El ganador no fue Efraín Cepeda, esta vez ganó Petro

Se ha vuelto tan común en este país hablar mal de gobierno de Gustavo Petro, que últimamente he notado que para caerle bien a alguien es necesario decir que todo está mal y que el primer mandatario es lo peor que le ha pasado al país, y puede que las cosas no estén bien y que mucha responsabilidad la tenga el jefe de Estado, pero no por eso voy a caer en el error de no reconocerle al presidente sus aciertos, asi sean pocos, entre otras, porque si algo me han enseñado el periodismo es que uno no ejerce el oficio para caerle bien a los demás.

Es por esto que en esta ocasión diré algo que a muchos no les va a caer en gracia, y es que con la aprobación de la apelación al hundimiento de la reforma laboral, el ganador no fue Efraín Cepeda, eso es una gran mentira que el ha sabido vender de manera muy astuta y que algunos y algunas se han dedicado a repetir como lora sin analizar. El verdadero ganador fue Gustavo Petro.

Es claro que la oposición no lo va a aceptar y por el contrario seguirán diciendo que el triunfo fue de ellos.

Por supuesto, que la inmensidad de sus egos no les va a permitir reconocer que ahora deben discutir y aprobar un proyecto que ellos mismos hundieron, y que este hundimiento los puso contra la pared porque tenían que explicar al país la razón para no permitir que se paguen las extras como deben ser y el recargo nocturno desde el momento en que arranca la noche.

Tampoco van a reconocer que Gustavo Petro con su idea de convocar a una consulta popular para que el constituyente primario ordene a senadores y representantes a la cámara legislar en favor de unas condiciones dignas para la clase trabajadora, los asustó, y mucho más, si esta idea iba acompañada de la intención del Pacto Histórico de fortalecer su discurso con miras a mantener sus curules en el Congreso de la República.

Oposición e “independientes” salen a decir que fueron ellos los ganadores, cuando no es más que una gran mentiras, porque quien ganó fue Gustavo Petro que mediante su estrategia de una convocatoria a una consulta popular los obligó a discutir la reforma a la que semanas atrás le dijeron no.

Lo que no entiendo es porque el Gobierno no ha salido a reclamar un triunfo que es suyo y se ha dejado arrinconar mediáticamente por la hipocresía de una oposición torpe y de unos partidos que se dicen independientes pero que caminan al son que les toquen.