Un ataque lejano de Egan Bernal, al que solo respondió Primoz Roglic, para capitalzarlo al final en victoria de etapa y liderato se convirtió en el hecho deportivo más importante de las 17 jornadas diputadas hasta hoy en la Vuelta a España. En la apertura del díptico asturiano se vivió una etapa intensa, en la que a pesar de los 4 premios de montaña y los 3.500 metros de desnivel incluidos el ganador rodó a más de 40 kilómetros por hora. La niebla en algunos sectores, la lluvia pertinaz y las curvas del clásico final en Lagos de Covadonga, ambientaron la épica jornada.
La etapa 17 abrió la cuenta atrás decisiva de la Vuelta. Roglic con su victoria le dio una punzada definitiva a la clasificación general y de paso le cerró las posibilidades de título a casi todos sus rivales. Para convertirla en una jornada determinante, la dirección de la carrera le agregó al clásico ascenso a los lagos gemelos Enol y Encina, un doble paso por la Collada Llomena, un duro ascenso nunca antes usado en la carrera española con 7,6 kilómetros al 9,3%. Justamente en el segundo paso, a 61 kilómetros de la meta, fue donde Egan arrancó con valentía y fortaleza en busca de una hazaña. Ataque anunciado; 20 horas antes había sentenciado en una entrevista que para él era igual terminar la Vuelta en el quinto o en décimo lugar. Atacó sin medida, con fortaleza, sin mirar atrás, sorprendiendo, a jugarse una carta con la que nadie contaba. Jugada magistral, con respuesta única, la del esloveno.
En lo profundo de la región montañosa de los Picos de Europa, por donde transitó hoy la jornada, durante siglos han aullado y merodeado los lobos salvajes que habitan en la región. Hoy, Egan mostró sus garras y solo Roglic le aguantó. En el paso por la Collada la diferencia sobre el reducido grupo principal era de 42 segundos. Luego del largo descenso, al paso por Cangas de Onís, el pequeño pueblo que fue el único foco de resistencia al poder musulmán en el Siglo I, la diferencia era de 2’15». En el descenso y en la zona de tránsito, Egan seguía con su paso de depredador, mientras Roglic iba a su rueda al acecho. En el grupo trabajaban con intensidad los hombres del Bahrein, mientras los dos del Movistar esperaban el desenlace. El hasta hoy Eíking ya perdía más de 3 minutos, y el segundo en la clasificación, Guillaume Martin, trataba de defenderse con una costilla lastimada en la caída de ayer.
La subida a Covadonga tiene 12,5 kilómetros divididos en tres tramos: Los primeros 3 kilómetros, hasta el Mirador de los Canónigos, es un ascenso duro con rampas del 10%; la segunda parte, denominada «la Huesera», es la zona más difícil, con curvas del 15 al 20%; y el tramo final, hasta el Morador de la Reina, es una especie de montaña rusa, con descensos, ascensos cotos y tramos planos alrededor de los lagos. Roglic cambió de ritmo en La Huesera, dejó atrás a Egan y se fue raudo hasta la meta para reclamar la camiseta roja de líder de la clasificación general y la victoria en la etapa. Majestuoso. Egan cedió terreno y fue alcanzado al final por el pequeño grupo que entró a 1’35» del esloveno y en el que llegaron Kuss, Yates, López, Haig, Mas, Egan y Mader.
La reconquista de España comenzó en Covadonga, cuando Don Pelayo, lideró las tropas asturianas que vencieron a los musulmanes. Hoy Roglic no necesitó el contingente del Jumbo Visma. Se bastó solo para demostrar su poderío. Ya tiene 2’22» en la clasificación general sobre Enric Mas y 3’11» sobre Miguel Ángel López. Le quedan 4 etapas para refrendar su reinado en la península, en la que lleva dos títulos consecutivos. A sus rivales les quedan dos caminos: la resignación o un intento «eganesco» como el el colombiano hoy, pero que sorprenda al esloveno. Muy difícil, pero no imposible. Mañana la etapa 18 estrena el Alto del Gamoniteiru, un gigante de 14,6 kilómetros al 9,8% constante.