Los propietarios de estos negocios, no tenidos en cuenta en la coyuntura actual, empiezan a buscar nuevas oportunidades en otros sectores. De hecho, en Colombia han cerrado más de 10.000 cibercafés en los últimos siete años, esto sin contar los cerrados durante el 2020 debido a los efectos catastróficos de la pandemia.

Foto tomada de: www.pixabay.com

 

Las cuarentenas por el COVID-19 y el trabajo en casa han sido un catalizador para el declive de estos micronegocios que, según Portafolio, fueron tan exitosos y famosos a finales de la década pasada. Sin embargo, el problema de estos negocios viene de tiempo atrás, pues ya desde hace algunos años han cerrado más cibercafés de los que se han abierto, especialmente en grandes ciudades.

El café internet es un sitio reconocido y recordado por muchos de los colombianos. Hace unos años era indispensable que en cada barrio de las ciudades y municipios principales del país hubiese uno, especialmente en sectores de clase media y baja. Por cierto, lo de café es solo el nombre, pues más que vender café, se venden bienes misceláneos y, en algunos casos, de cigarrería. De hecho, medios como Portafolio tildaban a estos negocios como el micronegocio con mayor auge del país para 2008. Sin embargo, desde finales de la década pasada este sector ha venido decayendo debido al cada vez más fácil acceso a internet en los hogares y, durante los últimos meses, al impacto del coronavirus.

Ahora bien, no es posible hacer el cálculo exacto de cuántos cibercafés han cerrado en el país ya que es un negocio que, en la mayoría de los casos, es informal. Sin embargo, luego de hacer un análisis de la encuesta de micronegocios del DANE (2019), en Colombia los locales de Información y Comunicaciones encuestados – rubro en donde se encuentran los cibercafés – representaron aproximadamente un 2% del total de micronegocios del país, mientras que, según datos de Infocomercio, para 2017 los café-internet representaban el 5%. Ahora, si se analiza más atrás, para 2013 representaban alrededor del 6.4% del total de micronegocios del país. Así mismo, de acuerdo con el censo comercial de Servinformación, apenas entre 2013 y 2017 cerraron 9.598 locales de cibercafé. Esto, sin duda alguna, da luces de la tendencia a la baja que ha venido presentando el sector desde hace varios años.

Las voces

Milton Antonio Ospina, dueño desde hace más de ocho años de un café-internet en la ciudad de Chiquinquirá, Boyacá, menciona que “en mi negocio se vende todo lo que tiene que ver con Internet, recargas, minutos, papelería, fotocopias, escáner, impresiones, trabajos a computador, tanto universitarios como escolares… principalmente eso”. Adicionalmente cuenta que “anteriormente el servicio de minutos y de Internet por tiempo era el mayor ingreso que se tenía”.

Es importante aclarar que en los municipios del país en donde los ingresos promedio no son tan altos como en una ciudad grande, algunos de estos negocios seguían sobreviviendo con alguna rentabilidad, al menos hasta que llegó la pandemia. Por ejemplo, en el municipio de Guaduas, Cundinamarca, sobrevivía un café internet con más de 15 computadores ubicado en plena plaza central del pueblo, uno de los lugares más caros para rentar local. Así mismo, Milton cuenta que “antes de la pandemia las ganancias netas estaban alrededor de 50.000, 60.000 pesos diarios libres”, por lo que el negocio seguía siendo medianamente rentable, según él.

Sin embargo, “el sector de los café-internet, en todos los municipios y aquí en Chiquinquirá está tendiendo a desaparecer. La gran mayoría de los que sobrevivimos de tiempo atrás han empezado a vender sus equipos y a acabar con lo poco que tienen”. Así, Milton expresa la decadencia a la que se ha venido enfrentando el sector, en el cual muchos de los propietarios han tenido que cambiar sus negocios por panaderías, misceláneas, entre otros, o acudir al rebusque diario para sobrevivir.

La caída de red

Es en este punto donde vale la pena preguntarse ¿cómo han sido los efectos de la pandemia sobre el ya golpeado sector del café-internet? Catastróficos. “En este momento de la pandemia las ganancias se han visto afectadas enormemente debido a que no se pueden vender de la misma forma lo que se vendía antes: lo que es el tiempo en los computadores […] y los minutos tampoco se pueden vender, que era de lo que más ganancia daba” indica Milton. “De tiempo atrás esto ha venido desapareciendo, pero gracias a, no gracias no, por culpa del COVID, los café-internet van a desaparecer mucho más rápido”.

Pero esto no es todo. El trabajo y estudio en casa pueden incrementar los efectos negativos a largo plazo para estos comerciantes. Esto se ve reflejado en datos de la Gran Encuesta Integrada de Hogares del DANE, de donde es posible observar que, mientras en 2009 solo el 21.1% de los hogares colombianos encuestados tenía acceso a Internet en su casa, en 2018 casi el 50% de estos tenían acceso a la red – la mayoría en la región Andina y caribe del país. Ahora, teniendo en cuenta lo expresado por Milton y la coyuntura actual, es posible que esta cifra haya aumentado en los últimos meses, lo que le sigue restando clientes al sector del cibercafé.

“No creo que luego de la pandemia retomen la fuerza los café-internet debido a que la gran mayoría de las familias tuvieron que conseguir su computador y su Internet y ya este servicio pasaría a un segundo plano […] no creo que dure más de tres o cuatro años el servicio de internet de la forma como se venía viendo”, indica Milton.

Es evidente, entonces, que el micronegocio más rentable en Colombia hace apenas 10 años ha sido golpeado por los avances tecnológicos y, en los últimos meses, ha recibido la estocada final por parte del COVID-19. Como bien dice Milton, “de aquí a cinco años la verdad no creo que tengamos este negocio, la verdad esto ya está mandado a recoger”. El café-internet, entonces, se convirtió en un sector olvidado por la opinión pública, por muchos ciudadanos y por el Gobierno, especialmente por el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones (MinTIC) el cual no se ha pronunciado sobre la situación durante esta coyuntura. Desafortunadamente, de seguir así, puede que el sector se quede en el olvido para siempre.

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