Más allá de la medicina

Publicado el jgorthos

¡CUÁNDO CALIENTA EL SOL, ALLÁ EN LA PIEL! DAÑOS ACUMULATIVOS Y CRECE EL CÁNCER DE PIEL

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En estos días de vacaciones se aumenta la exposición al sol porque buscamos el aire libre… Son días de deporte, playa, campo, actividades fuera de casa que proporcionan calma e invitan a disfrutar el sol.  El mismo que broncea, ayuda a fijar el calcio en los huesos, pero que también quema…

Por esto hoy vamos a entender dónde y cómo en forma silente aparece el cáncer de piel en nuestras vidas y qué podemos hacer para enfrentar la posible amenaza.

La piel es el órgano del cuerpo con mayor extensión; puede tener entre 1,5 y 2 metros cuadrados y hasta 3 kilogramos de peso. Un área del tamaño de una uña puede llegar a tener hasta 3 millones de células, 90 cm de vasos sanguíneos, 100 glándulas sudoríparas y 3,7 metros de nervios. Su espesor varía dependiendo el sitio y va desde 0.5mm hasta 1 cm.

Cada centímetro de piel tiene alrededor de 3 500 000 de corpúsculos especializados para identificar el dolor; de éstos, 500 000 son para detectar diferentes percepciones táctiles, 250 000 para detectar el frio y el resto para el calor.

Como pueden ver es un órgano complejo y altamente especializado que, además, se convierte en la principal barrera para nuestro contacto con el medio ambiente.

Aunque hoy algunos estudios esperanzadores muestran reducción en el daño de la capa de ozono, la irradiación ultravioleta está presente y, dependiendo las épocas del año y de zonas del planeta en donde vivamos, estamos expuestos a mayor o menor radiación.

La principal causa de riesgo en el cáncer de piel es la radiación ultravioleta (UV), que hace parte de la luz solar y puede generar una lesión en las cadenas del ácido desoxirribonucleico (A.D.N) de los genes que regulan el crecimiento de la piel y sus cambios.

Existen diferentes tipos de radiación UV:

  1. Los rayos UVA que la mayoría llega casi a la tierra y alcanza a penetrar la capa superficial de la piel. Estos pueden generar la pigmentación, cáncer cutáneo y envejecimiento prematuro.
  2. Los rayos UVB, absorbidos por la piel en menor grado, favorecen el bronceado tardío y pueden provocar quemaduras y cáncer de piel.
  3. Los rayos UVC que son muy peligrosos, pero son retenidos por la capa de ozono.
  4. Los Rayos infrarrojos IR que colaboran con el mantenimiento de la temperatura necesaria para el desarrollo de la vida en la tierra. Estos atraviesan la piel y generan envejecimiento.

Además del sol, encontramos otros factores de radiación como las cámaras bronceadoras y el uso inadecuado de cremas para broncear.

  • Los rayos ultravioleta del sol son más intensos entre 10 a.m. y 4 p.m.

Las estaciones de mayor potencia de estos rayos son primavera y verano.

Las zonas cercanas al Ecuador presentan riesgo de afectación por radiación UV.

Por rebote, superficies como la arena, la nieve, la hierba, el agua y el pavimento potencian la exposición a los rayos UV.

Generalmente el cáncer de piel afecta las personas mayores de 50 años, pero estadísticamente ha venido en aumento el grupo de personas jóvenes que está siendo afectada por esta enfermedad.

El cáncer de piel tiene tres tipos grandes: el carcinoma baso celular, escamo celular y el melanoma principalmente.

La Organización Mundial de la Salud (O.M.S) estima que de no controlarse y generarse cambios en los hábitos de vida, para el 2030 el cáncer habrá llegado a tener una tasa anual de un 3 %.

Debemos entender que las quemaduras o lesiones de piel por luz ultravioleta son irreversibles y favorecen un factor de acumulación en el tiempo, en la medida que nos exponemos en forma repetitiva y sin cuidados adecuados.

EL diagnóstico no requiere exámenes especiales o costosos, lo más importantes es un espejo y la observación cuidadosa cuando se presenten cambios en lunares, verrugas o la aparición de manchas o lesiones persistentes y nuevas en zonas de exposición como cara, orejas, brazos y cuellos que, por lo general, son las partes de nuestro cuerpo más expuestas a la radiación UV. Las fotografías de la lesión permiten evidenciar cambios, convirtiéndola en herramientas Indispensable para que el diagnóstico y tratamiento sea más oportuno por parte del Dermatólogo.

Todos nos exponemos al sol, pero algunos somos más susceptibles a padecerlo. Por esto si alguna de estas preguntas es afirmativa, indica que tienes un mayor riesgo de cáncer de piel:

¿Me quemo o me bronceo al exponerme al sol?

¿Soy de tez blanca, de ojos claros o pelo rubio o rojo, pecoso?

¿Tengo historia de cáncer de piel o alguien en mi familia la tiene?

¿Tengo más de 50 lunares?

¿Consumo agua, medicamentos con arsénico?

¿Vivimos en la zona ecuatorial?

¿Vivimos en la montaña?

¿Mi actividad diaria implica exposición solar directa?

¿Fumo?

¿Estoy expuesto a pesticidas con arsénico?

Utilizo hidrocarburos

¿Estoy expuesto a radiación ionizante?

¿Uso cámaras de bronceo?

¿Hago o hice tratamiento con Fototerapia?

¿Tengo alguna herida crónica en la piel que no sana?

¿Tengo diagnóstico de lupus eritematoso discoide de larga data?

¿Estoy inmunosuprimido por enfermedad o medicamentos?

¿Enfermedades genéticas como Xeroderma Pigmentoso, Albinismo, Sindrome Carcinoma Basocelular Nevoide…?

Tengo queratosis actínica?

Definitivamente las medidas preventivas y de cuidado son las más importantes. Debemos empezar por replantear el hábito de exponernos al sol en playas y en sitios de verano para lograr el anhelado color canela en nuestra piel.

Quienes realizan deportes al aire libre deben usar ropa adecuada con telas especiales que los proteja y, así, disminuir el riesgo de contacto con la luz UV.

El color de la ropa también es factor de protección. El negro definitivamente es el mejor. Por ejemplo, en el desierto, los beduinos lo utilizan en sus trajes para protegerse de los inclementes rayos del sol.

El uso de sombreros y cachuchas también disminuye el contacto directo con la cara y en personas con poco pelo contra resta la aparición del cáncer de piel. Gafas con protección solar UVA- UVB

Finalmente, el uso de filtros solares con protección para radiación UV es clave ya que disminuye los efectos nocivos de los rayos UV. Estos filtros vienen en diferentes presentaciones: lociones, cremas, ungüentos y maquillajes especializados. Protector solar UVA – UVB SPF 30-50 replicándolo cada 3 horas en la actividad diaria no al aire libre y cada 2 horas en actividades al aire libre.

Pero la elección de estos productos debe estar basada en la recomendación de un dermatólogo que, de acuerdo con nuestra piel y escenarios en donde nos movemos habitualmente, nos sugiere el  mejor protector solar.

En el mercado aparece un sinnúmero de elementos químicos que se combinan y brindan protección solar. Hace unos años la modelo Gisele Bundchen puso en el ojo del huracán los productos solares para la prevención, pues hizo el lanzamiento de sus productos naturales. La discusión fue la critica a los productos conocidos para vender sus productos. Debe primar la evidencia científica y no el interés comercial. Estas discusiones las debemos entender con cuidado y no tomar decisiones sin el debido estudio.

Por todo lo anterior, disfrutemos del aire libre con responsabilidad y con el cuidado que nos permita a futuro no tener sorpresas y malos ratos con la aparición de lesiones que terminen siendo evidencia del cáncer de piel.

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