Cosmopolita

Publicado el Juan Gabriel Gomez Albarello

WikiLeaks sigue vigente

El estruendo, el escándalo, el sonido y la furia… parece que ya todo, o casi todo, quedó atrás. De los titulares y de aquellos viajes de la Secretaria de Estado a consentir a sus clientes queda un recuerdo, otro más, entre rutinas y olvidos. Con mucho menos ruido han seguido varias causas judiciales: con tinte conspirativo, una en Suecia, quizá como la de DSK – esa es la sospecha; otras dos en Estados Unidos: contra un soldado tenido por sospechoso y contra un caballero de la sospecha, filtrador por excelencia: el artífice de exponer en la red a los estados con la lista de sus mentiras.


Se ve tan lejos… Desde entonces hasta hoy han ocurrido tantas cosas: en la plaza de la libertad cayó Mubarak; un tsunami arreció y borró a Fukushima; los que eran amigos de Gadafi ya no lo son y en Bahrein, en Siria y en Gaza hay quien se pregunta si alguien más escucha sus gritos (¿tú, tal vez?); vimos en el cine Temple de Acero, El Discurso del Rey y también Trabajo Confidencial; luego un montón de gente en la Puerta del Sol le muestra al mundo una sobria indignación y le espeta a los políticos de profesión, “No nos representan”; Chávez revela que padece de cáncer y Chomsky le acusa de asaltar la democracia.


No comenzamos este incendio (…)” (We didn’t start the fire)


Para lidiar con este mundo, la sabiduría del lunfardo viene, a veces, al rescate. “Todo es igual, nada es mejor” es la consigna de la época, la que horada, la que ahueca, la que ablanda. Llegan los facinerosos, los del credo de la señal del pecado original, los de “todos nacimos con la semilla de la corrupción.”


¡Nada! ¡Nada para ustedes! Hay mucha determinación con ideas, muchas verdades con pasión, mucho más poder del que se imaginan para decir la verdad y no dejarse callar. WikiLeaks sigue vigente.


A comienzos de este mes, WikiLeaks le recordó al mundo lo que dijo el Secretario del Tesoro de los Estados Unidos sobre el cerco financiero que le han puesto en su contra: no hay fundamento legal.


Las entidades financieras que temen las filtraciones y/o las represalias de gobiernos ofuscados con las filtraciones obran contra la libertad de expresión y contra la historia. Esto no lo dijo el Secretario del Tesoro, pero es verdad. Si hay que demostrarlo, ya veremos. Por lo pronto, ahí están los tribunales. WikiLeaks ha anunciado que piensa recurrir ante la justicia si no cesa el ilegítimo e ilegal cerco financiero en su contra.


Aquí en Colombia la causa también sigue abierta. Jorge Humberto Botero, quien fuera presidente de la Asociación Bancaria, ha puesto el peso de su autoridad moral del lado de la libertad y de la igualdad, del fin a una discriminación odiosa; ha intervenido para que se incline la balanza en el caso de la negativa del banco BCSC a tramitar una donación a WikiLeaks.


Yo los invito a leer, si no lo han leído, el blog que escribió hace ya varios meses y el derecho de petición que interpuso en favor de esta causa, que adjunté al final de esta entrada.


El asunto sigue en manos de la Superintendencia Financiera, la cual le ha pedido al banco BCSC que me responda y también que explique su reticencia. En lo que respecta a la protección debida a nuestros derechos como consumidores del sistema financiero, pronto sabremos a qué atenernos.


Conforme a lo que he sostenido acerca de la Constitución de 1991, es crucial que los ciudadanos tomemos conciencia del poder encarnado en esos derechos y de que lo pongamos en movimiento. De esto se trata también este asunto. De otra manera, ¿qué sentido tendría nuestra Constitución? Si alguien dice que ella no es más que un inerte pedazo de papel, cuidado. La Constitución somos nosotros. De nosotros es de quien se predica la inercia o la vigencia.


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