Por: Sebastián Mayor V
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Mediante el uso de tecnologías de fácil acceso y manejo, el estilo de vida de las personas haya cambiado, simplificando muchos procesos. Esto también ha servido como una fuente de información infinita, que ha permitido nuevos modelos de desarrollo.
Fuente: entrepreneur.com
En los últimos años se ha observado un proceso de destrucción creativa, en donde un producto nuevo puede pasar a ser obsoleto en cuestión de pocos meses, ante la salida de otro que tenga nuevas funciones y especificaciones. Este proceso ha hecho que mediante el uso de tecnologías de fácil acceso y manejo, el estilo de vida de las personas haya cambiado, simplificando muchos procesos.
Lo anterior también ha servido como una fuente de información infinita, que les permite a las personas tener cada vez mayor información al momento de tomar decisiones. Muchas de estas decisiones son simples, como qué ruta es la más rápida para ir a nuestro destino, y en otros casos tienen que ver con decisiones que afectan los gastos personales.
Cada vez que se toma una decisión mediante un dispositivo tecnológico, queda registrada en algún lugar, lo que le permite a las empresas recolectar gran cantidad de información sobre sus clientes, siendo esto conocido como Big Data. Así, las empresas han logrado un mayor entendimiento sobre los comportamientos y los gustos de los usuarios, dando indicios de lo que podrían mejorar y de qué cosas nuevas podrían hacer para ser más atractivas. Esta información también ha permitido que se usen los datos para hacer sugerencias, como ocurre por ejemplo con la publicidad que sale en internet, la cual está relacionada con las búsquedas que ha hecho cada usuario y por consiguiente con sus intereses.
Un caso diferente de cómo se puede usar el Big Data es representado en la serie House of Cards, de Netflix. En este caso, se usó la información de lo que habían hecho los usuarios en la plataforma para generar la serie. Netflix buscó qué tipo de películas o series habían visto sus usuarios, cuánto tiempo habían dedicado a cada género, qué escenas habían visto más de una vez, cómo habían calificado las películas, cuáles eran los actores más populares, entre muchas otras cosas, para diseñar una serie de acuerdo a los gustos de los usuarios. De este modo los datos impulsaron al productor y no su propia creatividad, por lo que la serie tenía el éxito garantizado antes de ser producida.
Es en este punto en dónde comienza el debate de hasta dónde se debe usar el Big Data. En primer lugar, si la publicidad que se muestra está siempre relacionada con las búsquedas que realizamos anteriormente, ¿cómo vamos a conocer cosas nuevas? Esto podría estar reduciendo las opciones que las personas tienen para comprar y por consiguiente inducir al cliente a comprar cosas específicas, seleccionadas previamente para él. Algo similar a lo que ocurre con Netflix; si todos usan esta información para generar las películas a la medida de lo que a la mayoría de las personas les gusta, entonces estamos condenados a que en el futuro todas las producciones sean iguales y nunca haya producciones nuevas que también podrían llegar a ser un éxito.
Adicionalmente, también se puede llegar al debate de qué tan invasivo está siendo el uso de los datos. Es obvio que, en el caso de House of Cards, a Netflix no le interesaba saber los gustos de una persona en específico, pero al contar con la información de millones de usuarios, cada uno contribuyó sin saber, a que se creara el perfil del usuario promedio de Netflix y sus gustos.
Aunque es el mundo corporativo el que domina el uso del Big Data, éste también puede ser implementado en el sector público y por consiguiente contribuir al desarrollo de los países. En este caso, el fin no sería lucrativo sino que estaría beneficiando a una gran cantidad de gente, haciendo que lo que pagan (en impuestos o seguridad social, por ejemplo) sea usado de manera más eficiente. Esto también ayudaría a que las decisiones de política pública que se tomen estén sustentadas en más y mejores datos, usando menos recursos.
Un ejemplo del uso del Big Data desde el sector público se dio en Seúl, la capital de Corea del Sur el año pasado. En esta ciudad se estaba buscando una manera para mejorar el transporte público para las personas de bajos ingresos que salían de trabajar en las noches, que no tenían suficientes ingresos para pagar otro tipo de transporte. La recolección de información para un grupo de población tan específico era difícil y costosa, por lo que el riesgo de diseñar políticas ineficientes era alto. Para evitar esto, se usaron los datos de llamadas y mensajes de texto para conocer el origen y destino de estas personas. Con esa información, se diseñaron las rutas de bus que funcionarían durante estas horas y lograron con sólo 8 servicios cubrir el 49% de la demanda.
Hasta el momento, el sector privado ha sido el que más ha sacado provecho del Big Data, diseñando estrategias que han sido exitosas. Sin embargo, desde el sector público se ha empezado a usar el Big Data, por lo que jugará un papel muy importante en el desarrollo de los países en los próximos años. Las tecnologías actuales y las venideras permitirán cada día recolectar más información realizando menores inversiones, por lo que son una fuente infinita de datos que continuarán ayudando a la toma de decisiones y a mejorar la calidad de vida de las personas.
Sin embargo, el debate de qué tan invasivo es el uso de estos datos sigue abierto, pues la privacidad es un tema que cada día le importa más a las personas. También, queda la preocupación de hasta qué punto se deben usar estos datos, pues así, como son una fuente muy valiosa para innovación y desarrollo, también pueden limitar las cosas a las que podemos acceder como consumidores.