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QUEIROZ, EL ELEGIDO

Carlos Manuel Brito Leal Queiroz celebrará su cumpleaños número 66, el próximo primero de marzo en Colombia. El luso asumirá en el banco tricolor una de las mayores responsabilidades en el deporte de Colombia, y luego de casi ocho años en tierras iraníes como entrenador nacional.

Queiroz haría su primer aterrizaje en el fútbol Latinoamericano luego de dirigir tres clubes y tres selecciones, en seis lugares diferentes. Un buen equipaje para asumir el reto de marcar el rumbo de la selección ranqueada número 12 en el mundo, y estimular el legado de José Pékerman con retos mayúsculos al disponer de una generación de futbolistas vestidos de talento donde hay veteranía y también una extraordinaria juventud que marca pautas en un puñado de ligas extranjeras.

Queiroz pidió paciencia para hablar de Colombia hasta terminar la participación de Irán en la Copa de Asia -eliminado en semifinales por Japón 0-3-, y ese gesto generó más impaciencia en la Federación y un país que reclamaba entrenador para la tricolor hace rato. 

La apuesta por el portugués, es tan arriesgada como estratégica. No es común tener a un europeo dirigiendo en los bancos de este hemisferio. Equipos con inmensa tradición como Brasil, Argentina y Uruguay no dan el puesto a quien no sea nacional; mientras que otros seleccionados como México o Estados Unidos probaron con algún éxito a Bora Milutinovic, Sven-Göran Eriksson y Jürgen Klinsmann en épocas no pretéritas.

Muchos dirán que no hay conexión entre sus métodos y el equipo tricolor; otros, que no tiene tiempo para las citas que se aproximan, algunos más apasionados harán crítica acerca del desconocimiento del ecosistema futbolístico que subyace a las tierras de Macondo. 

No poca cosa, pero refutable bajo la hoja de vida de Queiroz que en selecciones estuvo con Portugal, dos veces campeón juvenil en 1989 y 1991 -mismo récord de Pékerman-, llevo a los lusos al Mundial de 2010 donde perdió en octavos contra España por la mínima; clasificó también con Sudáfrica al Mundial 2002, y con Irán consecutivamente a 2014 y 2018.

Esa mezcla en la dirección de banquillos europeos, asiáticos y africanos lo hacen un extraordinario candidato para probar su experiencia y ajustar su récord en tierras de Sudamérica; más aún en un equipo atractivo por nómina, objetivos, desempeño y perspectivas, como lo es el tricolor cafetero.

Casi ocho años en el banquillo de “Team Melli” -apelativo al Seleccionado de Irán-, no es un bocado. Más aún al entender el entorno, la política, los medios, de comunicación, la Liga y los intereses que existen en un país multimillonario en recursos y con una afición cada vez más sedienta de glorias pero abyecta a escasos talentos y prístinas figuras.

Su transcurrir en la dirección técnica también lo deja bien parado con experiencias con el Sporting de Lisboa, el Nagoya Grampus o el Real Madrid. Unas más provechosas que otras en términos de títulos pero todas en entornos diferentes y con retos mayúsculos o por el club, o por el territorio. Ni qué decir de su período manchesteriano con el United y bajo la batuta de Sir Alex Ferguson. Trabajar en la Premier, y en las épocas doradas de los Red Devils en Old Trafford dejó en Queiroz una impronta en el manejo de los equipos, el vestuario, los detalles, y también en la lidia de las polémicas, los egos, la prensa y la presión diaria gestionada con milimetrismo, lealtad y sapiencia.

En alguna entrevista para televisión hace algún tiempo, Ferguson dijo de Queiroz: “Es alguien en quien se puede confiar, trabaja duro, y tiene imaginación -fundamental para un manager-, además combina en sus equipos: intensidad, velocidad, y concentración”.

Su llegada a Colombia está llena de candor. El luso advirtió que apoyaría su trabajo en el camino que siguió Arturo Reyes, -entrenador de la sub-20 e interino tras el adiós de Pékerman-, y en Alberto Gamero o Alexis Mendoza, buenos conocedores de la liga colombiano en sus minucias.

El reto inmediato es conocer el material que tiene para hacer sus primeras pruebas en los amistosos de marzo -uno de ellos, contra Japón-, e ir dibujando la idea y el plan de trabajo con el ojo puesto en la Copa América donde debutará en partido oficial ante Argentina el próximo 15 de junio en Salvador, Brasil. 

Su apuesta por armar equipos fuertes en defensa, dará más orden en una zona en la que a Colombia le sobran jugadores pero le falta estrategia. Una vez definido el esquema para garantizar la puerta en cero que tanto le gusta, poder organizar cómo hacer daño al recuperar la pelota. 

La dupla Quintero-James, será objeto de discusión para algunos pero inobjetable para dar músculo ofensivo a los equipos conservadores de Queiroz. A esa voracidad creativa de los dos medios, se suma quien haría de enlace o carrilero con la lesión de Cuadrado, y aprovechar el estelar momento de Duván Zapata, con el Atalanta, dará nuevas formas al ataque si el 91 de Bergamo logra la titular 

 Sin embargo, la Copa a la que se debe aspirar con todo el hambre y espíritu, no es ni mucho menos el eje del contrato de Queiroz, que debe trabajar y desvelar sus días para la eliminatoria y una clasificación a Catar 2022, y desligarse de ejemplos como en Chile, que fueron campeones de América para luego ver el Mundial de Rusia por televisión.

Haber participado en eliminatorias durísimas en Europa, Africa y Asia, da a Queiroz un kilometraje amplio para entender las dinámicas de estas competencias de dos años, llenas de impredecibles, y colmadas de brutales enfrentamientos que convocan jugadores 48 horas antes de dirimir a muerte 90 minutos en terrenos históricos y ante onces de leyenda.

Su carácter es afable ante la opinión y ejerce fuerte control del grupo al que protege de la prensa. Gran reto para él, convencer a Colombia de su valía y ganar el primer y más importante de todos los partidos: generar consenso y unión en el país hacia el equipo, y con ello convocar de inicio al jugador número 12, como el inflatable en todas las convocatorias: la afición.

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