Desde siempre Teleduque se ha quejado del odio. Y como de la riqueza del corazón habla la boca, probablemente vea en los demás el odio que se tiene a sí mismo. [i]
También ocurre en la Argentina. Cristina Kirchner (Uribe con falda), permanentemente habla de que los argentinos que no están de acuerdo con ella ¡odian a la Argentina![ii]
¿Y en Venezuela? El espécimen llamado Maduro, se inventó una “Ley Constitucional contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia», también conocida simplemente como Ley contra el Odio.[iii]
¿Por qué razón les preocupa el odio a casi todos los dictadorzuelos?
Puede ser porque el odio crece en proporción inversa al nivel del conocimiento. Tal como lo anunció Nietzsche “… el conocimiento va implantando un nuevo hábito: el de comprender, el de no amar ni odiar, el de ver desde lo alto…”[iv]
Por supuesto que “ver desde lo alto” no está reservado para los dictadorzuelos. Afectados por un narcisismo destructivo, apenas si logran verse a ellos mismos.
Odiar, tanto como Amar, es fácil. E incluso superfluo en política. Son pasiones menores que en política, no sirven para avanzar en algún sentido.
Los odiadores se mueven como corchos en remolino. Chávez, Uribe, Maduro o Kirchner (para no salir de fronteras), contabilizan décadas diciendo lo mismo y haciendo poco.
Les queda difícil comprender. Porque ello exige del político ser capaz de verse y de ver al otro. De escucharse y de escuchar al otro. En suma, exige del político ser capaz de dialogar. (Duque, por ejemplo, apenas sabe «conversar»)
Por eso el diálogo no suele formar parte de las agendas de los dictadorzuelos. Un narciso sólo es capaz de dar órdenes. Y suele confundir oposición con conspiración.[v]
Al dictadorzuelo le fascinan las ideas simples: corazón grande; mano firme; seguridad democrática. Toda idea elaborada le exaspera porque es incapaz de elaborar alguna. ¡Le exasperan los periodistas, los literatos, los pensadores!
Por ello es que detrás del dictadorzuelo caminan los (auto) atentados terroristas. (Unos que terminan descubiertos como vulgares ardides que, obviamente, ¡nunca dan en el blanco!)
En Colombia fueron sonoros los «atentados» contra Uribe. El de Barranquilla, donde desde un barriecillo ocupado por recicladores, habrían intentado quitarle la vida al supremo. ¡Qué susto!
¿Y qué tal el de Bogotá? Alguno de sus sietes de agosto, un petardillo lanzado desde una plaza de mercado cercana, le habría tumbado una cornisa al edificio del Congreso. ¡Qué horrendo!
¿Y qué tal el atentado contra Teleduque? ¡Un «violento atentado» diseñado por un exoficial del Ejército comandado por Teleduque!
El odio distrae. La calumnia enreda. Sus promotores buscan trampear a los adversarios. “Si odian al cabecilla, odian al sirviente”, insisten en probar.
No es posible desarrollar debate alguno en torno al odio. O en torno a las vulgaridades o las mentiras, tal como lo acaba de denunciar Gaviria. “No puede ser que las calumnias y los insultos sean la norma del debate.” [vi]
(El problema, Dr. Gaviria, es que en medio del basurero no hay debate. Apenas ruido. Mugre. Y es precisamente a este terreno donde aspiran llevarlo algunos de sus críticos).
Como ellos se mueven a placer en los rellenos sanitarios, buscan por todos los medios que sus adversarios caigan en ellos. El pensante, el que busca comprender, allí cae en arenas movedizas quedando a merced de los odiadores.
Por ello ocurriría que el candidato cuyos estudiantes califican como idóneo “… para liderar el país en años tan inciertos y desafiantes…”, termina distraído con los calumniadores en lugar de atender a sus estudiantes.
El odio apenas les sirve a los enfermos. El odio alimenta las más bajas pasiones. Ni la enfermedad ni las pasiones construyen algo en política.
Al narciso odiador le pesa hablar de representación política, de participación ciudadana, de transparencia electoral. Tal como lo probó Trump, es incapaz de debatir.[vii]
El narciso odiador apenas sabe interrumpir, poner zancadillas, distraer. Tira la piedra y esconde la mano, como lo hizo este 6 de enero en la Avenida Pennsylvania.
Convendría por tanto, que los aspirantes a mejorar el estado de cosas, quedaran avisados sobre los fangosos terrenos a los que les quieren llevar sus contrarios.
Elevar el debate significaría concentrarlo en ideas. En las de un lado y en las del otro. Y comprenderlas ambas porque ningún “lado” tiene “la” razón: primero, porque la razón tiene varios lados y, por tanto, no es una en singular sino muchas en plural.
No extraña que los dictadorzuelos se escondan en Twitter. 280 caracteres constituyen la anchura y longitud de sus cerebros. ¿Cómo esperar más de ellos?
¿Cómo esperar sino odios? ¿Cómo esperar sino calumnias? ¿Acaso ostentan haber leído algún libro o preferido algún autor?
(A propósito de los atentados a los dictadorzuelos ¿Usted recuerda el atentado que sufrió Turbay Ayala (1978-1982)? ¡Le lanzaron un libro al carro presidencial!)
[i] https://www.facebook.com/ivanduquemarquez/videos/no-m%C3%A1s-pol%C3%ADtica-del-odio-en-colombia/1977719615783896/
Abril 22 2018
[ii] https://www.lanacion.com.ar/espectaculos/radio/marcelo-longobardi-duro-contra-los-comentarios-de-carlos-bianco-sobre-la-oposicion-son-imbecilidades-nid08072021/
Consulta de Julio 30 2021
[iii] https://es.wikipedia.org/wiki/Ley_contra_el_Odio,_por_la_Convivencia_Pac%C3%ADfica_y_la_Tolerancia
(Publicada en la Gaceta Oficial Nº 41.274, del el 8 de noviembre de 2017. (Consulta de Julio 30 2021).
[iv] Nietzsche, F. (1876). Humano, demasiado humano. Madrid : MEEditores, Aforismo 107.
[v] http://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/es-el-narcisismo-estupido Mayo 29 2019
http://www.federalismoylibertad.org/es-el-narcisismo-estupido/ mayo 2019
[vi] “La erosión del debate público tiene que parar”. Diario El Tiempo/Colombia, jul 30 2021 Pg. 1.4
[vii] “Trump siempre fue un lobo vestido de lobo” https://www.nytimes.com/2021/01/07/opinion/trump-capitol-protests.html?action=click&module=Opinion&pgtype=Homepage