Reflexión: ‘Moralidad cívica y personal’
“A través de la historia, las creencias éticas han tenido dos orígenes diferentes, uno político, el otro relativo a las convicciones morales y religiosas de la persona. En el Antiguo Testamento, las dos aparecen separadas: una es Ley, y la otra, los Profetas. En la Edad Media hubo la misma distinción entre la moralidad oficial inculcada por la jerarquía, y la santidad personal enseñada y practicada por los grandes místicos. Esta dualidad de la moralidad personal y cívica, que persiste aún, tiene que ser tenida en cuenta necesariamente por cualquier teoría ética adecuada. Sin moralidad cívica, las comunidades perecen; sin moralidad personal, su supervivencia carece de valor. Por lo tanto, la moralidad cívica y la personal son igualmente necesarias en un mundo bueno”.
Bertrand Russell
Fuente:
‘Diccionario del hombre contemporáneo’.
Santiago Rueda, Editores.
Buenos Aíres. 1963.
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