El Magazín

Publicado el elmagazin

Carta de mi yo pasada a mi yo futura

fffCamila Builes

Todos los días repite que eres polvo de estrella y que un día fuiste furtiva como un río, que un día también fuiste el amarillo del arcoiris y que por todos esos sucesos, por todos los minutos, por todo lo que se tuvo que dar: tú llevas el universo entero en ti. No eres una casualidad, eres la unión de espacio, tiempo y magia.

***

Espero que cuando leas esto todavía te guste escribir tanto como lo hacíamos por este  entonces, que aún tengas en tu celular mil screenshots (pantallazos) de los aforismos que inventaba en el bus cuando el camino se hacía más largo de lo común o cuando por razones dispensables estaba más inspirada que otros días.

Cuando leas esto quiero que sonrías y recuerdes el enorme saco negro que usabas cuando lo escribiste. Ahora nos estamos preparando para un largo viaje que para entonces será un pasado o un continuo presente. No hay por qué temer, no tanto como ahora.

Cuéntame cómo va todo. Cuéntame si te hiciste más tatuajes, si el cabello por fin creció y si después de tantos años recuperaste su color natural. Dime que no olvidas los viejos rituales: las canciones en la ducha, las frases en la libreta, un libro por cada ciudad nueva. Dime que conociste varios mares, que purificaste tu alma en el viento, dime ¡POR FAVOR! que has viajado, que conociste Inihuatán, que oliste una jirafa.

¿Cómo están mamá y papá? Dime que has perdonado y sobre todo que te has perdonado. Espero que ya hayas pagado ICETEX, que estés haciendo lo que amas, lo que amamos desde siempre.

¡Ámate! Confía en tu espíritu que nos ha conducido por lugares increíbles cuando soltamos sus riendas. Cuida tu salud, por favor, dime que aún respiras con dificultad pero con ímpetu. Dime que cuidas tu corazón, que ahora prácticas más deporte de lo que hacíamos, antes, ahora, y que nuestros ojos siguen viendo atardeceres y buscando poemas por ahí.

Ahora estamos enamoradas. Hace cuatro años. ¿Aún lo estamos? ¿Siguen juntos? Si es así, muero de felicidad porque hemos sido libres para decidir estar con él y si no, no pierdas la fe en el amor que es la quintaesencia, lo que nos mueve, lo que hace caminar. Abre siempre tu corazón, ama al extremo del fin porque el resto son insignificancias. Suéltate, entrégate, vive al límite que el no hacerlo es una excusa para estar triste y vacío.

De vez en vez mójate cuando llueva, limpia tu espíritu. Libérate de esas ataduras que hemos inventado sin razón. Espero con todas mis fuerzas que hayamos escrito un libro. ¿Qué tal? ¿Qué sentiste? Fue como un hijo pero sin ser nuestro porque nada nos pertenece (ni las historias que contamos), y eso lo sabes desde antes de escribir esto. Dime que seguimos escribiendo sin importar que a la gente le guste, dime que lo hacemos porque todavía nos fractura, nos libera, nos jode, nos redime. Dime que sigues en conexión con Dios, que hablas con él cada mañana, que tu vida se nutre de su poder y de su amor.

Ve a Londres, a París, a India, a Argentina; ve a Barcelona. Ve a todo el mundo pero regresa a casa, a tu hogar, donde tengas una pequeña huerta y vivas cerca de los papás. Tú eres tu hogar, tu templo, por eso mantente limpia, en armonía. No pretendas nada que no se ajuste a tu aura; quiere tu cuerpo y no quieras ser lo que para todos es bello. Ya eres un tanto bella, a tu manera, con tu sonrisa y tus piernas gruesas.

Piérdete. Y no te encuentres hasta que no hayas fluido lo suficiente, hasta que no hayas soltado lo necesario. Nunca es tarde para nada. Recuerda los pequeños detalles. Recuerda que nos gusta cómo en lluvias fuertes se ven las gotas en los charcos: como personitas corriendo. Dime que no has olvidado, pero que ahora recuerdas sin dolor, sin resentimientos. Sin rabia.

¡Llora! No te guardes el mar en tus entrañas, no ahogues el dolor que te destruye. Llora, inúndate, pero nada; sal a flote: renace. Reconstruye cada vez que sea necesario tus alas.

Hoy se nos acumulan preguntas, dudas y proyectos; espero que para ese entonces se hayan disipado. Empéñate en buscar tu paz, tu unión con el cosmos. Todos los días repite que eres polvo de estrella y que un día fuiste furtiva como un río, que un día también fuiste el amarillo del arcoiris y que por todos esos sucesos, por todos los minutos, por todo lo que se tuvo que dar: tú llevas el universo entero en ti. No eres una casualidad, eres la unión de espacio, tiempo y magia; por eso no dudes: tus instintos son más viejos que tú; no como la conciencia y el ego, que son jóvenes y se limitan a la memoria (que a veces traiciona y se pierde, se nubla).

Dime que tienes una bici y que has vivido sola. Que no te arrepientes de nada porque todo lo hiciste con el corazón. Que algunos de nuestros sueños se han cumplido, y que los que no ha sido porque no era nuestro camino.

Sigue caminando, comiendo maní, amando a los animales y la naturaleza. Sigue dándolo todo; sigue dándolo sin esperar nada a cambio.

Lee. Lee todo lo que puedas y cuando puedas, no olvides que esa es la mejor manera de conocer otras mentes, otros mundos, otras vidas.

Podría escribirte tantas cosas que deberías hacer, pero supongo que ya las has hecho. Confío en ti, en lo que decidas desde el interior hasta el más allá. Ahora nos sentimos menos, espero que allá cuando leas esto no seas menos ni más. Sé para siempre tú; simple, de nadie.  Solo tuya.

***

Esta carta también es para Mon, con quien comparto un pedazo de alma.

 

Comentarios