Las personas que se encuentran en situación de pobreza tienden a priorizar la satisfacción de sus necesidades inmediatas. No tienen una agenda de mediano plazo.

Es natural entonces que, si la pobreza en un país es elevada, las promesas electorales de candidatos populistas tengan éxito, así su sostenibilidad de largo plazo sea cuestionable.

Para que quede claro: quienes votan por candidatos populistas no son necesariamente irracionales y entender esto bien es el primer paso para construir soluciones reales que permitan superar la pobreza y regresar a nuestras democracias a una senda de desarrollo económico sostenible.

Parafraseando a James Carville Jr, me atrevo a decir que nuestro verdadero enemigo “¡es la pobreza, estúpido!”

La geografía de la pobreza en Colombia

En América Latina, 172 millones de personas están en situación de pobreza (27,3%). De ellos, 66 millones están en condición de pobreza extrema (10,6%)[1]. En Colombia, la situación es incluso más difícil: casi 17 millones de personas (33,0%) se encuentran en situación de pobreza y un tercio de ellos, en pobreza extrema[2].

El cerebro humano no procesa fácilmente cifras como las anteriores. Simplemente no caben en la cabeza. Pero podemos imaginarnos que, en un salón con 51 personas, 17 no tienen acceso a una canasta de bienes de subsistencia (6 de ellos ni siquiera logran alimentarse).

Por regiones, la situación es particularmente difícil en las costas Pacífica y Caribe, siendo Chocó (67,7%) y La Guajira (65,3%) los departamentos con mayor incidencia de la pobreza.

Lo anterior significa que dos regiones de gran riqueza natural y cultural, que conectan a Colombia con el mundo por vía marítima y movilizan más del 95% del comercio internacional del país, son las de mayor pobreza.

Más adelante doy una posible explicación a esta situación tan absurda, pero primero, recordemos las explicaciones imaginarias que, debido a su repetición constante, han logrado adquirir la apariencia de verdades indiscutibles, dificultando una reflexión crítica y profunda sobre las causas reales y los posibles caminos de solución.

Explicaciones imaginarias

Como expliqué en otro artículo, el mercadeo político diseña guiones similares a los de las películas de Hollywood para las campañas electorales. A las personas en situación de pobreza, les han vendido la idea de que su situación ha sido provocada por villanos que son los dueños del poder, soportados por los grandes capitales de empresarios millonarios.

El dedo que acusa señala al capital y lo declara culpable. Pare él, los empresarios se aprovechan de las necesidades de los pobres y hacen dinero explotando dichas necesidades: el capital se ha apoderado de la salud, los servicios públicos, el sistema financiero, el transporte, la educación.

La solución es elegir a un superhéroe que se oponga a los poderes establecidos y los derrote con un modelo diferente en el que el Estado provea gratuitamente o a bajo costo, todos los bienes y servicios básicos a los que requiere acceso la población más vulnerable.

Como mencioné anteriormente, alguien en situación de pobreza piensa en sus necesidades inmediatas. Por ello, no tiene interés alguno en la sostenibilidad financiera del modelo. Le da igual si el dinero de sus subsidios viene de impuestos o de endeudamiento del gobierno. Ni siquiera le interesa cuestionar la explicación que le han dado.

Empresas y pobreza

Explicar el mundo en términos de villanos y superhéroes puede ser rentable políticamente. Pero las explicaciones imaginarias que soportan este discurso simplemente carecen de validez. Ya tendré oportunidad en otros artículos de ahondar en este tema. De momento, baste con decir que la relación entre empresas y pobreza es muy diferente.

En Colombia existen 1.98 millones de empresas, de las cuales 1.56 millones estaban activas en 2024 (el resto estaban pendientes de renovar).[3] De éstas, 65.444 son empresas pequeñas y únicamente 21.638 son medianas o grandes. Las demás son microempresas, de las cuales la gran mayoría son unipersonales.

Cuando se evalúa en cada región de Colombia el número de empresas por mil habitantes, la conclusión es contundente: donde hay más empresas, hay menos pobreza.

El capital no aumenta la pobreza. Todo lo contrario. La disminuye.

Lo anterior ocurre por diversas razones; la más evidente es que cuando hay más empresas aumenta el empleo. De hecho, afirma la CEPAL: “En 8 de los 12 países que redujeron la pobreza en el período 2021-2023, los ingresos provenientes del trabajo asalariado fueron la principal fuerza que impulsó esta disminución”[4]

Más manos que trabajen

Con base en lo anterior, el camino correcto para superar la pobreza es defender a nuestro empresariado, multiplicar el número de empresas, promover su crecimiento y generar oportunidades de empleo. En las costas Caribe y Pacífica lo que falta es más y mejores empresas que conecten con sus comunidades cercanas para vincularlas a sus proyectos empresariales de manera sostenible.

La ausencia de libertad económica (la pobreza extrema) priva a las personas de libertades políticas y sociales[5]. El verdadero desarrollo económico pasa por lograr que las personas superen su situación de pobreza para que puedan libremente ejercer sus derechos políticos y sociales.

Una persona que ha superado la pobreza vota con mayor responsabilidad, porque tiene mucho que perder si elige un mal gobierno. Por esta razón, superar la pobreza no solamente beneficia a quienes la padecen; beneficia a toda la sociedad.

Por eso, es hora de reemplazar a los dedos que acusan por manos empresarias que trabajen y generen desarrollo económico.


[1] Fuente “Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2024” publicado por CEPAL

[2]  Fuente: DANE

[3] Fuente: Informe de Tejido Empresarial. Julio 2024. Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, con base en el RUES de Confecámaras

[4] Fuente “Panorama Social de América Latina y el Caribe, 2024” publicado por CEPAL

[5] En Desarrollo y Libertad, el premio nobel de economía, Amartya Sen, desarrolla estos conceptos.

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