El término buen vecino fue acuñado por primera vez por el presidente estadounidense Herbert Hoover. Sin embargo, fue su sucesor Franklin Delano Roosevelt quien la hizo famosa. Se trata de la no injerencia en los asuntos internos de los países de Latinoamérica y del Caribe.
Para crear compromiso y respeto por parte de los actores del sector minero, se necesita que el papel de la minería sea un gana-gana, un todos ponen, donde exista transparencia en el dialogo entre: comunidades, empresa, academia y Estado. En otras palabras, que la minería sea el vecino que todos quieren tener. Anteriormente encontrar un yacimiento mineral con características importantes en la tierra era sacarse la lotería, para las comunidades de hoy el concepto ha cambiado, se ha convertido en un dolor de cabeza. Para cambiar ese paradigma es imperativo actuar en armonía en el cumplimiento de los deberes y el respeto de los derechos como base fundamental de una relación cordial que permita la adaptación de la minería al mundo de hoy, a lo que llamo “El Buen Vecino”, y para eso la propuesta de crear la Ley minera que lleve ese nombre.
La minería en los países en vías de desarrollo además de no comunicar, no socializan, y esto crea resistencia en las comunidades, fortaleciendo el concepto “el mal vecino”. Surge como inquietud ¿qué debemos hacer para crear la Ley “Minería El Buen Vecino”?.
EY, Building a better working world, realizó una encuesta a más de 250 profesionales del sector minero alrededor del mundo, donde se clasificaron en orden de importancia los 10 principales riesgos de la minería, 2019-2020. No es sorpresa, que el primer riesgo sea la aceptación social para operar o Licencia Social para Operar (LSO), el año pasado ocupaba la casilla 7/10. Es ineludible repensar la estrategia presente y futura de la minería, seguir haciendo lo mismo es perpetuarse en la trampa del ingreso medio, del subdesarrollo, de los conflictos.
A continuación se mencionan las 3 razones de la encuesta realizada por la consultora EY, que ubicaron en el primer lugar la aceptación social para operar.
- El riesgo clave sobre el que discuten los CEO y los directorios, el enfoque no es suficientemente amplio, el contexto de los stakeholders está cambiando y la minería necesita adaptarse.
- Se ha visto el avance del nacionalismo a nivel mundial.
- La necesidad de transformación digital enfatiza tener una licencia social para operar más sólida.
La LSO ha evolucionado más allá del estrecho enfoque en asuntos sociales y ambientales. Además de la manera absurda como se defiende la minería por parte del Estado, el cual ha demostrado su incapacidad de transmitirles confianza, transparencia a todos los actores. Ofreciendo el mismo combo desde los años 80; regalías, impuestos, empleo, infraestructura, educación y saneamiento. Cuarenta años y la imaginación les quedo muy corta, para comprender lo que la sociedad no quiere seguir escuchando, más bien ellos anhelan ser parte de la transformación que necesita el país, de una forma distinta, “todos adaptarse”.
En Colombia la (LSO), es el principal cuello de botella de los proyectos mineros energético, igual que los resultados realizados por la encuesta EY en todo el mundo.
El actual Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Ricardo Lozano, el 21 de junio de 2014, publica la siguiente columna en el diario El Colombiano, “Reto Presidencial: Licencia Social”. Fuente: https://www.elcolombiano.com/historico/reto_presidencial_licencia_social-KXEC_299627. Donde expresa lo siguiente: “A trabajar señor Presidente, porque el licenciamiento social del país y la recuperación de la confianza ha llegado”. La falta de confianza en la autoridad ambiental ha llegado a su límite, y hoy día las comunidades asentadas en los sitios de interés no se sienten representadas por el Estado, y peor aún, la falta de legitimidad en sus conceptos, ha hecho que el licenciamiento ambiental deje de ser una prioridad para el Ministerio de Ambiente, para darle paso a un nuevo concepto llamado «licenciamiento social», como el mayor reto del próximo gobierno”.
Hoy como Ministro, no propone nada nuevo sobre el tapete, se le olvido lo que escribió. Es como la paradoja, cuando visitan al supermercado, y la etiqueta de un producto está vencida, y de manera irracional y absurda la siguen consumiendo.
En Colombia existe el proyecto de Ley No 060 de 2014, por medio de la cual se crea la licencia social de operación ¿será cierto, una ley que busca la licencia social para operar?. En ella se expresa algunos aspectos que generan desconfianza y temor de tener un mal vecino:
- “El concesionario de minas para proyectar, preparar y ejecutar sus estudios, trabajos y obras, no requerirá licencias, permisos o autorizaciones distintas de las relacionadas en este Código o en las disposiciones legales a que éste haga remisión expresa, sin perjuicio de la competencia de la autoridad ambiental. Por ello mi conclusión es que NO PUEDE HABER NEGOCIO MINERO SIN CONTAR CON EL BENEPLÁCITO DE LA SOCIEDAD.
- La Ley No 060 de 2014 lo cual, en otras palabras quiere decir, palabras más, palabras menos que: PRIMERO LA MINERIA Y DESPUES LO DEMAS.
Como podemos ver existen demasiadas ambigüedades en La Ley No 060 de 2014, sobre la creación de la licencia social para operar (LSO). La sociedad colombiana anhela una Ley en minería, que sea modelo en el Estado de Derecho. Actualmente no existe una hoja de ruta para lograr la LSO en Colombia, y cuando se comunica, se hace con muchos vacíos, generando dudas y desconfianza a la sociedad. Hoy los conflictos son el pan de cada día en el sector minero energético, con un futuro no muy prometedor, lo más triste, es que el Estado no ha reaccionado. A continuación se proponen tres pilares fundamentales para lograr a mediano y largo plazo (recomiendo que este período presidencial se dedique a construir confianza, la cual se logra con los 4 actores, para que su sucesor ratifique esa voluntad como debe ser, la Ley “Minería El Buen Vecino»):
Pilar 1. Convocar y reunir a todos los representantes del sector minero: comunidades, gremios, empresas, academia y Estado. Con el apoyo de expertos nacionales e internacionales en minería, principalmente con gran experticia en licencias sociales para operar.
Pilar 2. Llegar a un acuerdo con todas las partes del sector, donde las comunidades sean los garantes y veedoras del beneficio de la transformación de los recursos en riquezas financieras, con normas y estándares en lo social, ambiental, jurídico y técnico (líneas bases ambientales: suelo, aire y agua. Antes y después de la actividad), y compromisos bajo la Ley “Minería El Buen Vecino”. Si por alguna circunstancia no se cumple lo pactado entre alguno de los actores, el caso será llevado a cortes, todo esto busca que los actores confíen.
Pilar 3. Establecer a mediano plazo de acuerdo a las proyecciones de los precios de los commodities y el gasto fiscal por año del país, y los excedentes que deja el sector minero energético, para crear el primer Fondo Soberano de Inversión (FSI). El cual lo Llamaremos FSI Colombia “Buen vecino”. El cual será el vehículo que transporte el verdadero desarrollo de las riquezas del subsuelo. Es importante que sea manejado por una empresa externa, sin la intervención política, como sucede en los países dueños de la economía mundial. Cuando el gasto fiscal por razones externas no se logre, el FSI saldrá al rescate. Con esto se evitan las reformas tributarias regresivas que afectan el bolsillo de los más desfavorecidos. Así lo hace Chile, Emiratos Árabes Unidos, Noruega entre otros.
Nota: Mientras no se les permita participar a todos los actores en las decisiones con sus voces y derechos, el país seguirá dando palos de ciego en el sector minero energético, y en el resto de sus políticas económicas.
Señor Presidente, sí el país es de todos, busque la añorada Ley “Minería El Buen Vecino”, y que se cumpla