Con los pies en la tierra

Publicado el Observatorio de Tierras

Ausencia estatal, conflicto armado y Covid-19: las tres plagas.

Por: Kelly Aljure

Debido a que había 90 indígenas con síntomas relacionados a Infecciones respiratorias agudas, el 15 de marzo el promotor de Salud se desplazó al municipio  de Riosucio (Chocó) para solicitar una brigada de salud sin obtener respuestas efectivas. De acuerdo con la Alerta Epidemiológica No. 001 emitida por el Sistema de Monitoreo Territorial de la Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC) el pasado 17 de abril en la comunidad indígena Embera Dóbida, del resguardo Peña Blanca – Río Truando en el municipio de Riosucio, se registró el deceso de un bebé de 3 meses afectado por tos seca y fiebre, una bebé de 4 meses de nacida con dolor de oído y una mujer adulta con 60 años afectada por dolor de cuerpo y tos seca.

El equipo técnico del Sistema de Monitoreo Territorial (SMT) de la ONIC, señaló un panorama de desatención general que responde a un problema estructural en el sistema de salud del departamento del Chocó. Por un lado, aunado al difícil acceso físico a las comunidades, ya que las formas de transporte son escazas, en medio de una zona boscosa y semihumeda. Y por el otro, debido al control que ejercen actores armados, en este caso las Autodefensas Gaitanistas, que no han permitido la entrada de las alcaldías municipales ni de las autoridades a los territorios.

En ese sentido, la apuesta por parte del movimiento nacional indígena es crear un cordón humanitario que facilite el control de la situación y abrir espacios de coordinación con la Cruz Roja y Médicos sin Frontera en poblaciones que se encuentran confinadas. De acuerdo con Armando Wouriyu Valbuena, exconsejero de la ONIC y representante de la Comisión Étnica de Paz, lo primordial es conformar una brigada de salud para saber en términos generales cuál es la situación, y coordinar acciones tomando en cuenta lo que evalúan las autoridades locales.

Además, el mapeo realizado por el SMT permite identificar las capacidades de las organizaciones profesionales para generar intercambios y evitar poner en riesgo a las comunidades. Los intercambios, como dice Wouriyu, son de todo tipo, tanto en términos de plantas medicinales, como alimentos y  experiencias o prácticas.

En palabras de Aida Quilcue, consejera de Derechos Humanos de la ONIC y representante del Consejo Regional Indígena del Norte del Cauca, se han realizado algunas gestiones de ayudas humanitarias. En primer lugar, se ha estado al tanto de cómo avanza la situación los pueblos indígenas; en segundo lugar, de acuerdo a la situación, se han hecho peticiones en materia de salud al gobierno colombiano; en tercer lugar, se ha observado cómo están operando las ayudas humanitarias teniendo en cuenta a las regiones más apartadas y en cuarto lugar, se ha señalado la presencia del conflicto armado, el cual sigue constante en estos tiempos de pandemia, llevando al exterminio físico y cultural de los pueblos indígenas.

Por otro lado, en estos momentos la guardia indígena es considerada como uno de los elementos claves, pues como señala Wouriyu contribuye en el control territorial y en la aplicación de protocolos. Sin embargo, la guardia aún se encuentra en un mapeo y se le ha dificultado la comunicación con organizaciones del Amazonas. Existen organizaciones donde la comunicación es más fluida pero con otras no, con algunas el contacto ha sido vía telefónica, con otras a través de internet, pero se sigue buscando formas de proceder porque es muy complejo mantenerse en contacto.

Quilcue resalta la importancia de intercambiar experiencias entre las comunidades indígenas y propone desarrollar un mecanismo que las articule, partiendo de la experiencia en el Cauca, para que otros comiencen a ejercer gobernabilidad en sus territorios.

La guardia indígena está haciendo control territorial. Para el caso del Cauca hay 400 puntos con 12 mil guardias indígenas, a nivel del país estará de acuerdo con cada departamento y sus formas cosmogónicas, de tal manera que ha sido uno de los mecanismos relevantes en salvaguardar la vida y el territorio.

Partiendo de lo anterior, no solo el Covid-19 está afectando a los pueblos originarios, el Consejero Mayor, Luis Fernando Arias, señaló la existencia de otras dos pandemias. Por un lado, el conflicto armado que ha cobrado la vida de los pueblos; pandemia que aun en esta situación tan compleja se mantiene, pues a pesar del cese al fuego declarado por el ELN hasta el 30 de abril, otros grupos como las paramilitares y las disidencias de las FARC siguen recrudeciendo el conflicto. Por otro lado, el centralismo político y económico donde las decisiones se toman desde el centro, despojando de cualquier autonomía a los pueblos originarios.

Finalmente, el intelecto de las naciones en la recreación del pensamiento deberá restablecer el orden de las cosas y reconocer nuevos horizontes de sentido, el cual contribuye a reforzar las carencias estructurales del gobierno y decirle al mundo entero que en los pueblos originarios no se encuentran en el pasado sino el futuro.

 

 

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