¡La República es viable en América Latina! Las cosas están tan complicadas, que hubimos de viajar hasta Catar para confirmarlo.
El finalizado campeonato mundial de fútbol 2022 se habría convertido, no sólo para la Argentina, en un excelso laboratorio republicano.
Como hace mucho tiempo no lo hacíamos, un puñado de latinoamericanos logramos jugar adueñándonos del balón hasta hacernos campeones mundiales.
Ninguno de los latinoamericanos que jugaron ese domingo en el estadio Lusail se ocupó de los jueces.
Como suele ser propio de la justicia, aceptaron un penalti inexistente, el primero, y el castigo de otro parecido. (El Poder Judicial es relativamente ciego).
Representantes de trescientos millones de ciudadanos que en franca lid elegimos a los argentinos para portar nuestras banderas ante el mundo, nos probamos capaces de dieñar y aplicar reglas de juego ganadoras luego de dificultosas contiendas.
Recuperarse de la derrota en el primer partido, exigió de los argentinos sacar de sí las mejores virtudes consensuales, las mejores calidades transaccionales y la más grande resiliencia. Esto es, las mejores virtudes republicanas.
Llegar al 18 de diciembre para imponerse sobre Francia tuvo como condimento fundamental aprender que podemos jugar como una orquesta, sin reparar en qué color tienen las cuerdas, qué tamaño los vientos o qué tanto resuenan las percusiones sobre el césped.
La inobjetable inmensidad de Mbappé le dio mayor brillo al triunfo. Logramos pasar por encima de su equipo, mas no del brillante jugador. Porque así es el fútbol: un juego de conjunto. Un verdadero laboratorio republicano.
Esta conjunción republicana entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, fue produciendo frutos minuto a minuto haciendo que Francia se viera, una y otra vez, obligada a remontar el marcador.
Los poderes republicanos puestos en lisa sobre el césped catarí, no trataron a Francia como vulgar enemigo sino como adversario.
Ello nos permitió gozar viendo darse la mano entre lesionados tras numerosos empujones, codazos, zancadillas y golpes propinados y recibidos en todas las partes del cuerpo.
La (Se)Lección republicana tuvo como otra gran virtud la de no temerle a las reglas de juego que la obligaron a jugar hasta el final durante largos y no menos ardorosos 130 minutos.
Aceptando que había llegado a Catar por sus propios méritos, no por los de algún tercero, la (Se)Lección demostró que los latinoamericanos somos capaces de producir respetando nuestras virtudes y las de los adversarios.
Así como pocas veces estos años, la republicana (Se)Lección argentina se erigió ante su propio pueblo y ante el resto del mundo como ejemplo a seguir. Todos los latinoamericanos recordamos en Catar que ¡sí podemos!
Como pocas veces, logramos autónoma y profesionalmente mostrarnos capaces de triunfar sin atropellar adversarios, sin demeritar oponentes, sin ningunear contradictores.
Como pocas veces durante estos años de una frágil democracia, un puñado de argentinos acaban de probarse a sí mismos y al planeta que en el Sur podemos triunfar actuando como propietarios de la república, no como sus arrendatarios.
Que podemos triunfar dando, no pidiendo.
Que podemos triunfar trabajando, no mendigando.
Que podemos triunfar con los recursos propios, no sólo con los ajenos.
¡Gracias Argentina!
Congótica. Conviene incluir en el balance las burlas desobligantes de algunos argentinos contra sus adversarios, tan pronto se terminó la franca lid.
Congótica 2. Zoológico que se respete, precisamente por republicano cuenta con todo tipo de animales.
*Versión ajustada de su original publicado en: https://www.federalismoylibertad.org/una-seleccion-republicana/ diciembre 2022