Un infierno. Era el día más esperado y a la vez el más temido. No eran temores infundados. Pasó de todo. En 156 kilómetros hubo 27 caídas. Fue una etapa con accidentes, pinchazos, polvo y problemas mecánicos. Una pesadilla. Un día de ansiedad, tensión, agotamiento y drama. Entre los favoritos casi todos salvaron el día, a excepción de Rigoberto Urán que se cayó dos veces y cedió ante sus rivales al título. La consigna era sobrevivir al pavé. Lo hicieron, menos Richi Porte, que abandonó por fractura de clavícula. El recorrido por los 15 tramos de adoquines decimonónicos dejó secuelas en tiempo o en dolores musculares. Hoy no hubo capo de equipo que no tuviera un susto. Nadie salió ileso.
El paso por el pavé multiplica los riesgos. Es más fácil sufrir un pinchazo o caerse, pero más difícil recibir el auxilio mecánico a tiempo. Nada que ver con otras superficies sobre las que se rueda en bici. El desgaste físico es mayor. Se necesita habilidad, ubicación, fuerza y suerte. Es un reto físico y técnico. Un espectáculo intenso en medio de un caos. Ciclismo silvestre, salvaje. Un drama. Una guerra con algunas bajas y un número alto de heridos. Una locura.
Se sabía que iba a ser una etapa de eliminación. Lo fue. Incluso antes del primer tramo de adoquín Richie Porte se convirtió en la primera víctima. En el kilómetro 7 se fue al piso y de inmediato a casa. Con él se despidió José Joaquín Rojas. Otros cayeron antes, durante o después del pavé. No se fueron, pero continuaron con laceraciones, magulladuras y hasta fracturas, que dejan interrogantes sobre su condición física para las etapas de ascenso. La lista es larga: Kittel, Majka, Landa, Bardet, Urán, Groenewegen, Fulgsan, Gaviria, Van Garderen, Kwiatkowski, Froome y Egan Bernal. Muy pocos salieron ilesos, entre ellos Nairo Quintana. El pavé machacó, reventó piernas y mandó el ánimo de algunos al piso. Estaba previsto.
Jhon Degenkolb ganó la etapa. El alemán atacó a 20 kilómetros con los belgas Greg Van Avermaet e Ives Lampaert. Los superó en el esprint. Volvió a ganar después de un accidente que hace dos años casi trunca su carrera deportiva. Los aspirantes al título sortearon bien la jornada, a excepción de Rigoberto Urán que cedió 1’18» ante ellos. La suerte no le sonrío, pues besó el piso en dos ocasiones. Sin embargo, no hipotecó sus aspiraciones en la clasificación general, que tiene a 22 hombres en el margen de los 3 minutos. Nairo ocupa el puesto 21 a 2’50» del líder Greg Van Avermaet y Rigo cayó al 22, a 2’53».
Hoy hubo temblor pero no terremoto. Se corrió a la antigua, desafiando la incipiente carretera. Mañana será lunes de descanso y traslado hacia Los Alpes. Los sobrevivientes tendrá solo 24 horas para recuperarse del estrés físico y mental de hoy. A partir del martes hay tríptico alpino. Es tiempo de revisar los cuerpos para empezar a subir. El Tour está abierto.