Por: Oscar Eduardo Reyes
Twitter:@OSCAREDUARD0
Twitter: @maleconomista
Facebook: El Mal Economista
La idea de felicidad es un concepto bastante complejo, abstracto e intangible pero que a los seres humanos, les resulta imprescindible vivir. En el caso de los colombianos, aunque nos caracterizamos por nuestro espíritu de alegría y folclor, debemos ser muy prudentes en la forma como podemos llegar a interpretar la felicidad.
Fuente: Archivo personal del autor
Es un día cualquiera. Como de costumbre, enciendes la televisión para ver las últimas noticias sobre Colombia y lo que a diario encuentras son noticias de violencia, maltrato infantil, discriminación y otros males que afectan a nuestra sociedad. A continuación, después del primer corte de comerciales, te enteras por el mismo noticiero que nuestra patria es una de las más felices del mundo. Pasan unos pocos segundos, tomas aire y reaccionas: ¿Acaso padecemos de una especie de masoquismo mental crónico o algo parecido? Miras al techo tratando de entender lo que parece ser la más alegórica de las obras de Platón. Respiras. Y sin embargo, así es: Colombia es el país más feliz del mundo. No debemos tratar de entender este fenómeno como contradictorio, pero sí cuestionarnos por el porqué del mismo.
Con base en este cuestionamiento, me he tomado la tarea de investigar un poco más acerca de este extraño pero real acontecimiento que nos deja sorprendidos a muchos colombianos cuando nos enteramos que nuestro país es uno de los más felices del mundo. Al menos, así lo demuestran distintos estudios a nivel mundial que se encargan de construir estos rankings de felicidad.
Voy a tomar en consideración cuatro de estas encuestas: El “Barómetro Global de felicidad y esperanza” de la firma Gallup, “The Happy Planet Index Report”, el “World Happiness Report” de Naciones Unidas y el recientemente publicado “Índice de felicidad” de la Universidad Carlos III de Madrid. Las cuatro tienen en común que presentan un ranking global de felicidad a nivel de países, pero cada una con una metodología diferente en cuanto a elegir qué posición tendrá cada país. Esto último no se nos informa en los medios; solo se nos habla de la palabra felicidad.
Diferente a lo que se nos presenta en los medios, trataré la forma como se llega a estos resultados y lo que se esconde detrás la idea de la felicidad. Para el caso del “Barómetro Global de Felicidad y Esperanza”, el ranking es el resultado de tomar la diferencia porcentual entre las personas que respondieron ser feliz en la encuesta y los que manifestaron encontrarse en estado de infelicidad. “The Happy Planet Index” es menos subjetivo y toma en cuenta como criterios para organizar su ranking variables de bienestar como la esperanza de vida al nacer y la conservación del medio ambiente. Por su parte, el “World Happiness Report” es más amplio en su análisis y abarca, además de los criterios anteriores, consideraciones políticas y éticas teniendo en cuenta, adicionalmente, el informe de desarrollo humano de la ONU. Finalmente, el “Índice de felicidad” de la Universidad Carlos III, toma en consideración criterios de migración, corrupción, educación, desempleo, entre otros; a su vez, es manifiesta la intención de concentrarse más en lo que la gente hace, que en lo que la gente dice.
Colombia se encuentra como el país más feliz mundo, según la última entrega del “Barómetro Global de Felicidad y Esperanza” y alcanza el tercer lugar para “The Happy Planet Index Report”. Por su parte, se ubica en la posición 31 según la última entrega del “World Happiness Report” y desciende a la posición 72, si ahora lo miramos bajo la lupa del “Índice de Felicidad” de la Universidad Carlos III de Madrid.
Al traer a colación el premio nobel de economía Daniel Kahneman, existen dos nociones sobre la felicidad: la auto experiencia (Experiencing – self) y el auto recuerdo (Remembering – Self). La primera hace referencia a cómo se siente la persona en el momento, a la alegría inmediata; la segunda, a la evaluación que se hace en lo transcurrido de la vida e involucra de manera más explícita el entorno social y político en el que interactúa la persona. Dicho de otro modo, la primera es una noción subjetiva de la alegría inmediata, mientras que la segunda, al abarcar un espacio más amplio de nuestra vida, se convierte en una reflexión más fiel y sensata sobre la felicidad. En la primera noción, una persona puede ser muy feliz por degustar un delicioso vaso de leche caliente, pero la misma persona en la segunda noción es muy infeliz al saber que gran parte de su vida la ha desperdiciado en una fábrica trabajando muchas horas y con poca paga.
Al contrastar estas dos nociones de felicidad con la forma como se aplican las encuestas aquí analizadas, encuentro que las dos primeras hacen referencia a la noción de la auto experiencia, mientras las dos últimas encuestas hacen referencia a la noción del auto recuerdo y contemplan criterios sobre el entorno social y político del individuo. Por tanto, resultan ser más sensatas las últimas dos encuestas al involucrar factores del hábitat social que afectan la vida de la persona.
Ahora podemos entender porque Colombia pasa de ser el país más feliz del mundo como lo muestra el “Barómetro Global de Felicidad y Esperanza” a ubicarse en la posición 72, según el “Índice de Felicidad” de la Universidad Carlos III de Madrid. Es el más feliz según la noción de la auto-experiencia, pero una vez se contemplan factores sociales y políticos del entorno, desciende a la posición 72, es decir, cuando se analiza la noción de felicidad del auto recuerdo.
Pero hay más. Kahneman afirma además que el dolor o miseria (como oposición a felicidad) es más fácil de medir o definir y por tanto, es una medida más sensata que la felicidad misma. Un Estado debería preocuparse más por mejorar sus condiciones de miseria (infelicidad), que enorgullecerse por lo que pueda ser una felicidad inmediata.
De esta manera, la infelicidad, más que un concepto negativo se convierte en un elogio, en una virtud para tomar consciencia de en qué estamos fallando y así, poder corregirlo. Si a la persona que se le preguntó en la calle sobre su felicidad según la primera encuesta, se le hubiera cuestionado además por la inseguridad en las calles, seguramente habría pensado dos veces su respuesta.
Al día siguiente, te encuentras de nuevo frente a la pantalla chica, pones las noticias y aunque nuevamente abundan las noticias de violencia y demás, ya no encuentras aquella que hacía alusión a Colombia como el país más feliz del mundo. Lo de ayer fue producto de la auto experiencia, una felicidad inmediata, pero lo que en verdad permanece es la idea de felicidad explicada desde el auto recuerdo. Es esta última noción de felicidad, la que nos debe motivar a cambiar al ubicarnos de manera más seria en nuestro entorno social.