El Cuento

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El reto de Petro y el factor Fajardo

Con la apuesta para quedarse con la mayoría de votos por Fajardo –a pesar de que es casi un hecho que él no tomaría partido– comienza de lleno la carrera de Gustavo Petro  para dar la pelea para segunda vuelta, a pesar de que quedó  a 3 millones de votos de Iván Duque. ¿Qué tendrá que hacer Petro en las regiones para convencer y dar una sorpresa el 17 de junio?

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Por: Ricardo González Duque

En Twitter: @RicardoGonDuq

La elección presidencial parecería cantada a favor del uribista Iván Duque. En 2010, en la desinflada de la Ola Verde, Antanas Mockus logró el paso a la segunda vuelta contra un Juan Manuel Santos que por poco gana en la primera elección del 30 de mayo. El 46.6% que logró ese día, lo catapultó para que triunfara con casi el 70% de los apoyos en el balotaje del 20 junio. Esta vez –sobre todo por los miedos que genera Petro– la historia puede repetirse por cuenta de los 14 puntos de ventaja de Iván Duque. Sin embargo, el candidato de la Colombia Humana tiene aún unas fichas por jugar para revertir esa votación.

El panorama es el siguiente: el país se movió aún más a la derecha en las presidenciales, a pesar de la inédita votación que tuvo el candidato de izquierda. En 2014, Santos con las fuerzas a favor del proceso de paz, ganó en 19 departamentos y logró su reelección. Sin embargo, en 2016 esa misma unión logró imponerse en 20 departamentos, pero perdieron con el Sí en el plebiscito. Este año, los ‘pro-paz’ solo se impusieron en nueve departamentos con Petro y uno más –Bogotá– con Sergio Fajardo. Mientras tanto, los de Uribe y Duque, en contra del acuerdo de paz, ganaron 23 departamentos.

Ante esto, Petro tendrá que volver a traer a la centro izquierda a algunos de esos departamentos como Valle, Magdalena, Cesar y Bolívar, donde había ganado el Sí en el plebiscito por la paz y donde además triunfó Juan Manuel Santos en la segunda vuelta de 2014, cuando ya estaba aliado con sectores como el de Clara López y el mismo progresismo de Petro. Con eso recuperaría su apuesta de tener la región Caribe y el botín más alto en las periferias, representado por el Valle. Esa, en teoría, sería la tarea más fácil para el hombre de la izquierda, por los antecedentes de votación, sin embargo para el caso vallecaucano con un potencial de 3.4 millones de votantes, el reto será convencer por lo menos a la mitad de los 500 mil apoyos que tuvo Sergio Fajardo.

Difícil, pero no imposible para Petro, será obtener votos en departamentos en los que había ganado el No, pero habían votado por la reelección de Juan Manuel Santos. Es decir, lugares donde el uribismo ya ha perdido, aunque con maquinaria de por medio. Estos son Santander, donde el domingo la ventaja de Duque sobre Petro fue de 27.02%; y Norte de Santander, en el que el uribismo superó por 51.81% al progresismo.

La conquista aún más complicada para el exalcalde de Bogotá será en lugares donde la votación históricamente ha sido de derecha o conservadora. En Antioquia, Duque le sacó más de un millón de votos de ventaja, por lo que Petro no ganaría ni con todos los apoyos de Fajardo, que si bien no son necesariamente de izquierda, demostraron que no les gusta el uribismo y su candidato. En Cundinamarca y Boyacá, donde la ventaja de Duque sobre Petro fue del 20.14% y 18.57%, respectivamente, Petro tendría que quedarse por lo menos con el 70% de los votos de la Coalición Colombia para superar ligeramente a Duque.

El reto de oro para Petro será Bogotá, donde el voto es más progresista. Allí superó la votación con la que fue elegido en 2011, pero perdió el primer lugar con Fajardo. En la capital, tendrá que arañar por lo menos la mitad de esos votos si quiere que su candidatura sea viable en el enfrentamiento del 17 de junio con Duque.

Finalmente, una de las armas de doble filo que tiene Gustavo Petro es la de la participación, a pesar de que en segunda vuelta pueda ser menor dado que muchos electores de centro no se identifican con las dos opciones finalistas. Petro podría apostarle a reducir la alta abstención en zonas donde gana, pues el promedio de participación en los nueve departamentos donde triunfó es del 44.09%, mientras que el de los departamentos de Duque es del 50.62%. Esto puede tener dos lecturas: una, que el candidato de izquierda aún puede movilizar más gente y aumentar sus votos en esas zonas donde logró la victoria; o dos, que son regiones donde esa abstención difícilmente cambia, lo que no juega a su favor.

A su favor sí juega el descenso que ha venido presentando el uribismo desde 2006, cuando lo apoyaban partidos como la U. Para entonces, el expresidente Uribe fue reelecto contra Carlos Gaviria con 62.35 de los votos. Cuatro años después Juan Manuel Santos fue elegido por Uribe para ser su candidato y en esa ocasión se impuso 46.67% de la votación. Ya en 2014, en la disputa entre Santos y Zuluaga, un nuevo pulso por la paz, el uribismo sumado con Marta Lucía Ramírez, registraba el 44.47%. El desafío de Duque es fácil, el de Petro no.

El reto que comienza Petro por las regiones del país durante estas tres semanas para apretar la disputa con Duque, tendrá como protagonista al voto de Fajardo. Sin embargo, y a pesar de que un sector de la sociedad se lo pide, el ex gobernador de Antioquia ya dejó claro que no habrá un guiño suyo para apoyar a uno u otro candidato.

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