Estanislao Zuleta fue un lector de Nietzsche. Como se sabe, Zuleta fue uno de los intelectuales colombianos más importantes del siglo pasado, muy leído en círculos de no especialistas, es decir, por fuera de la academia filosófica tradicional. Su obra ha causado reticencia en círculos académicos, pero su pluma y sus ideas han cautivado por décadas a sectores académicos más allá de la filosofía, entre ellos, la psicología y el psicoanálisis, la sociología, la historia de Colombia, los estudios literarios (dejó estudios sobre Thomas Mann, Kafka, El Quijote). Con todo, la lectura que hizo Zuleta de Nietzsche debe inscribirse en el marco de su propio pensamiento. No lo motivaron estudios eruditos o filológicos, lo cual causó la fuerte crítica de Rafael Gutiérrez Girardot quien lo acusó de tergiversar su obra, de no usar la edición crítica- al menos la de Schlecta o de Colli y Montinari (Nietzsche, 1980)- en sus interpretaciones, y de no fundamentar sus aserciones sobre el pensador alemán. Por eso Gutiérrez llamó injustamente a Zuleta tan solo un “piadoso lector, que se sirve de los libros y de las conferencias para cargar a sus oyentes y lectores de sus ocurrencias sobre libros” (Gutiérrez, 2005a, p. 46), pasando por alto sus múltiples contribuciones en otros campos disciplinares.

Uno de los primeros textos donde Zuleta se ocupa de Nietzsche es “Sobre la lectura” de 1974. Allí aborda el tema de la interpretación nietzscheana, especialmente la tesis según la cual la lectura exige

“ante todo una cosa que es precisamente hoy en día la más olvidada […] una cosa para la cual se ha de ser casi una vaca, y en todo caso, no el hombre moderno: el rumiar” (Nietzsche, 1997, p. 31).

Esto implica que la interpretación en Nietzsche “rechaza toda concepción naturalista o instrumentalista de la lectura: leer no es recibir, consumir, adquirir” (Zuleta, 1994a, p. 192). Leer es, ante todo, un arduo y paciente trabajo de enfrentamiento con los textos. En este escrito, igualmente, Zuleta pone de presente que no hay un lector objetivo del texto, pues solemos poner en él lo que ya sabemos, lo que de algún modo podemos relacionar desde nuestro propio campo de experiencia. Por eso hay una relación entre la lectura y las vivencias con las que teñimos el texto. Concluye Zuleta diciendo:

“Nietzsche reclama un lector que no sea solamente cuidadoso, rumiante, capaz de interpretar, sino también capaz de permitir que el texto lo afecte en su ser mismo, le hable de aquello que pugna por hacerse reconocer aún a riesgo de transformarlo; un lector que, si bien teme morir y nacer en la lectura, se deje encantar por el gusto de esa aventura y de ese peligro”. (1994a, p. 197).

Estanislao Zuleta también se ocupó del tema del ascetismo en Nietzsche. En un texto titulado “Nietzsche y el ideal ascético” puso de presente la complejidad del tema en el pensador alemán. Zuleta muestra que no se puede leer la crítica de Nietzsche al ascetismo solo de manera negativa: como denuncia de sus efectos sobre la vida y su debilitamiento, tal como podría pensarse a partir de varios textos. No. Más bien el ascetismo es ambivalente, porque también es necesario para el control y el dominio de las propias tendencias, de las propias fuerzas. El ideal ascético canaliza las energías y las tendencias en una determinada dirección y, de esa manera, coaccionándonos, permite nuestra realización. El ascetismo también es necesario para la vida. Por eso, la libertad dice Zuleta, se da dentro de la ley y no en su contra. Esto se opone al culto a la espontaneidad absoluta e ilimitada que pretende no seguir ningún parámetro.  Entonces, el ascetismo tiene distintos sentidos en Nietzsche: una cosa es el ascetismo cristiano, debilitador de la vida; otra el ascetismo que necesita y requiere un artista. Al respecto, Zuleta trae este esclarecedor texto:

“En el ideal ascético también el sentido cambia. No podemos afirmar que en el fondo consiste en algo esencial y fijo. No es lo mismo si se trata del santo o del filósofo, nos dice Nietzsche. El filósofo busca encontrar las condiciones en las cuales pueda ser lo menos esclavo posible de los negocios, de las necesidades inmediatas, de los halagos, de la gloria. Solo así logrará una mayor independencia y podría desarrollar con más libertad su pasión fundamental por el pensamiento. El santo podría estar pensando otra cosa diferente como por ejemplo en la compensación que recibiría en otra vida por las privaciones vividas en esta”. (1994b, pp. 150-151)

Digamos que la lectura que hace Zuleta de Nietzsche esta movida por los aportes que el pensador alemán podía ofrecer a temas sobre los cuales estaba reflexionando, pero, especialmente, le interesaba el papel que Nietzsche le daba a la crítica, a su rol demoledor del presente, destructor de dogmatismos. Por ello decía:

“la filosofía para Nietzsche era una empresa esencialmente perturbadora” (Zuleta, 2006, p. 92).

Nietzsche entraba, pues, en ese podio de los pensadores de la sospecha al lado de Marx y de Freud, autores que Zuleta estudió con pasión en su vida, y cuya característica principal era que permitían perturbar las comprensiones habituales que nos hacemos de las cosas.

Hay que advertir, también, un aspecto curioso de la lectura que hizo Zuleta de Nietzsche: como en el caso de Danilo Cruz Vélez, la misma tiene una alta impronta heideggeriana, tal como puede comprobarse en el tratamiento que Zuleta hace de la “venganza y el eterno retorno”. La venganza nos ata al pasado, nos aprisiona y nos impide vivir, pero si aceptamos lo que ya fue, entendemos que también es hoy y será en el futuro. Nada de lo que hemos hecho desaparece. Todo retorna. El eterno retorno, por ello, puede interpretarse también como un test de aprobación de la vida de aceptar lo que fue y querer que nuestra vida tal y como es retorne: “Aquello que se puede afirmar en la actualidad solo es posible afirmando todo lo que hacia ello condujo” (Zuleta, 2006, p. 108).

La mencionada cercanía con Heidegger es patente en su estudio Comentarios a Así habló Zarathustra de Nietzsche, un estudio muy interesante en el cual Zuleta sigue usando la expresión “voluntad de dominio”, bastante inapropiado debido a la manipulación de la obra de Nietzsche, pero donde su significado es correctamente interpretado como “posibilidad de conferir sentido” (p. 83). Allí Zuleta aclara:

“la idea de voluntad de dominio no tiene nada que ver con una idea de dominar a otros en un orden económico, político y de cualquier otra índole” (p. 82). 

Hay que decir que la lectura de Zuleta es más libre, menos filológica, lo que lo llevó a estimar, sin manifestar reservas serias, libros como La voluntad de dominio: un texto falsificado y mutilado que no puede tomarse en serio. Al respecto, sostuvo Gutiérrez Girardot:

“La voluntad de poder no es, pues, el libro que bajo un título resume toda una obra, ni es el título representativo de toda su obra, sino que este pertenecería, según lo aclara el subtítulo, a ese círculo de escritos que se ocuparon con la cuestión de la transmutación de los valores, después del Zarathustra. Schlechta puede asegurar que ninguno de los pensamientos recogidos en este plan […] expresan algo nuevo que no estuviera contenido ya en los escritos publicados por Nietzsche mismo durante su vida”. (2005b, p. 155-156).  

A decir verdad, esta crítica por el uso y la centralidad del concepto voluntad de poder vale también para Heidegger, quien pensaba que la obra fundamental de Nietzsche era la póstuma, sus últimos aforismos, la de sus últimos años, como si los primeros libros no tuvieran ningún valor (2003). Desliz que Gutiérrez no le reprochó a Heidegger, su maestro en Alemania, pero sí a Estanislao Zuleta, a quien el crítico colombiano estimaba poco.  

Referencias

Gutiérrez, R. (2005a). “Figuras imaginarias”. En: Revista Aquelarre, 4 (8), pp. 45-46.

Gutiérrez, R. (2005b). La cultura en 1957. Otra vez Nietzsche. En: Mito 50 años después (1955-2005). Bogotá: Universidad Nacional de Colombia.

Heidegger, M. (2013). Nietzsche, (Traducción de Juan Luis Vermal). Ariel. 

Nietzsche, F. (1980). Kritische Studien: Sämtliche Werke, Giorgio Colli & Mazzino  Montinari (eds.), Berlín, DTV & Walter de Gruyter, 15 vols.

Nietzsche, F. (1997). Genealogía de la moral. Alianza editorial.

Zuleta, E. (1994a). “Sobre la lectura”. En Elogio de la dificultad y otros ensayos (pp. 191-201). Fundación Estanislao Zuleta.

Zuleta, E. (1994b). “Nietzsche y el ideal ascético”. En Elogio de la dificultad y otros ensayos (pp. 145-163). Fundación Estanislao Zuleta.

Zuleta, E. (2006). Comentarios a Así habló Zarathustra de Nietzsche. Hombre Nuevo editores.

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