En estos días, particularmente después del lanzamiento público del ChatGPT en noviembre de 2022, la inteligencia artificial (IA) está en boca de todos. Los titulares de noticias, los informes tecnológicos y los discursos de expertos nos hablan de los avances asombrosos de la IA y su impacto en nuestras vidas. A diario, por twitter, youtube y otras redes nos enteramos de nuevas aplicaciones y nuevos usos, de nuevos algoritmos. Opiniones del impacto catastrófico sobre la humanidad o, las contrarias, acerca de los enormes beneficios para la educación, la salud y las empresas, están sobre la mesa.

Sin embargo, lo que en este artículo quiero decir, más bien recordar, es que la IA es un cuento viejo.

Uno de los ejemplos más destacados es el reconocimiento de voz. ¿Recuerdan esos sistemas telefónicos automatizados que nos pedían que dijéramos nuestra opción? Desde hace mucho tiempo, la IA ha estado trabajando detrás de escena para reconocer y entender nuestras palabras, permitiéndonos interactuar con estos sistemas de manera más fluida.

Otro ejemplo es la detección de fraudes en transacciones financieras. Los algoritmos de IA han sido utilizados durante años por los bancos y las instituciones financieras para analizar patrones y comportamientos sospechosos, identificando y bloqueando actividades fraudulentas en tiempo real.

La IA también ha influido en la mejora de la precisión de los diagnósticos médicos. Al utilizar algoritmos de aprendizaje automático, los médicos pueden obtener segundas opiniones basadas en datos y análisis de grandes volúmenes de información médica, lo que ayuda a detectar enfermedades en etapas tempranas y a mejorar los resultados del tratamiento.

Los motores de búsqueda, como Google, son otro ejemplo de cómo la IA ha estado presente en nuestra vida cotidiana durante años. Estos motores utilizan algoritmos de aprendizaje automático para analizar millones de páginas web y ofrecernos resultados relevantes y personalizados en cuestión de segundos.

Incluso en la industria del entretenimiento, la IA ha dejado su huella. Plataformas de transmisión de música y video, como Spotify y Netflix, utilizan algoritmos de IA para analizar nuestros gustos y preferencias, ofreciéndonos recomendaciones personalizadas de música y películas que se adaptan a nuestros intereses. Cuando en Amazon, se nos propone el siguiente libro o artículo a adquirir, se está utlizando la IA a partir de nuestro historial de compras, prediciendo nuestras afinidades.

Estos ejemplos, apenas unos pocos, nos muestran que la IA ha estado presente en nuestras vidas cotidianas durante años, mucho antes de los recientes avances y la popularidad actual de GPT, Bard y PI. Si bien es cierto que la tecnología ha avanzado enormemente, es importante reconocer que la base de la IA ha sido construida a lo largo del tiempo.

Entonces, la próxima vez que escuchemos sobre la IA y su impacto, recordemos que es cuento viejo, una historia de innovación y desarrollo continuo que tiene detrás un ejército de científicos y expertos. A medida que avanzamos hacia un futuro cada vez más inteligente y conectado, es importante apreciar cómo la IA ha mejorado nuestra vida cotidiana y ha allanado el camino para nuevas posibilidades que, con certeza, nos seguirán sorprendiendo.

@rafaordm

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