Bernardo Congote

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¿Para qué sirve ser Viejo en Colombia?

En Colombia la pregunta: ¿Usted es mayor de 60?

¡se formula para atropellarnos!

En la Familia. La llamada célula de la sociedad es el primer escenario donde permitimos el mal trato. Buena parte de nuestras emociones las dedicamos a presentar excusas, no a exigir buen trato.

Permitimos vergonzosamente que nuestros  hijos olviden que les dimos la posibilidad de vivir.

Y cuando manifiestan algún afán, les permitimos que “busquen qué hacer con nosotros”, en lugar de coperar para que hacer algo junto con nosotros.

Podemos crear empresas; podemos crear partidos políticos; podemos cambiar de vivienda; de carro; de país. Y  podríamos hacerlo juntos, pero  les permitimos que nos descarten “para eso”. Y, peor, que a cambio nos manden limosnas.

En nuestro Barrio. No participamos siquiera en la Junta de Administración del conjunto en que vivimos. Y menos en la Junta de Acción Comunal. No actuamos para la mejora u ornato de nuestras zonas verdes. No hacemos que nos respondan los derechos de petición ciudadanos. Es más. ¡Ni siquiera los enviamos! (Apenas si nos quejamos con otros viejos).

Si ello no bastara, los mayores solemos cruzar las calles por cualquier sitio; o desconocer los semáforos; o echar basuras al piso; o no recoger las heces de nuestras mascotas. De alguna manera el maltrato que recibimos, también hacemos por merecerlo.

¿Y en nuestra ciudad? Permitimos que no haya empleos para «los viejos». Permitimos que la edad sea obstáculo y no garantía para trabajar productivamente y, mejor, garantizar la productividad corporativa.

Permitimos que las instituciones de salud, las bancarias, las comerciales o las de servicio al pensionado, se pasen por la faja su obligación de disponer para nosotros zonas de atención preferencial.

Permitimos que los menores ocupen las sillas preferenciales del transporte público. Y que en las entidades educativas los adultos mayores seamos declarados como objetivo para sacarnos. ¡Ahora que ya logramos vivir sanos hasta los 90 años, ya no podemos enseñar sino hasta los 75!

¿Y en nuestras regiones? Permitimos que nuestros nombres, junto con los de los niños, encabecen las listas de los decapitados, los desplazados o los despojados de tierra a manos de los “12 Apóstoles” o cualquier otro narco-paramilitar.

O permitimos que los hospitales sean feudo podrido de la corrupción politiquera, cohonestando que los menores hagan y deshagan con el patrimonio que hemos construido por años.

¿Y en nuestro país? Permitimos que las entidades financieras nos desechen como sujetos de crédito, luego de haber dedicado buena parte de nuestras vidas a pagarles nuestras deudas.

Permitimos que las pensiones se nos paguen como si fueran limosnas. Dejando olvidar que cuando trabajamos ahorrando, liberales y conservadores convirtieron nuestras pensiones ahorradas en el ISS en la caja menor de sus negociados politiqueros.

Y como ahora el Estado tiene que pagarlas de los impuestos, permitimos que cada imberbe ministro o legislador quiera gravarlas impunemente.

Y permitimos, además, que a los pensionados nos cobren el porcentaje pleno de aportes a la salud (¡12%!). De modo que, ahora viejos, ¡pagamos más que cuando éramos trabajadores activos!

Y si queremos trabajar porque sí sabemos y podemos hacerlo, hemos permitido en silencio que el artículo 19º de la ley 4ª 1992 ¡nos prohíba trabajar en el Estado!

Ese mismo Estado que nos robó nuestros ahorros pensionales, es el que nos prohíbe trabajar con él. ¡Ese Estado que se queja por nuestra “carga pensional” (¡!) nos impide que paguemos, trabajando, nuevos impuestos en beneficio del Tesoro Público!

Y, peor, hemos permitido en silencio que las altas cortes desconozcan arbitrariamente demandas de inconstitucionalidad contra estas leyes violadoras de nuestros derechos fundamentales.[i]

¡Hasta hoy, hemos permitido en silencio que los jovenzuelos atenten contra la Nación, la región, la ciudad, el barrio y la familia que hemos trabajado por construir!

¡Somos una inmensa minoría en capacidad de contrarrestar las decisiones ilegales o ilegítimas!

¡Somos una inmensa minoría habilitada por las canas y las ganas para seguir construyendo una Colombia Amada!

Adulta(o) Mayor: Manifieste su disposición a construir un proyecto cívico creador del buen trato hacia los adultos mayores. Escríbanos a [email protected]

[i] Referencia: Expediente D-14073 / Actor: Bernardo de Jesús Congote Ochoa Asunto: Demanda de inconstitucionalidad en contra del artículo 19 de la Ley 4ª de 1992 / Magistrada sustanciadora: PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA / Bogotá, D. C., veintitrés (23) de febrero de dos mil veintiuno (2021). RESUELVE Primero. INADMITIR la demanda D-14073 interpuesta en contra del artículo 19 de la Ley 4º de 1992.

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