Por. Daniela Corredor Pulido
A dos meses del inicio del paro nacional se ha discutido sobre diversos temas, entre ellos la seguridad alimentaria, relacionada a la subida de precios y la escasez de algunos alimentos en estos últimos meses. Con frecuencia escuchamos en los medios de comunicación que los bloqueos pusieron en una situación de inseguridad alimentaria al país, sin embargo ¿Qué tan cierto son estos señalamientos? ¿Vale la pena analizar la situación alimentaria del país con una visión retrospectiva y menos coyuntural? Efectivamente, es pertinente que la crisis alimentaria del país se analice como una situación crónica. Si bien la pandemia y el paro nacional son eventos transitorios, tienen un efecto directo en la capacidad de producción o acceso a la cantidad necesaria de alimentos para mantener un buen estado nutricional.
Partiendo de la coyuntura, es evidente la relación entre la subida de precios y la escasez de algunos alimentos en estos meses con los bloqueos en el marco del paro nacional. Sin embargo, es bastante temerario la relación que en ocasiones hacen algunos medios sobre el posible colapso de la seguridad alimentaria a causa de esto. Además de ser apresurado, desconoce que la situación alimentaria del país viene en crisis desde hace tiempo y se ha visto agudizada con la pandemia.
Ahora bien, ¿Cuál es la situación alimentaria en el país? Según la encuesta realizada por la Red de Ciudades Cómo Vamos y la Fundación Corona, 1 de cada 3 personas/hogares están en situación de inseguridad alimentaria entre 2020 y 2021, lo que equivale al 33% de las personas encuestadas. Las cifras corresponden a datos de 38 ciudades y municipios del país. Adicionalmente, la encuesta Pulso Social realizada por el DANE en febrero de 2021, revela que en las principales ciudades del país el 69,6% de hogares cuenta con las tres comidas diarias, el 27,9% cuenta con dos comidas diarias y el 2,2% cuenta con una sola comida al día.
Según la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) los problemas de inseguridad alimentaria en Colombia se viven con mayor intensidad en ciertos grupos poblacionales, sobre todo los más pobres y vulnerables de las zonas rurales y en las periferias urbanas, debido a la dificultad para acceder al mercado de alimentos. Esta situación está relacionada con las desigualdades históricas que han ampliado no sólo las brechas entre pobres y ricos, sino también entre lo urbano y lo rural, pues dicha inseguridad alimentaria no radica en la escasez de alimentos, sino en la imposibilidad de acceder a ellos.
¿Pero qué relación hay entre seguridad alimentaria y desigualdad social? La seguridad alimentaria según Alejandro Mantilla es “cuando todas las personas, durante todo el tiempo tienen acceso físico, social y económico a la alimentación suficiente, segura y nutricionalmente necesaria para satisfacer las necesidades nutritivas y las preferencias alimentarias que le permitan llevar una vida activa y saludable”. En Colombia no hay tal situación, el 42,5% de personas viven en situación de pobreza monetaria y el 15,1% en pobreza monetaria extrema, demostrando que un importante porcentaje de la población, para 2020, no tenía acceso económico al mercado de alimentos; sin mencionar que la cifra de pobreza monetaria aumentó 6.8% con respecto al año anterior.
A pesar de que la pobreza monetaria en centros poblados y rural disperso disminuyó 4,6% en el 2020, sigue siendo un 0,4% superior al porcentaje nacional. A su vez, las ciudades y las cabeceras municipales aumentaron un 10,1% de índice de pobreza monetaria, casi llegando a los mismos valores que en las zonas rurales. Sin duda la pandemia ha golpeado en términos de pobreza monetaria más a las zonas urbanas debido al estancamiento de la economía por las medidas preventivas y el aumento del desempleo.
El Paro Nacional dejó en evidencia que la discusión sobre la seguridad alimentaria debería darse en torno a la desigualdad. Seguirá existiendo inseguridad alimentaria mientras no acabemos con la desigualdad social que también es producto de la implementación de políticas neoliberales del gobierno nacional y de los gobiernos locales que impulsan la acumulación por desposesión, es decir, la redistribución de lo que poseen los pobres hacia los ricos, como lo afirma el geógrafo David Harvey. Mientras no haya una superación de este tipo de políticas difícilmente podremos hablar de igualdad social y económica. Además, la deficiente implementación de los acuerdos de paz estanca las soluciones a esta problemática.
Por lo tanto, la discusión de la seguridad alimentaria es prioritaria cuando existen 7 millones de personas en Colombia con un consumo insuficiente de alimentos y sus soluciones deberían girar en torno a lo relacionado con la soberanía alimentaria permitiendo a las comunidades ser quienes resuelvan sobre su propia política alimentaria y convertirlas en un actor fundamental de las decisiones en torno a la producción y acceso a los alimentos.