Oriental Popular Norte

Publicado el David Leonardo Carranza Muñoz

Busco amigo para ver fútbol

Ilustración: Éder Leandro Rodríguez

Por: David Carranza Muñoz / @Carranzamunoz30

Ver fútbol no es fácil. No lo es en partidos que son de poca transcendencia y mucho menos en clásicos. Para los cabaleros, como yo, que lucho contra esa ilusión que me viene de mi condición católica y de mi gusto por la magia, es algo enfermizo. Cualquier decisión puede definir el resultado. El color de las medias, los zapatos y, una muy importante, con quién se va a ver el partido.

Mi novia, una hincha del América, es una mujer con suerte. No para su equipo titular, sino para el suplente, el mío. Lucho para que se mantenga despierta en los cotejos que se complican. Esos juegos trabados en los que no hay llegadas al arco y que se convierten en un somnífero fulminante. Debo confesar, perdón mi amor, que muchas veces (la mayoría) quito mi brazo en el cual te acostaste, más por razones futbolísticas que porque sienta que me estás cortando la circulación.

La segunda compañía más recurrente es mi mejor amiga. Nació en Rionegro, Antioquia. Tiene una herencia verdolaga que viene de su padre, quien de grado le regaló el buzo de Franco Armani. Nuestra amistad sobrevivió a esa anécdota. Que se haya hecho de Millos me hace sentir orgulloso. Rechazó el designio paterno y le hizo pistola al destino dado por el patriarcado. En el fondo sé que eso la hace feliz porque, aunque sea un hecho menor, es un guiño a su feminismo. También es una mujer con suerte. Hace poco vive con un gato que, como ella, siempre cae parado.

Por último, está un buen amigo que a su vez es novio de mi mejor amiga. Un periodista freelance, como se define para no sentirse maniatado por las corporaciones, que tiene una obsesión por los datos del equipo. Es de esos que sabe cuál jugador está lesionado, qué tratamiento le están haciendo y cuándo estaría listo para volver a las canchas. Tiene información sobre el juvenil que está en la reserva y lo van a promover al primer equipo. Se entera del futbolista que tiene problemas con la renovación del contrato.

Es una compañía ideal para ver fútbol. Como sabrán, cada quien tiene su ritmo. Hay quienes comentan las jugadas durante todo el partido y dan conceptos que creen que el mismo Bielsa envidiaría. Están los que callan para al final hacer un análisis certero. Existen tantos tipos de hinchas como personalidades. Yo soy despótico. Quiero que me hablen solo en determinados momentos o cuando comento una jugada o un cambio, que es mi forma de autorizar un diálogo. Esos tiempos son precisos. Con él nos entendemos. Creo que nuestros despotismos futboleros están sincronizados.

Con lo difícil que es encontrar un buen compañero para ver fútbol debería estar agradecido por conocerlo. Pero no es así. Tengo la certeza de que él, a cambio de mi novia y mi amiga, no es un tipo con suerte. No son más de dos los partidos que hemos visto juntos y Millonarios ha ganado. Si nos reunimos a ver los encuentros por televisión lo más normal es que ante la tristeza de la pérdida revivamos los goles del “Gabi” Fernández, especialmente el que le hizo de tiro libre al Cucutá en el Campín un miércoles en la noche mientras desde la tribuna se escuchaba el “hoooooy, hoy hay que ganar”.

Es triste, pero es así. Me pone mal cada vez que veo a la banca y me doy cuenta que va a haber un cambio. Volteo y le digo que va a entrar tal o cual. Él me responde con lo bueno y lo malo que le va a dejar al equipo. Yo pienso: “ya de qué importa si igual no vamos a ganar”.

Amigo, tus datos, cifras y buenas intenciones no alcanzan. No es nada personal. Es fútbol. Buena suerte y hasta luego.

Comentarios