Minería sin escape

Publicado el Juan Daniel Angulo Argote

La clase dirigente de Colombia, una subespecie dubitativa

Mucho se habla de la extinción de las especies en el planeta tierra. La mayoría de nosotros hemos escuchado de aquel meteorito que impactó a la península de Yucatán (México), dando como resultado: la masificación de la extinción de los dinosaurios hace 65 millones de años, también conocido como el Límite K/T (proviene del alemán Kreide/Tertiär, que se refiere a la hipótesis de un evento sin precedentes ligado a la extinción por el choque de una roca extraterrestre contra la tierra).

Dentro del ciclo de la vida, todos los seres vivos, incluyendo la humanidad, tienen cierto tiempo o período donde se logra la evolución de manera progresiva. Las etapas del ciclo de la vida son las siguientes: nacer, crecer, reproducirse y morir.

El gran biólogo molecular Alberto Kornblihtt, doctor en Ciencias Químicas de la Universidad de Buenos Aires, explica como el Ambiente nos hace diferentes uno del otro. Desde la biología nos habla de manera sencilla y práctica para entender que no es el ADN (genotipo), ni el fenotipo (color del cabello, de los ojos, de la piel, nacionalidad o la cultura) lo que transforma a la especie humana. Según este destacado científico, todo se basa en el entorno en que nos desenvolvemos “el ambiente”.

La clase dirigente de Colombia son personas que pertenecen a la especie homo sapiens sapiens, clasificadas en la subespecie dubitativa proveniente del latín dubitativus, lo que significa que todo lo que se encuentra a su alrededor denota duda, una especie que no evoluciona, ni se transforma, algunos son longevos.

Es claro que todos son muy parecidos, llevan años tras años detrás del fortín más preciado para ellos: el dinero público, donde solo se necesita cautivar incautos con las cuatro C (cuates, cómplices, compadrazgo y camadería), ya que generando duda y construyendo ese ambiente ideal que nos habla Kornblihtt, le es suficiente para engañar y manipular a la sociedad colombiana, que defiende su esencia, cuando justifica “es que todos son iguales” “todos roban” y sigue manteniendo a los mismos que por años sin evolucionar se han lucrado del erario, incapaces de vivir en un ambiente diferente a lo público.

El parecido de ellos definitivamente no es genético, tal vez por las experiencias vividas durante las carreras políticas de sus bisabuelos, abuelos, padres y demás en sus ambientes sociales, en la casa les enseñaron que, generar duda convence a una de las sociedades que menos nivel de lectura crítica tiene, según los recientes resultados de las pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional de Alumno).

Ese entorno llamado Ambiente, es el que los clasifica como una subespecie dubitativa. Cero transformaciones, se ajustan a las características de siempre, hoy esos fenotipos se pintan las canas, se llevan la mano al corazón, mantienen su forma de hablar, usan el mismo discurso, utilizan estrategias para inducir el miedo en la sociedad y como único argumento tienen la ideología (pensar con los pies, nunca con la cabeza, hoy es un dogma creado en sus ambientes). Los dogmas no se cambian con el tiempo.

El próximo 13 de marzo se van a elegir las curules al Congreso en Colombia (Senado y Cámara de representantes), además los candidatos presidenciales de las respectivas coaliciones. La subespecie dubitativa hará grandes esfuerzos para no extinguirse, manteniendo el ambiente, y quizá siga conservándose, porque solo con pensamiento crítico y constructivo evolucionaremos para lograr una democracia más sana y transformadora, una sociedad con más y mejores oportunidades para las generaciones futuras.

Las noticias anuncian que las próximas elecciones son determinantes y que la consciencia colectiva está evolucionando, yo espero que la suma de su voto y el mío puedan ser el meteorito que sea capaz de extinguir a la subespecie dubitativa de la política colombiana.

 

 

 

 

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