Gol de Camerino

Publicado el Pablo Ríos González

Sinceramente, mil disculpas

Estoy profundamente arrepentido. El «artículo» que publiqué ayer es una enorme muestra de ignorancia, inconsciencia social y falta de respeto.

Fui un total desubicado, no sólo al publicarlo ni al escribirlo, sino también al pensar en redactar semejante barrabasada. Ninguna persona se merece que hablen así de ella. Lo que hice ayer no tiene presentación ni ningún tipo de excusas.

No solamente ofendí a un futbolista -quien también es persona y ser humano-, sino también a una familia (la mujer y las hijas de Pardo), al profesor Hernán Darío ‘Bolillo’ Gómez y a una hinchada entera que en estos momentos sufre por la actualidad de su equipo.

Quiero aclarar que hice todo lo posible por comunicarme con Felipe Pardo, pero a pesar de mi insistencia, no me fue posible hablar con él. Sí tuve la oportunidad de conversar con su esposa, a quien noté muy dolida –y con toda razón- por mi nefasto acto de estupidez. Entiendo totalmente a Pardo por el hecho de no querer escucharme, pues lo que hice no tiene justificación. De todas maneras, me gustaría poder charlar con él así fuera para que él se desahogara.

No lo conozco, pero en una ocasión tuve la posibilidad de comunicarme con él para un programa deportivo radial en el que yo trabajaba y me atendió con el mayor de los gustos. Se nota que es una buena persona y me lo han dicho. Igualmente, así no lo fuera, yo no tengo por qué estar escribiendo ese tipo de barbaridades sobre él.

Por otro lado, estoy seguro de que Pardo es un tipo que ha tenido que pelear bastante para llegar adonde está ahora y no es justo que alguien venga a criticarlo sin razón.

Repudié totalmente el acto de violencia contra su carro hace unas semanas, en el cual se encontraba su familia. Ayer, lo único que hice fue cometer una acción similar, sólo que con palabras.

Entiendo perfectamente su enojo hacia mí, me lo merezco. No medí las consecuencias de mis actos y los insultos de parte de muchos hacia mí son justificados.

Sé que no debe ser fácil la situación que están viviendo el Medellín y Felipe Pardo para que venga un cualquiera y lo critique sin fundamento alguno.

Aparte de difamar al futbolista, también perjudiqué a esta hermosa profesión que me apasiona y amo y a un respetable diario como El Espectador, que me abrió las puertas para tener un blog en su página web. Seguramente, si hubieran sabido que iba a publicar una sandez de ese tipo, no me hubieran dado la más mínima oportunidad.

Mi intención tampoco fue crear fama como muchos creerán. Yo sé que el prestigio y la credibilidad se construyen con trabajo y esfuerzo. Yo, que apenas estoy comenzando mi carrera, hice las cosas de la peor manera por pura y exclusiva culpa mía.

También aprendí una lección de cómo NO se deben usar las redes sociales. El Twitter es una herramienta muy útil para una periodista si se sabe usar con sensatez e inteligencia. Lo mío fue un claro antónimo de estas dos palabras.

No espero que hagan como si no hubiera pasado nada, pero me dejaría un poco más tranquilo que aceptaran estas sinceras disculpas.

Me retracto por lo hecho, admito que cometí un craso error y que me equivoqué.

Sinceramente, pido mil disculpas.

Pablo Rios González

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