejos de ser las últimas, las finales, las definitivas, las que termina la sucesión… No, lastimósamente esas noticias se “sitúan en los más remoto, retirado o escondido” de nuestra realidad.

Lo triste de todo esto es que los héroes anónimos y los pacientes con sus dolencias siguen tratando de lograr mejores desenlaces y resultados en lo que ha sido considerado, desde la perspectiva de la salud pública, como uno de los mejores modelos de salud del mundo.

Pero el control de las interminables cadenas de corrupción no se vislumbra, el flujo de recursos tiene en shock hipovolémico a los prestadores y en jaque a las EPS; estamos ante una bomba de tiempo que puede llegar a ser imposible desactivar y su explosión va a terminar un sistema de salud con sus pacientes, hospitales y aseguradores.

Hoy solo nos cabe el optimismo y hacer votos porque este Fiscal General de la Nación logre resultados positivos, que recuperemos el balance del sistema en términos de equidad, seguridad jurídica de empresa y calidad de atención para los pacientes; que el malingo tumor de la corrupción efectivamente sea extirpado y que por fin los colombianos entendamos que el corrupto no debe tener cabida en ningún sector, pues ese delincuente esta asesinando a muchos colombianos al apropiarse de recursos destinados a salvar vidas.

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