A sus 43 años lleva el 45% de su vida vinculado a River Plate, y en su etapa como entrenador ya tiene colgados diez trofeos; el DT más ganador en la historia del club. Su nombre, Marcelo Gallardo, su apodo: “El muñeco”.
Recorría Buenos Aires y al entrar a la bellísima librería El Ateneo, en Santafé y Callao, me lo encontré. No precisamente a la persona, pero al libro que hoy mejor lo define: “Gallardo recargado”. Son 574 páginas muy bien investigadas y elaboradas por Diego Borisnky. Compré esa joya, recién editada hace un par de meses, y me lo leí de un tirón. Excelso como el juego de la banda hoy por hoy.
Un recomendado para saber más del “Muñeco”, y para entender y disfrutar más de este River -campeón de América- y que se alista para enfrentar a Boca Juniors por Copa Libertadores y Súper Liga Argentina, éste, el próximo encuentro el domingo en el Monumental.
Borisnky que conoce a Gallardo de tiempos pretéritos hace un repaso de los últimos tres años del “Muñeco” y entremezcla en 16 capítulos más de 15 charlas y encuentros alrededor de la vida, el fútbol y esa cotidianidad de quien es entrenador, estratega, y líder de tiempo completo.
Gallardo se llevó la Copa Libertadores por segunda vez, -la última ante su eterno rival, Boca Juniors-, en una final subrealista en diciembre pasado, y pocos días después fue premiado como el mejor entrenador de América por el tradicional diario El País de Montevideo: dos datos y hechos irrefutables que lo encumbran en el ámbito futbolero pero que son apenas una muestra de quién es «el Muñeco» y lo qué ha logrado con River en menos de una mano de años.
De acuerdo al recuento dibujado en las páginas de Borinsky en las que intervienen jugadores, directivos, estrategas, y aficionados, Gallardo marca un diferencial en su manejo futbolístico pero también y más en lo humano. Además de ser muy ambicioso para lograr grandes resultados, utiliza como pocos su intuición, resalta en la intensidad de los entrenamientos, busca equilibro, posesión y efectividad, destaca en ser un obsesivo por fijarse en los defectos de sus rivales, -y por ahí hacer más daño-, e implementa su trabajo con el principio de divertirse.
Pero luego, es un estratega de los valores: quiere no sólo buenos jugadores, sino excelentes personas en su equipo, impone la nobleza para jugar y nunca el todo vale o la trampa como vía para el triunfo; además es transparente e invita a sus jugadores a charlas semanales uno a uno durante quince minutos para decirse de todo y así mejorar mutuamente cada relación.
Su trabajo va más allá de sus rutinas y 12 horas diarias en Rivercamp en los predios de Ezeiza. Sus amigos de adolescencia Matías Biscay y Hernán Buján son sus principales asistentes y confidentes; gestiona una eficiente relación con el director deportivo, Enzo Francescoli y con el presidente del Club, Rodolfo D’Onofrio; impulsa el fútbol base y se reúne con los diez entrenadores de las inferiores de River; además, ya diseñó un grupo de ojeadores en 20 regiones de Argentina y en seis países de Sudamérica: Brasil, Colombia, Chile, Uruguay y Paraguay. El «muñeco» piensa en el hoy, atiende el mañana y también trabaja en pro del club hacia la próxima década.
Ningún rival lo desencuadernó. La derrota más grande desde que es entrenador fue la pérdida de su madre, todo lo demás lo pudo gestionar, le dijo a Borinsky.
El entrenador resalta en diversos párrafos que no le gusta hablar de sí mismo, y dice que ya muchos hablan de él. Uno, fue Alejandro Sabella, ex DT de Argentina, quien así describió al “Muñeco”: “Si quieren saber lo que es el fútbol, ábranle la cabeza a Gallardo, y van a encontrar el Larousse ilustrado de este deporte”.
Gallardo, no da pistas sobre su futuro, simplemente dice que seguirá en River mientras se divierta y esté conectado con el proyecto. Esta semana ya aterrizó en las semifinales de la Libertadores donde enfrentará a Boca país como por el clásico este domingo. Tal vez, dos súper motivos para regalar alegría a los hinchas, esa que es su razón para estar donde está y hacer bien lo que hace.