Minería sin escape

Publicado el Juan Daniel Angulo Argote

Colombia sin tapabocas en la bahía de Guanabara

Ya son más de 40 años de aquellas épocas donde el crecimiento y desarrollo de Colombia se acercaba a la sustentabilidad. Teníamos el motor actual de toda el Asia: la manufactura. América Latina producía la mitad de la manufactura del mundo, en costos y productividad eramos más eficiente que toda el Asia. Desde aquel entonces, llegaron y siguen las reformas y leyes a la inversa, abogados administrando un país al beneficio del interés particular y no nacional, ese modelito económico parece inmutable.

La bahía  de Guanabara (Rio de Janeiro, Brasil), tiene 412 km² de superficie, se extiende entre Copacabana e Itaipu. Los primeros relatos escritos por los viajeros que aquí llegaron en el siglo XVI describieron en un lenguaje generalmente superlativo, el ambiente paradisíaco de la naturaleza que se extendía a lo largo de toda la costa brasileña, durante los meses de invierno podían verse grupos de decenas de ballenas deslizándose mansamente en las aguas de la bahía, después de pasar la barra buscando las aguas más tibias de la costa para tener sus crías”. Fuente: . Fuente: https://museudoamanha.org.br/livro/es/07-a-baia-de-guanabara-um-olhar-sobre-a-historia.html.

¿Qué paso con Guanabara?. Hoy es uno de los lugares más contaminados del mundo. Se habla de que en sus aguas existen bacterias endémicas “un crisol de microorganismos causantes de enfermedades provenientes de desagües domésticos, residuos hospitalarios y desechos industriales no tratados de 16 municipios, de acuerdo con un estudio realizado por investigadores de universidades y centros de investigación de Río de Janeiro, Brasilia y Holanda (Frontiers in Microbiology, noviembre de 2015).

Ahora, que tiene que ver la bahía con el modelo económico de Colombia. Ningún ser humano es inmune a cualquier tipo de crisis. Y si nos trasladamos a la sociedad, como un conjunto de individuos que ocupan un territorio, tampoco son infalibles. ¿Qué debemos hacer para estar preparados ante las crisis?. Una gran pregunta con múltiples respuestas.

Todo parte de la actual situación del sector petrolífero. Arabia Saudita el rey de los precios del barril más económico del planeta con su empresa estatal saudí Aramco (la sociedad saudita es dueña de su principal ventaja comparativa convertida en riqueza sustentable en ahorro para sus generaciones), tiene contra las paredes a las grandes potencias del petróleo; EE.UU. y Rusia.

Miremos un recuento de estas últimas dos décadas de un modelo económico colombiano sin tapabocas y  sumergido en Guanabara:

  1. Como todo bien tangible, el petróleo no está exento de sufrir por los ciclos de la demanda y oferta de los mercados mundiales. Colombia en los años 2008, 2014, 2016 y 2020 ha sufrido de manera disruptiva el impacto de los precios del barril del crudo. Como diría Mark Twain, “Hoy la historia no se repite, pero rima”. ¿Por qué las potencias productoras de petróleo del mundo les pega las crisis con menor intensidad que a Colombia?. Estas naciones usan el tapabocas cuando les toca.
  2. La producción petrolífera en Colombia viene decreciendo, pasamos de ser productores de más de un millón de barriles/día, a 850 mil barriles/día en promedio. La excusa perfecta de los dirigentes, es por la reducción de las reservas. ¿Por qué las potencias del mundo siguen aumentando la producción?. Sencillamente, para competir se requiere un Estado eficiente y capaz de tomar las riendas para estar presente como un agente que sabe aprovechar sus ventajas comparativas. Y en eso no hemos mostrado ningún avance.
  3. El 25 % del petróleo que se procesa sirve para producir plásticos, materiales sintéticos, productos químicos, ceras, aceites, asfaltos, ropa, fertilizantes, productos de aseo, llantas y piezas médicas; el restante 75 % para todo tipo de combustibles. Fuente: https://www.las2orillas.co/soberania-energetica-colombiana-en-la-refinacion-petrolera/.
  4. ¿En esa diversificación vertical del petróleo, como estamos?. Sin manufactura, olvidémonos por completo de ser capaces de reaccionar. Para eso se necesita un Estado que impulse la manufactura y la agregue en su agenda política, eso hicieron los nórdicos y los asiáticos.
  5. No voy a profundizar en uno de nuestros principales males “la corrupción”, hoy convertido en ventaja comparativa pero a la inversa, en eso si somos campeones gracias a leyes y más leyes que nos vuelven cada vez menos productivos y atractivo como país para invertir en minería (pasamos del puesto 48 al 56 de 76 encuestados, según el estudio Fraser 2019).
  6. Hoy se refina menos de la tercera parte del crudo, la razón: el modelo económico privilegia la compra extranjera de productos derivados y procesados del petróleo, mientras el 70% se exporta horizontalmente “sin valor agregado”. Entre el 2012 y 2016 se importó más de $63 millones en combustibles, una muestra de la ineficiencia de un modelo económico más contaminado que la bahía de Guanabara.
  7. La refinación no tiene relación con las reservas de petróleo de un territorio. Francia, Alemania, Italia y España, no tienen petróleo y producen el 7 % de los refinados del planeta. Japón, por ejemplo, “sin petróleo” refina 3 millones de barriles de petróleo al día, 10 veces más que Colombia, que tan solo representa el 0,30 % de la refinación mundial.

Todo parece indicar que como individuos tomamos los mecanismos necesarios para adaptarnos al cambio, y así enfrentar las situaciones que vive el mundo con el COVID-19. Vamos a los supermercados y nos abastecemos para protegernos, guardamos aislamiento preventivo, usamos tapabocas y gel antibacterial, para que cuando llegue el virus no nos tome por sorpresa, pero eso no  sucede ante las crisis económicas,  cualquier estornudo en el cambio del mercado nos llega como un tifón. Ahora muchos se abastecen creyendo que la solución es individual y no colectiva, esa doble moral que manejamos como individuos que usan los tapabocas, pero que a la hora de reflejarlo en las urnas insistimos en ese modelo económico y social más contaminado que la bahía de Guanabara.

 

 

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