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BIELSA

«Cada vez más el fútbol parece regido por la UENBE –Unión de Enemigos de la Belleza-, poderosa organización que no existe pero manda»; así lo escribió Eduardo Galeano hace unos años y tenía razón en su diagnóstico que se convirtió en pronóstico.

Sin embargo, varias excepciones y antídotos luchan por revertir esa tendencia, y controlar esa epidemia. Uno de ellos es Marcelo Bielsa.

Este domingo culminó el calendario regular de la Championship League de Inglaterra -Segunda División- y el Leeds United -los blancos de Yorkshire- dirigidos por el rosarino fueron terceros. Así, regresarán el sábado 11 de mayo para jugar los play-offs que otorgarán el último boleto disponible para volver a la máxima categoría y acabar con quince años ininterrumpidos de lágrimas y tristeza.

No podía haber un mejor cruce universal entre el club y su entrenador. El Leeds United con su misticismo, y tragedias, con su orgullo y sus miserias. Un equipo que casi besa la Copa de Europa en 1975 pero que una generación después sucumbía en las catacumbas de la tercera division inglesa.

Un club que tiene una afición capaz de enlodarse con su espíritu gregario; unas gradas en la parte sur de Elland Road que hacen temblar los suelos británicos y una horda inmensa que no para de cantar su famoso himno “Marching on together” ni en la derrota, ni en la victoria.

Todo ello se conjuga con un entrenador argentino que fracasó como defensor, que actúa como loco, piensa como filósofo y vive como lobo estepario. Un hombre que juega con el pensamiento,  abraza la táctica y muere leal a sus principios, no sólo futbolísticos, sino mejor aún, éticos y humanos.

Ya transcurrieron diez meses desde que Bielsa llegó para dar inicio a su aventura en la tierra de “los pavos reales” -apelativo del Leeds-. Acierto absoluto de un alquimista del fútbol, en querer probar su conocimiento en uno de los torneos más competitivos del planeta: la segunda división de loa mismísima cuna del fútbol.

La Championship League congrega a 24 equipos y 46 partidos para soñar con tres cupos que dan el regreso a la élite. Los enfrentamientos se  realizan contra instituciones que tienen en su historia y vitrina varias ligas –Aston Villa- o Copas de Europa –Nottingham Forest-, y han sido escenarios de leyendas, y vivas tradiciones. Un torneo que tiene preciosos escenarios, buen mercadeo, impacto publicitario y una afición en cada club tan exigente como la de los equipos en Primera: al fin y al cabo todos son ingleses, y allí, el fútbol es sangre, gen y razón de vida.

Recorrer ese torneo agotador, sin altos presupuestos y nóminas cortas, pero vestido de inmensas expectativas, es una empresa titánica que requiere de emperadores en los banquillos y de verdaderos guerreros en los campos.

Allí Bielsa logró el tercer lugar con el Leeds. Un equipo poderoso en la defensa, con dos centrales extraordinarios,  y siempre obsesivo del ataque como lo fue en todos sus equipos: Newell’s, Velez, Atlas, Athletic y Marsella, ni qué decir con Argentina o Chile.

Muchas veces no ganó títulos,  pero siempre dejó huella.  “El fútbol ofensivo es infinito, interminable. Por eso es más fácil defender que crear. Correr es una decisión de la voluntad, crear necesita el indispensable requisito del talento”, le dijo a Ariel Senosiaín en el libro “Lo Suficientemente Loco”.

Esas palabras las mantiene firmes, como esencia de su marca. Sin embargo, no fáciles de transmitir en Inglaterra con el pragmatismo del resultado, la exigencia de los puntos, y la dificultad de no hablar inglés y tener un traductor que no le confunda las palabras, y menos aún los conceptos.

Para marcar el listón aún más alto, el Loco nos regaló otras joyas. En el penúltimo partido del campeonato obligó a su equipo a dejarse anotar un gol, luego de que el Leeds marcó la ventaja sin importar que un jugador rival –del Aston Villa- se encontraba lesionado en el campo.

Esa decisión y acción en un juego contra un rival directo por el ascenso y a 180 minutos de terminar la temporada es mayúsculo en trascendencia y ejemplo. El principio derrotó al resultado.

Semanas atrás otra perla. El «Loco» asumió una multa de 250,000 dólares porque su staff incurrió en espionaje sobre los entrenamientos de equipos rivales. Aunque la sanción era contra el Leeds, Bielsa pagó el dinero de su bolsillo porque, dijo: «lo ocurrido es de la entera responsabilidad del Director Técnico, es decir, mía».

A sus 63 años, reitera que “el éxito es sólo una excepción que ocurre de vez en cuando, y que el ser humano normalmente se esfuerza, lucha y trabaja”. Eso es lo que seguirá haciendo las próximas dos semanas con la meta de lograr el regreso a la Premier. Ni más ni menos que en el año del centenario del Leeds; mejor aún luego de dejar huellas en el club, en la afición y en el mundo del fútbol.

Con estos méritos iniciará trabajos y locuras, para derrotar no sólo a su próximo rival, el Derby County, si no al más poderoso de todos: la mercenaria UENBE -Unión de Enemigos de la Belleza-, de la que escribía Galeano hace un lustro.

 

 

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