La fruta sigue estancada en su cosecha artesanal, y ya ni se vende en Bogotá. El fenómeno representa un costo de oportunidad  para la economía colombiana, pues el país se pierde de entrar a un mercado internacional de más de US$3.350 millones.

Foto tomada de www.evok.com.co

La pomarrosa es una de las tantas frutas exóticas que se encuentran en Colombia, especialmente querida entre aquellos que vienen o que han tenido contacto cercano con las regiones rurales del país. Pero, esta fruta es más de lo que parece, pues esconde una serie de problemas y oportunidades que van desde su limitada distribución por sus cultivos artesanales, hasta los millones de dólares que se pierden al año por la falta de economías de escala que lleven al fruto a mercados internacionales. 

Buscando la pomarrosa

No es fácil describir la pomarrosa. Es un rábano que intentó ser una manzana (o pera), sería una explicación burda y un poco perezosa. A grandes rasgos es un fruto rojo por fuera y blanco por dentro, con una dulzura muy especial, y tiene la particularidad de que emite un perfume similar al de una rosa. Pero siendo honestos, solo es posible entender el valor de este fruto al comerla, y lamentablemente ya no se consigue en Bogotá. 

La fruta se da naturalmente, literal en el árbol de la vecina, en los departamentos del Meta, Guaviare, Vichada, Valle, Antioquía Tolima, Huila y ciertos municipios de Cundinamarca y Boyacá. Y en Bogotá los amantes del fruto podían intentar suerte buscándola en La Popular: la bodega de Corabastos en donde se encuentran las frutas exóticas. Pero, al parecer ya se perdió esa última esperanza. 

“Hace años no vendemos pomarosa en Corabastos. Las traíamos de Boyacá, pero los árboles ya no dan fruta. No sabemos qué les pasa”, explicó don Orlando, un tendero y comerciante de larga trayectoria en Corabastos. 

No es un hecho aislado. Al caminar por las diferentes bodegas Corabastos la pomarrosa es un recuerdo cada vez más difuso: “Creo que las vendían pasando los limones” dijo una tendera. Pero al caminar hacía la referencia indicada nadie dió razón sobre la fruta; “Una vez las ví en un puesto que trae marañón y otras frutas exóticas. Queda en La Popular, debajo de las escaleras, al lado de los baños”, dijo otro tendero. Pero al caminar hacía este lugar se encuentra una vez más a Don Orlando. 

Pero, si bien pueden haber problemas en ciertas regiones del país, la pomarrosa no se ha extinguido en Colombia. De hecho, entre diciembre de 2020  y enero de 2021 diferentes usuarios publicaron  fotos en Twitter celebrando que había cosecha. Además,los mismos tenderos de Corabastos reconocieron que en las plazas de mercado de Girardot todavía se ven las frutas cuando están en temporada.  Entonces, la escasez de este fruto en Bogotá y en las principales ciudades del país se debe a otros factores. 

Problemas pomarrosudos

No se puede olvidar que vender fruta en plazas de mercado y centrales de abasto es ante todo un negocio. El problema es que la pomarrosa es un reto desde varios puntos de vista: para empezar, según el periódico El Campesino, no hay cultivos tecnificados en Colombia.  La cosecha es artesanal, que no es suficiente para construir cadenas sólidas de distribución. 

Asimismo, es una fruta frágil, que se decolora y magulla con facilidad. Lo que requiere un sistema de empaquetado y logística especial para garantizar la calidad. Y finalmente, no dejará de ser una fruta exótica, por lo que tiene una demanda de nicho o que tomará un buen tiempo en masificarse. 

También se debe tener en cuenta las duras condiciones de los campesinos colombianos, pues según el Dane el 37,1% de personas en los centros poblados y rural disperso se encontraba en condiciones de pobreza multidimensional en 2020. Entonces, los productores, especialmente los pequeños, no están en la capacidad de desarrollar el mercado de la pomarrosa en Colombia. Por eso suelen preferir apostarle a las frutas más tradicionales. 

El ejemplo del aguacate hass

El aguacate hass en Colombia tenía varios de los problemas por los que sufre la pomarrosa. Pero en los últimos años se ha convertido en uno de los productos estrella del agro colombiano, pues tan solo en 2020 se exportaron más de US$144 millones de aguacate hass según el Ministerio de Comercio. 

Todo cambió cuando llegaron productores especializados que invirtieron para crear economías de escala con el aguacate hass en Colombia. Los recursos dieron soluciones en algunos de los puntos débiles de esta fruta, por ejemplo, se incorporaron las cámaras climáticas o de maduración para garantizar la calidad de producto de exportación. Asimismo, en algunas zonas implementaron estrategías de asociación para que los agricultores pudieran completar el volúmen para enviar grandes cargamentos en el exterior. 

De manera que las economías de escala podrían ser una solución para la pomarrosa. Pero en el caso del aguacate hass, este tenía a la mano un mercado consolidado y crecimiento en Europa y Estados Unidos en donde hay TLCs vigentes. Por lo que había incentivos claros para realizar estas inversiones. 

Mercado inesperado e inexplorado

En efecto, la demanda por las pomarrosas es uno de los principales factores que un inversionista consideraría para desarrollar economías de escala. Al invocar la Ley de Say, se podría argumentar que toda oferta crea su demanda; o mejor, que solo creando la oferta se desarrollaría la demanda de pomarrosas. Sin embargo, es claro que este concepto, que ya de por sí genera conflictos entre una corriente de la economía, no es suficiente para motivar una inversión de gran escala.

Pero lo que sí puede convencer a un inversionista pragmático es que el mercado mundial de exportaciones de pomarrosa ya existe. De hecho, la pomarrosa no es de Colombia, proviene del sudeste asiático pero fue introducida en América en el siglo XVII por medio de los ingleses desde Jamaica. Por esto, actualmente el fruto ya tiene un mercado maduro que más de un colombiano ignora. 

A nivel internacional a la pomarrosa se le conoce como “Rose Apple” (o Syzygium jambos),  un producto que según el portal Tridge.com se exportó por más de US$3.350 millones en 2020. Tan solo las exportaciones de Canadá a Estados Unidos sumaron más de US$233 millones. 

De esta manera, al igual que con el aguacate hass, las pomarrosa tienen a la mano un destino con TLC y con una atractiva demanda. Además, en estos destinos no solo se importa la fruta, sino que también se consumen productos con valor agregado como la mermelada de pomarrosa. Lo que hace aún más atractivo este mercado para inversionistas tempranos. 

De hecho, si la pomarrosa logra apoderarse de tan solo el 10% del mercado entre Canadá y Estados Unidos, las ventas superarían a las que registraron las exportaciones colombianas de productos lácteos y huevos en 2020 (US$17 millones según el Dane). Son cifras nada despreciables, que podrían atraer a más de un inversionista.  

Esto significa que el hecho que Don Orlando ya no venda más pomarrosa en Corabastos es un asunto de interés nacional, pues la economía colombiana se pierde de diversificar su canasta exportadora y explotar un nuevo producto agrícola multimillonario. Todavía no es tiempo de cantar réquiem por la pomarrosa. 

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