“A su paso por nuestro país en 1801: una ordenanza prohibió ampliar el camino de Honda a Bogotá para que pudieran pasar las mulas, ante una protesta de los cargueros por temor a perder su trabajo”. Alexander von Humboldt.
Todo inicia con aquella experiencia en la clase “Impactos socioeconómicos para la minería” durante la instancia del Magíster en Minería (Universidad de Chile, Santiago de Chile). Ese 10 de octubre de 2016 durante el break (receso), busque al profesor de la clase, se trataba de Jan Cademartori, de nacionalidad belga (PhD en Desarrollo UC Lovaina Bélgica) para conversar, y de paso como buen colombiano siempre llevaba unos dulces para compartir (coffe de light, maní moto, dulces de leche, de feijoa y miel entre otros). Son productos típicos colombianos muy apetecidos por mis compañeros extranjeros. Esos dulces los compraba en las tiendas de barrio que aún auto sobreviven. Por fin tengo la oportunidad de hablar a solas con el docente, y de paso ofrecerle al final de la charla “un detalle”, llevándome una gran sorpresa y la mejor enseñanza para mi vida, diciéndome lo siguiente: “no gracias, no lo puedo recibir, eso no hace parte de nuestros principios y valores, se sintió ofendido”. Inmediatamente le dije: profesor son productos típicos de mi país, solo quiero compartir sin ningún compromiso, al final no fue posible que los recibiera.
En Colombia se actúa normalmente bajo un interés, si esa persona, la cual estamos conociendo nos va aportar a nuestro bienestar y entorno, inmediatamente nos congraciamos con ella “por medio de un detalle”, esto le genera al otro un compromiso. Imagínense como se reparten el erario público del país; te aporto a la campaña, y más adelante nos veremos las caras, como Agro Ingreso Seguro (multiplicaron su inversión logrando con el subsidio una alarmante tasa de retorno hasta del 25.410%, cómo es el caso del empresario Luis Carlos Sarmiento Angulo que a través de las empresas Unipalma S.A.; Pizano S.A. y Organización Pajonales, le entregó $50 millones a la campaña presidencial y a la postre resultó beneficiado con subsidios de riego y drenaje por más de $12 mil millones de pesos. Fuente: Los subsidios de Agro Ingreso Seguro: ¿cruce de favores?).
Lo que se busca es obtener favor tras favor, por ejemplo: recomendación a un puesto de trabajo sin tener el perfil, aprobación de los decretos regresivos redactados por los gremios o grandes empresarios violando el artículo 363 de nuestra Constitución política, el acercamiento con el político de turno para obtener un contrato con el Estado o la gestión de dinero para las administraciones municipales y departamentales ¿quién da más?.
El mensaje de aquella experiencia me hizo formularme esta pregunta por estos días: ¿por qué tenemos que buscar ser recompensados para lograr aceptación a través de un detalle?. La gran mayoría de los dirigentes que son elegidos por voto popular, y los nombramientos en las instituciones públicas y privadas, llevan un detalle bajo el brazo, de seguro no son los paqueticos de dulces que me llevaba para Chile. Ese detalle se ha enquistado en la sociedad colombiana, generando vacíos afectando los valores éticos y morales. A continuación se mencionan los casos recientes que siguen destruyendo la confianza de la sociedad colombiana, imagínense el tamaño de esos detalles:
- La plataforma Uber. Fue suspendida del servicio por parte de la superintendencia de industria y comercio. Dejando a más de 88.000 conductores y 2 millones de usuarios. Todo para beneficiar a un gremio.
- Electricaribe y la industria farmacéutica. Reciben tremendo salva vidas por parte del Estado con la reforma tributaria 2020-2023, la cual es muy clara: por encima de todas y todos los colombianos, prevalece el interés corporativo “particular” que el nacional.
Por otra parte, la investigadora de mercados Nielsen afirma: cerca de 22.000 tiendas de barrio han desaparecido en los últimos dos años, las que cerraron menos las que abrieron, cerca del 7% del total, las cuales se han visto afectada por las cadenas de descuentos como: ARA, Justo & Bueno y D1 (las tres suman unos 2.600 puntos). Donde el Estado ha permitido que lleguen a cada rincón del territorio, buscando el libre mercado “competir”, en pro de la sociedad. Todas estas estrategias de apertura comercial, solo funcionan si se crean tres aspectos fundamentales que impactan de manera positiva a cualquier sociedad, en Colombia ninguna se cumple:
- Capitalismo de primera generación “Adam Smith” (es aquel que no necesita compadrazgo, cuates y cómplices).
- Ciencia y tecnología (el mayor incentivo para potencializar la productividad en cualquier modelo económico).
- Democracia. La que regula y condiciona las dos anteriores.
Entonces, ¿por qué en Colombia se aplica la ley del embudo?. Entiendo que las tiendas de barrio se quedaron en su zona de confort como les sucedió a las empresas: Kodak, Blockbuster entre otras. No innovaron, y para el caso de las tiendas de barrio, el Estado no fue capaz de concertar con ellas antes que llegaran estos supermercados. Los gobiernos de turnos han actuado con su mano visible “compensar a todo aquel que brinde un detalle”, y así arrasar todo lo que este a su paso. Un mensaje estratégico para las tiendas de barrio que auto sobreviven: “solo les queda una salida, las que usan las grandes compañías que existen y las que están por llegar al país de las tres C. Desde ya unifiquen fuerzas “preparen un detalle” y elijan al dirigente político que los represente, más tarde serán compensados”. Recuerden que la competencia desleal existe, cuando viene con un detalle a la colombiana.
Ese detalle, la palabra mágica en el país de las tres C (compadrazgo, cuates y cómplices). Los gremios, los grandes empresarios, los almacenes de cadena de amplia superficie, hacen, deshacen cuando y donde quieran.
Por nada del mundo estos gremios “los pavos no votan por la navidad” se les pasa por la cabeza encontrarse con personajes del talante ético y profesional del profesor Jan Cademartori por los pasillos de la Casa de Nariño. Se imaginan los próceres que actualmente la transitan.