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¿Un tercer pico de contágios de Covid-19 en Colombia?

Por David Bardey y Jorge Tovar (@JorgeATovar)

Como cualquier observador de esta pandemia, mirando las cifras de nuevos contagios drásticamente a la baja durante estas últimas semanas (ayer, ¡solo 2205 casos nuevos!), uno se pregunta si es el final de la pandemia en nuestro país, o si estamos simplemente en un momento de calma temporal entre dos picos. La pregunta es relevante porque el continente americano en su globalidad fue impactado más tarde por el virus de la Covid-19, y esta posición en el orden de llegada ha permitido saber un poco mejor a lo que nos debemos atener, especialmente observando lo que sucede en Europa. En particular, una pregunta fundamental es la de saber si tendremos una tercera ola de propagación del virus como es el caso actualmente en Europa, o si el segundo pico fue el último. En esta entrada compartamos unos elementos de reflexión al respecto.

Empezamos con los puntos que nos pueden hacer pensar que evitaremos un tercer pico en Colombia.

Primero, aunque aún la ciencia no muestra consenso, como todos los virus de infecciones respiratorias, se espera que el virus de la COVID-19 tenga un componente estacional importante. Como es obvio, las estaciones están mucho menos marcadas en Colombia que en los países del norte. Nada es totalmente seguro con este virus, pero hay bastante indicios que este efecto estacional ha tenido un papel en el tercer pico que han enfrentado los países europeos, lo cual debería ser menos fuerte por acá. En particular porque el invierno obliga a la población a minimizar el tiempo que están al aire libre y cualquier tipo de reunión suele ser en lugares cerrados, sin contar necesariamente con la ventilación adecuada.

Segundo, si bien nos copiamos bastante de las políticas de encierro y de distanciamiento social que se implementaron en los países europeos, es un eufemismo decir que no han tenido los mismos efectos y resultados por acá. En términos de mortalidad la diferencia no parece tan grave, hasta nos puede favorecer según los países que usamos para establecer esta comparación. Eso se debe más que todo al hecho de que los países de América Latina tienen unas poblaciones más jóvenes, las cuales están mucho menos afectadas cuando se infectan por este virus que personas de la tercera edad.

De manera distinta, en términos de contagio, parecería que países de América Latina y los países europeos se encuentran en situaciones bastante distintas. Por ejemplo, las cifras de seroprevalencia realizada en Bogotá revelaba un 26% de la población ya estuvo contagiado antes del segundo pico, mientras que, en Europa, más recientemente las cifras indican que están en niveles mucho más bajos (9,9% en España por ejemplo). Este dato, si correcto, es crucial porque significa que por acá estamos mucho más cerca de la inmunidad de rebaño que los países europeos, lo que significa que el virus ya no tiene tantos candidatos para propagarse en un país como Colombia.

Ahora, el factor que juega en contra de nosotros es la exposición a algunas variantes del virus. Las cifras de contagios en Leticia, muestra sin lugar a dudas que hubo casos de reinfecciones porque hasta hace no mucho se hablaba de una seroprevalencia cercana al 75%, cifras cercanas a la inmunidad de rebaño. Esta información da susto porque puede significar que la población del Departamento de Amazonas está enfrentando una variante por la cual la inmunidad adquirida durante el primer episodio de contagio no funciona de manera eficaz. Es típicamente lo que ha sucedido en Manaos, ciudad de Brasil que había llegado a la inmunidad de rebaño muy rápidamente pero que volvió a tener otro pico de contagios.

Preocupa también, que otras zonas empiezan a mostrar tendencias hacia la nueva ola. Zonas donde no hay evidencia, por ahora, de una nueva cepa. Es el caso de Santa Marta, que como muestra la figura lleva creciendo en casos y fallecidos desde comienzos de febrero.

Fuente: Instituto Nacional de salud. Elaboración: Jorge Tovar

En general, contingente en los datos de seroprevalencia que se están manejando en Colombia, si se controla bien el tema de las variantes tomando unas medidas preventivas como la restricción de viajes, y los controles rígidos a los que se hagan, según los sitios donde las variantes más resistentes a la inmunidad naturalmente adquirida provienen, entonces es posible que estemos cerca del otro lado, inclusive antes de la campaña de vacunación masiva. Este punto es clave. Quizás haya que ser más fuertes en salvaguardar las fronteras. Australia y Nueva Zelanda son casos exitosos en la lucha contra el Covid-19 en parte porque sus fronteras están selladas. Colombia debería hacer obligatoria la prueba PCR antes de viajar, y la prueba de antígeno al llegar. Es crucial controlar nuestras fronteras, porque como indica este artículo del Washington Post, los científicos habían, hasta la fecha, subestimado la capacidad de mutación del virus. La recuperación económica es fundamental pero es necesario que entendamos que una nueva cepa, una más mortífera, nos devuelve en el tiempo, con la diferencia de que estamos todos cansados de encierros. El resultado puede ser devastador.

Es decir, si dejamos prosperar una de estas variantes, se puede perder esta inmunidad de rebaño tan dolorosamente adquirida. Además de las pruebas, las autoridades sanitarias tienen que practicar de manera sistemática la secuencia genética de los virus detectados para poder tomar las medidas inmediatamente y no tardíamente.

 

 

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