Catrecillo

Publicado el Ana Cristina Vélez

Las dietas para adelgazar ¡no sirven!

Si el lector quiere ponerse a dieta no lea este artículo. Los estudios demuestran que el 95% de la gente que se pone a dieta y logra bajar de peso lo termina recuperando en un lapso menor de cinco años. Bajar de peso es un trabajo, es una ocupación, y muy pocas personas cuentan con el tiempo y la concentración mental para dedicar tremendo esfuerzo a tan desgraciado trabajo.

Casi todas las dietas para bajar de peso son efectivas, pero a corto plazo. Unas son mejores que otras, claro, y algunas son verdaderamente peligrosas. Si perder peso es difícil, mantenerse en el nuevo es casi imposible, y las razones son las siguientes:

Es importante lo que comes (pues la ingesta de azúcares hace todavía más difícil la pérdida de peso), pero en últimas, lo definitivo es que la cantidad de calorías que consumes sea menor que la que tu cuerpo necesita, solo así vas a lograrlo. Sentir un poco de hambre no es agradable; además, cuando se ha hecho dieta durante varias semanas, el apetito aumenta, el deseo y la avidez crecen, y el monstruo contra el que estabas luchando se vuelve más grande y fuerte.

Cuando se empieza a perder peso, las hormonas que regulan el apetito sufren modificaciones. Las que se encargan de indicar que ya estamos llenos, y que inhiben la ingesta de más alimentos, como la leptina, el péptido YY, el GLP-1, la colecistocinina, y la amilina, disminuyen cuando perdemos peso. La orexina y la ghrelina, que estimulan el hambre, se incrementan. El que hace dieta se descubre pensando en la comida en los momentos más inesperados. Y no es solo que piense con más frecuencia en la comida, es que el deseo se va centrando en aquellos alimentos ricos en nutrientes y calorías (un pedazo de torta con crema). El cuerpo le hace trampas a la mente. Además, el cerebro activa los mecanismos de recompensa, así que al ingerir un alimento calórico el placer se duplica. Por eso dicen que el mejor condimento es el hambre.

Poseemos mecanismos para restaurar el peso perdido, diseñados por siglos de evolución, que no se dejan vencer con la mera voluntad. Aquel que se pone a dieta sufre cambios metabólicos con el objetivo de gastar menos calorías: siente frío y desaliento. Basta que la temperatura del cuerpo baje un poco, y el ahorro de energía es enorme. Movernos menos y estar menos dispuestos a hacer ejercicio sí que ayuda a ahorrar calorías. La voluntad para hacer ejercicio disminuye con la dieta, pues el que consume menos desea gastar menos. Las cosas no paran ahí: la tasa metabólica en reposo baja (es la cantidad de energía que el cuerpo utiliza mientras está en reposo). Todos los cambios ocurren a favor de la recuperación del peso perdido, del tiempo perdido.

Otro cambio fisiológico producido por la pérdida de peso es el aumento de sensibilidad a la insulina. Aunque es algo positivo, tiene su costo: deja a las personas más vulnerables a la recuperación de peso. La insulina se produce en el páncreas, y de allí va al torrente sanguíneo. Su principal objetivo es permitir que la glucosa fluya a través de este, así las células toman esa glucosa para obtener energía. Ser resistente a la insulina significa que la glucosa no puede entrar en la célula, y por tanto se queda en el torrente sanguíneo; es cuando decimos que la persona tiene alto el azúcar.

La investigación experimental ha demostrado que el aumento de sensibilidad a la insulina, después de la pérdida de peso causado por  la dieta, predice la cantidad de peso que la persona finalmente va a recuperar. Los investigadores consideran que la recuperación de peso no depende solo de este factor, también de la reducción en el gasto de energía, ya mencionado.

El mecanismo para regular el peso es distinto en todos, por eso hay flacos y hay gordos. Esas regulaciones no dependen de la fuerza de voluntad, no son solo sicológicas, ni estriban en los hábitos, son sobre todo genéticas y biológicas. Los mecanismos complejos no se dejan modificar con mecanismos sencillos. Para ser gordo se necesitan la tendencia preexistente a ganar peso y la biología adecuada. La biología del peso depende de: la combinación de genes, los procesos metabólicos, los procesos hormonales, los procesos neurológicos, las bacterias que viven en el intestino, la alimentación, la cantidad de ejercicio que se realiza, el placer que se siente por la comida o por estar flaco (casi siempre el placer de comer es mayor que el de estar flacos).

No solo las dietas extremas son perjudiciales para la salud, sino que hacer dieta con frecuencia lleva a trastornos en la alimentación. Las drogas para bajar de peso, las anfetaminas para reducir el apetito, son peligrosas, crean dependencia y alteran el funcionamiento del cerebro. Los diuréticos, laxantes y pastillas para adelgazar como la fen-phen, poseen efectos secundarios dañinos e incluso fatales. Después de someterse a una cirugía bariátrica, se ha demostrado, alrededor de la mitad de los pacientes recuperan una gran parte o incluso todo el peso perdido. Es una decisión muy drástica que la persona debe considerar, sus complicaciones pueden ser serias.

Así que lo que hay que cambiar es el estigma social hacia el que está gordo. ¡No es falta de voluntad!  Es un descaro pensarlo así, no es carencia de disciplina, ni se es gordo por ser glotón o perezoso, ¡no! A las personas no se las puede valorar por el peso. Ser obeso es como tener una enfermedad en la cual el tratamiento muy rara vez funciona; y para colmos, la gente cree que el paciente es culpable de ello. Esto es muy injusto.

Dejar de comer no es como dejar el cigarrillo o el alcohol, pues hay que comer para vivir. Hay que pensarlo muy bien antes de someterse al sufrimiento de una dieta. No se debe olvidar que es muy poco probable que no se recupere el peso que se perdió, pues la conducta alimentaria está bajo un intenso control de los aspectos biológicos sobre los cuales las personas no tienen acceso ni dominio. Es preferible hacer poco a poco cambios pequeños para mejorar la alimentación, hacer cada día un poco de ejercicio, poner en la dieta muchos vegetales y frutas, pero sobre todo, disfrutar la vida y no dejarse JODER.

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