
El viaje de Rodez a Carcassonne tenía 202 kilómetros. Desde la salida, el termómetro marcó 35 grados a la sombra y más de 40 en las zonas despobladas en el Valle del Aude. Era una etapa plana, con dos ascensos de tercera categoría, diseñada y programada para que los esprinters tuvieran una posibilidad antes del último día de descanso. Era un día para pasar sin novedad. No lo fue. El Jumbo sufrió demasiado y se debilitó para la definitiva tercera semana.
Primoz Roglic no tomó la partida. El equipo y él acordaron que se retirara para pensar en su cuarta Vuelta a España. Ya había hecho su aporte a la causa de Vinngegaard, había tenido una semana difícil en Los Alpes y necesitaba tiempo para recuperarse bien. Con un escalador menos el equipo sabía que el Tour se le iba a poner difícil, pero asumió la decisión. Comenzó la etapa con uno menos y con la obligación de hacer el control.
El recorrido de hoy pasó por los castillos cátaros. Ese movimiento religioso de carácter gnóstico se propagó por la Europa Occidental a mediados del siglo XI, logró arraigo en el sur francés y protegió su culto en las guerras de la religión construyendo murallas y fortalezas que aún se conservan. Los viejos feudos de Ambalet, Ferreol, Cammares y Carcassonne saludaron la caravana del Tour, que hoy tuvo fugas cortas y múltiples caídas.
Magnus Cort Nielsen y Simón Clare tampoco salieron. Ambos tenían en común haber sido ganadores de etapa, y hoy compartieron el virus que ha acechado a la carrera desde que inició. El lanzador del Quick-Step, Michael Morkov, tuvo su peor día. Se quedó desde la salida y aunque hizo todo el recorrido llegó fuera del límite de tiempo y quedó por fuera del Tour. En la mitad de la etapa aparecieron las caídas. Owain Doull, del EF, pisó una caramañola que lo mandó al piso y le causo varias heridas. el turno después fue para los hombres del Jumbo. Wout Van Aert se fue al piso con Steven Kruijswijk. El belga vestido de verde pudo continuar, pero el neerlandés salió en ambulancia con la clavícula rota. De esta forma, el líder perdió su segundo compañero. Dos bajas en un mismo día. Día negro para los de amarillo.
Carcassonne tiene murallas desde la era romana. Los Visigodos en el siglo V y los cátaros en el XI ampliaron la fortificación. Son tan sólidas esas paredes, que solamente una vez en la historia fueron asaltadas, en el 1214, por los cruzados de Simón de Montfort. Igual de fuerte a las murallas de Carcassonne se veía hasta hoy el Jumbo Visma. Ni los ataques de Pogacar en todas las llegadas le habían hecho daño. Hoy los debilitó la suerte. Después del abandono de su segundo hombre, los amarillos tuvieron otra caída. Vingegaard se fue al piso con su compañero Tiesj Benoit. El líder se reincorporó al grupo, pero el belga pedaleó con dificultad y perdió 20 minutos en la llegada. El Jumbo quedó aporreado y deja incógnitas grandes para la tercera semana.
La etapa se resolvió al esprint. El Alpecin consiguió su primera victoria con Jasper Philipsen. A Van Aert le alcanzó para ser segundo después de haber estado inicialmente en la fuga, de haberse caído y de haber trabajado todo el día para el líder en un día muy difícil para el equipo. La clasificación general quedó intacta, pero el líder y su equipo salieron apoderados. Mañana es día de descanso en Carcassonne, un pueblo amurallado, ubicado en la base de «la montaña negra». Será un día para ajustar las armaduras camino a Los Pirineos.