El nuevo gobierno entrante reivindica que Colombia vuelve a ser un país donde se puede soñar. Desde ya los territorios se vislumbran alcanzando el primer sueño: ser escuchados. Bien hizo Gustavo Petro en lanzar, junto al Acuerdo Nacional, los ‘Diálogos Regionales Vinculantes’ para determinar la agenda pública en los territorios. ¡Ya era hora de dar voz a los territorios!
Las comunidades periféricas llevan décadas levantando un clamor por la paz y, justo cuando creyeron tenerla, Iván Duque se las arrebató sin ningún pudor. El expresidente ignoró sus voces y las convirtió en susurros imperceptibles,lo que no pudo arrebatarles fue la dignidad, ni silenciar el grito de una sociedad cansada de la violencia.
Es urgente dejar de vivir y expresarnos con los antónimos de paz. Según un artículo de Vivamos Humanos: Arauca, Buenaventura, Caribe, Catatumbo, Caquetá, Cauca, Chocó, Córdoba, Costa Pacífica Caucana, Guaviare, Magdalena Medio, Nariño, Putumayo- región Andino Amazónica, Sucumbíos y Piamonte y otros territorios- “sufren una agudización de la crisis humanitaria, ligada a la presencia de diferentes actores armados en estas zonas y del incumplimiento del Acuerdo Final de Paz en estas zonas”. En resumen, hacer la paz es imprescindible para que el futuro de este país sea viable.
Cerca de 10 millones de colombianos están sufriendo las consecuencias de la falta de voluntad política de Iván Duque, pues el conflicto ya volvió a sus territorios. La cifra anterior es en sí misma escandalosa porque cerca de 20% de la población de estos territorios está siendo amenazada por la reactivación del conflicto. Además, empeora al revisar en detalle lo que hay detrás de ese número: desplazamiento forzado, restricciones a la movilidad, homicidios en persona protegida, masacres, atentados, obstrucción de acceso a servicios, confinamientos, combates y atentados.
Afortunadamente, vimos el fin del gobierno de ‘las cifras vacías’. En los cuatro años, combatieron la guerra con más violencia y los resultados numéricos fueron siempre más importantes que la vida. Es momento de actuar con decisión, mostrar voluntad política e implementar por fin el Acuerdo de Paz. No es posible que nuestro pluralismo y la diversidad sean nuestra gran tragedia: seguir enfrentados por el solo hecho de ser diferentes, sino que el diálogo nos permita saldar la deuda histórica que tenemos con las comunidades que hemos condenado al olvido.
Después de estos cuatro años quedó demostrado que la paz no es posible sin los territorios. Las mesas y procesos humanitarios de los territorios antes mencionados, a los que acompañamos desde la Fundación Vivamos Humanos, han hecho seguimiento juicioso al escalamiento de la violencia. La lucha diaria de estas comunidades es por la humanización del conflicto que quedó pendiente en el Acuerdo de Paz. Los territorios exigen de manera urgente el derecho a la VIDA.
Subir el volumen de la voces de los territorios jamás inquietará a quienes tenemos voluntad de paz. Por eso, integrantes del nuevo gobierno escucharon a más de 300 líderes sociales que se reunieron en la Cumbre Humanitaria Nacional y le presentaron a Colombia entera Agenda Humanitaria donde predomina el derecho a la vida con la implementación del Acuerdo de Paz y la reactivación de los diálogos con el ELN.
Las voces de los territorios tejen paz y Colombia entera debe saber que sin ellos la paz no es posible.