Bernardo Congote

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Estudiante: ¡Su Profesor puede Engañarle!

La forma en que llegan los estudiantes a la Universidad anunciaría la forma en que saldrán. Angustiadas por la deserción, las aulas a medio ocupar (inclusive si virtuales) y las matrículas cayendo, se las nota ansiosas.

Es como si apenas llegando los estudiantes ¡les rogaran para que no se devuelvan!

Probablemente las escuelas tengan miedo. Estudiante: Algunos de sus profesores, víctimas de un aparato educativo carcelarizado, vivimos atemorizados.

Le tenemos miedo a que Usted se nos aburra. A que Usted se vuelva contra nosotros. A que se fugue de nuestra cárcel[i].

Este, por supuesto, no es problema suyo. Es de algunos de sus profesores. Pero sí es problema suyo preguntarles: ¿Por qué tienen miedo? ¿De qué tienen miedo?

¿Acaso tienen miedo de no estar educando? ¿Tienen miedo de verlo a Usted desaforado en las calles apedreando todo lo que se mueve, tal vez porque en el aula Usted los reta y ellos huyen?

Tal vez sea cierto. Tal vez algunos de sus profesores estemos asustados con lo que hacemos ¡Pero no lo aceptamos! ¡Nos enconchamos en la -presunta- superioridad de nuestra – presunta – sabiduría!

Le recibimos con una sonrisa de oreja a oreja. Le anunciamos oropeles, bombos y platillos. Le ofrecemos bienestar. Deporte. Recreación. En fin. En parte, buscando disfrazar nuestro miedo.

¡Afortunadamente Usted se da cuenta! Todos los discursos dulzarrones son sospechosos. Porque hablar sólo progreso, comodidad y verdad huele mal. La escuela debería ser también regresión, deconstrucción, disipación, caos. O sea, Ciencia. Pero tal vez no sea así.

Por ello algunos profesores dudamos de que estemos progresando, desarrollándonos o avanzando. ¡Y le tenemos miedo a que Usted nos desnude!

A primera vista esto puede parecerle terrible. Pero le ayudará a salir adelante. A triunfar a pesar de algunos de nosotros. Puede que, al fin y al cabo, todo lo que hacemos sus profesores muertos de miedo, no alcance a detener su fuerza interior que es la única verdadera y salvadora.

Es probable que estemos entrenando profesionales que salgan a ejercer profesiones con baja oferta de empleo. Profesionales que engrosarán un aparato productivo, estancado gracias a un Estado fallido. Profesionales que le den soporte a una economía que apenas sobrevive en el siglo XXI operando como si fuera el siglo XVII. ¡Todo esto nos aterra!

Y lo peor, entrenando profesionales que, después de cuatro o cinco años de trabajo no aprendan a pensar. Ni por tanto a leer o escribir. Y, por lo tanto, que carezcan de pensamiento crítico y capacidad de análisis. En fin, entrenados de forma simple para enfrentarse a un mundo complejo.

Algunos de sus profesores, probablemente seguimos entrenándolos para ocupar puestos que ya están ocupados o crear empresas comunes y corrientes. Esto es lo que nos produce miedo.

Pero ¿dónde están los puestos desocupados o las empresas innovadoras? ¡En Usted! ¡En su Cerebro! ¡En su Persona!

Sólo que algunos de sus profesores no estamos dispuestos a admitirlo. Temerosos de ver el mundo tal como es, insistimos en ofrecerle herramientas que le impidan hacer realidad el nuevo mundo que Usted trae adentro suyo.

Frente a un mundo que, afortunadamente, se muestra impredecible, desequilibrio y desordenado, muchos de sus profesores insistimos en que eso es falso porque el mundo es predecible, equilibrado y ordenado[ii].

Con base en un ideal ciencia lineal basada en verdades inamovibles, algunos de sus profesores insistiremos en vendérsela como la ciencia “verdadera”, casi “divina”.

No tendremos el valor o la capacidad de demostrarle que la Ciencia no lo es por sus “verdades” sino por la capacidad de los científicos para demostrar que pueden ser falsas.

Tampoco tendremos el valor o la capacidad de demostrarle que la ciencia, por tanto, se construye de error en error. Y que, equivocarse, es el verdadero camino del conocimiento. Que conviene premiar al que se equivoca. Porque va por buen camino.

Algunos premiaremos sólo sus aciertos. Premiaremos que Usted se someta a nuestras imposiciones y sabidurías. Nos afanaremos porque Usted se sienta cómodo. Porque no nos exija explicaciones. Porque Usted evite hacernos preguntas. Porque Usted viva relajado.

¡Téngale miedo a esto! ¡Téngale miedo al confort! ¿Téngale miedo a la tranquilidad! Enamórese de la incomodidad y la intranquilidad.

El confort y la tranquilidad que algunos profesores vendemos, es el camino que puede conducirle al fracaso. ¡Alerta! El confort y la tranquilidad dogmática de las escuelas tienen acciones en los suicidios juveniles[iii].

¡Manténgase incómodo! ¡Dubitativo! ¡Inquisidor! ¡Sospechoso! ¡Exigente! ¡Alerta! ¡Vivo!

[i] Congote, B. (2017) Especulación sobre algunos impactos políticos de la forma prisión escolar católica: un caso colombiano., Tunja: Revista Derecho y Realidad. 15 (30). https://doi.org/10.19053/16923936.v15.n30.2017.10144v

[ii] Morin, E. (1982) Science avec Conscience. Fayard: Paris. Págs. 58-60.

[iii] https://blogs.elespectador.com/politica/bernardo-congote/se-suicida-universitario

22 sep. 2019

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