El Mal Economista

Publicado el El Mal Economista (EME)

Estamos condenados a una relación con el otro

Por: Alejandra Rendón Santa

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Pareciera que fuésemos uno, el mismo, pero simultáneamente somos muchos. Somos seres variables, cambiamos a cada instante, con cada circunstancia. Somos seres múltiples, podemos desempeñar diferentes roles, sostenemos diferentes relaciones, convivimos con diferentes tipos de personas, actuamos de acuerdo a quien nos enfrentemos y trasformamos así nuestra forma de ser. A partir de los demás conocemos cada una de nuestras facetas, una dentro de la gama de posibles “yo” que podemos llegar a ser.

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Dentro de esta dinámica nuestra identidad es producto de una construcción de influencias externas y así, de manera constante podemos transformarnos, editarnos y modificarnos. La identidad individual necesita de la influencia externa para construirse y poder ser. Señalo en este sentido un sistema de continuo cambio que depende de las distintas relaciones que una persona puede establecer para transformarse en relación a quienes la rodean.

Multifaceìtico, 2013, Lineografiìa, 26x 20 cm

Vivimos en un contexto que se afirma en relación a un sistema globalizador. Somos el producto de las relaciones externas, el encuentro de las diversas miradas, culturas, costumbres, ideologías y personas del mundo. Apuntamos a unificar un modo de pensar, un modo de hacer y ¿por qué no? a un nuevo tipo de identidad. Generando así, un ser hibrido compuesto por el influjo de toda esa información adquirida, a partir de su experiencia tangible e intangible, con nuevas formas de relacionarse, que ya no solo fluctúan en el mundo de lo corpóreo sino de lo virtual. Por otro lado, cabe señalar que no nos conocemos. El alcance de nuestro conocimiento acerca de nuestra propia identidad es corto, y por eso tenemos la necesidad de vernos reflejados en un tercero, que en este caso, en nuestro sistema, nos hace presa fácil de una gran estructura mediática que incansablemente nos reconoce, se anticipa a nuestros deseos, nos dice cómo actuar, cómo pensar y qué esperar. En nuestra realidad inmediata, esto se ve reflejado en el deseo y la forma como se busca pertenecer a un grupo social, identificarnos dentro de una cultura y un contexto.

st, 2013, Lineografiìa, 20 x 16 cm

Sartre a partir de su teoría del ser para otros, Lacan con su teoría del espejo y Foucault con la reflexión del cuidado de sí, son algunos de los que me han impulsado a creer que somos nada sin un tercero. Que nadie consigue ser más, que lo que los demás pueden percibir de su persona y que estamos condenados a una relación con el otro porque que somos seres para los demás.

Yo, 2013, Lineografiìa, 20 x 17 cm

Planteo pues, que para unos seremos lo que para otros nunca llegaremos a ser; así mismo para mí, algunos días seré una y en otros mi discurso cambiará porque según las circunstancias seré otra. Esta continua dinámica en la que nos construimos, y trasformamos debería permitir que nos conociéramos, pero no, la verdad es que no lo logramos, somos grandes desconocidos para nosotros mismos y por eso el papel del otro en este proceso es tan fundamental. En dependencia de las relaciones que establecemos construimos entonces fragmentos de nosotros mismos, ya que somos una unidad dividida en diferentes facetas. La identidad como la expongo, es producto de las múltiples formas de construir un yo, un yo que es el resultado de la influencia de los otros en contraste al desconocimiento de uno mismo.

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