Es cierto, al día de hoy mucho se ha opinado sobre la entrevista que hizo la periodista Eva Rey a un personaje nefasto como Emilio Tapia. Sin embargo, considero que todo cuanto se ha opinado resulta poquito para lo que en realidad significa dar trato de celebridad a alguien que se ha burlado del país participando en varias ocasiones en el robo a manos llenas de las finanzas públicas.
No es posible que pensando en el like y ganar mayor número de seguidores, los periodistas caigamos en el error de no cuestionar a estos personajes y si en cambio exaltarlos con preguntas relacionadas con su comportamiento en la intimidad con su pareja.
Esto nos debe servir de lección a todos los que ejercemos este oficio porque nos recuerda que nuestra labor es la de cuestionar e incomodar, no importa si al entrevistado le gusta o no. Por supuesto, se exalta cuando el hecho lo amerita, pero nunca se debe tratar a quienes han cometido los más grandes desfalcos y sin ninguna pena aparecen posando en las cámaras, como si se tratara de Madonna, James Rodríguez o Maluma.
Basta con ver la cara de Tapias como diciendo: aquí estoy de nuevo y si no les gusta, de malas, pueden llorar, para uno preguntar por lo que hay tras bambalinas de esta entrevista.
No sería extraño que Tapias haya participado en esta entrevista con la idea de desafiar a quienes con justa razón le rechazan, y es por esto que me sorprende que una periodista de la talla de Eva Rey no haya medido las consecuencias.
¿Cuáles eran las intenciones que existieron tras bambalinas en esta entrevista? ¿En serio esto se hizo de manera espontánea? ¿Hubo alguna intención premeditada?
En un acto de sinceridad con el país la periodista debería responder estas preguntas porque al menos a mí no me queda claro el por qué o para qué esta entrevista que nadie estaba pidiendo porque su contenido es un tema que a nadie le importa saber.
Oscar Sevillano
Sevillano
Periodista y columnista de opinión