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Así se podría recuperar el río Bogotá y cualquier otro cuerpo de agua contaminado

Usando sistemas de nanotecnología, un científico recuperó por completo el humedal El Cascajo, en Perú. Lo mismo podría hacerse con ríos, lagos y lagunas que parecieran no tener una segunda oportunidad.

_-26El proceso de recuperación del humedal inició en el año 2011/.Fotos: Marino Morikawa

Karen Tatiana Pardo
Periodista blog El Río y El Espectador

“Cuando lo vi me arrodillé y le pedí disculpas.  Parecía muerto pero aún palpitaba, todavía seguía con vida”, cuenta Marino Morikawa sobre el humedal El Cascajo, ubicado en el distrito de Chancay, Perú.

Lo que un día fueron aguas cristalinas adornadas de flamencos y gaviotas de franklin que llegaban en época de verano a revolotear en el aire, terminaron convertidas en un basurero y criadero de cerdos que emanaban olores fétidos dado que ahí llegaban las aguas residuales de la zona.  El Cascajo tiene un valor especial para este científico, ahí nadan decenas de anécdotas con su padre que poco a poco parecían ahogarse en medio de tanta contaminación.

Graduado de la Universidad de Tsukuba, en Japón,  y con una especialización en biosistemas y tratamiento de aguas residuales, Morikawa no dudó un solo instante en regresar a su país natal y aplicar todo lo que había aprendido de nanotecnología en los laboratorios pero, esta vez, dentro un sistema natural.

“Al principio fue duro”, dice. “toqué muchas puertas para que invirtieran en el proyecto pero nadie me colaboró así que saqué mis ahorros y tres créditos bancarios y empecé a trabar para no perder tiempo”.

Duró tres noches pernoctando cerca al humedal El Cascajo para hacer un monitoreo del lugar y diferenciar cuales eran los causantes contaminantes pues, es muy enfático en decir, que de nada sirve usar la mejor tecnología del mundo si no se soluciona esto de antemano.

“Oye chino estás loco ¿qué haces allá metido?”,  le gritaba la gente cuando lo veían 14 horas diarias dentro del humedal quitando lechugas acuáticas que cubrían el 100% del ecosistema. “Te vas a enfermar”, le advertían al ver esa agua densa y oscura cubrir todo su cuerpo a pesar de estar usando un traje especial.

Morikawa tuvo que hacer un estudio de vientos y un sistema de sectorización que consistió en dividir el humedal en ocho sectores (A1, A2, B1, B2…) para así obtener los primeros espejos de agua. La idea era conocer la dirección del viento para que este se encargara de llevar las lechugas hasta la orilla y así no tener que gastar tanta energía física quitando las plantas manualmente como lo estaba haciendo.

Solo en el sector A1, por ejemplo, sacaron 70 toneladas de lechugas que luego fueron utilizadas para hacer abono orgánico y alimentar en zonas desérticas y zonas áridas. Lo mismo se hizo con los otros siete sectores.

Después de pasar una semana entera en esas aguas, uno de esos días se despierta, junto con otros dos amigos que ya le estaban ayudando, y encuentra a decenas de personas gritando “estamos contigo, hay que salvar el humedal”, dispuestas a trabajar y rescatar del olvido a El Cascajo.

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¿Cómo se hizo?

 

Se utilizaron dos sistemas de nanotecnología: el micro nano burbujeo y los bio filtros. “Las nano burbujas son diez mil veces más pequeñas que las burbujas de una gaseosa, son microscópicas. Estas pueden estar  en el cuerpo líquido entre 5 y 8 horas y como son tan pequeñas, contienen iones positivos y negativos  que atraen a los virus y bacterias como un imán y los inmovilizan, entonces como no se pueden alimentar se mueren en el transcurso de minutos u horas”, explica Morikawa

Este sistema se utilizó para oxigenar el humedal así como para reducir la carga contaminante de las bacterias. Luego se emplearon los biofiltros, construidos por él de manera artesanal con arcilla, para absorber los componentes inorgánicos y sustancias volátiles que aún permanecían ahí.

“Para obtener resultados en mi laboratorio puedo tardar meses o incluso años, mientras que el poder de la naturaleza es asombroso. El humedal arrojó los primeros resultados en menos de dos meses, el agua turbia se volvió cristalina en muy poco tiempo”, recuerda con felicidad este científico peruano-japonés.

Luego en enero del 2013, después de dos años de haber iniciado todo el proceso de recuperación, Morikawa recibe una llamada que lo hace regresar nuevamente a Perú. “Me dijeron que el humedal estaba totalmente blanco y yo solo pensaba que le habían echado cloro o algo similar”, dice entre risas. “Cuando llegué, veo el mejor espectáculo del mundo que, aunque no suelo llorar mucho, me hizo soltar algunas lágrimas de felicidad». Centenares de aves migratorias estaban en El Cascajo, tal cual como Morikawa las veía cuando salía a pescar con su padre los fines de semana.

Después de todo, la misma población tomó conciencia de la importancia que tiene este hábitat natural y se ha convertido en protectora de él. Las agencias de turismo incluyen en sus recorridos la visita a El Cascajo y el interés por recuperar otros cuerpos de agua ahora llama la atención del sector público y privado.

Como estos procesos se pueden emplear en lagos, ríos y lagunas; Morikawa ya empieza a trabajar en la recuperación del lago Tititaca y la laguna de Paca. Así como otros proyectos internacionales que requieren de estudios para «cortar todos los causantes contaminantes».

Wetland  Before Picture edAsí estaba el humedal El Cascajo en un principio, invadido totalmente por lechugas acuáticas. 

AfterLuego el agua turbia rápidamente volvió a ser cristalina

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