El 10 de junio de 1940 Benito Mussolini le declaró la guerra a Francia y al Reino Unido. Ese día Fausto Coppi se había coronado campeón del Giro de Italia, pero no pudo celebrar el primero de sus 5 títulos en la carrera italiana. La tensión por el conflicto no se lo permitió. A la tierra natal del «Campionissimo» llegó hoy la edición 102 de la carrera italiana, justo el día anterior al inicio de la montaña, terreno en el que se esperan grandes batallas. La última etapa plana de la segunda semana significó una nueva derrota para el campeón nacional de Italia Elia Viviani, a quien sus compatriotas querían ver hoy levantando sus brazos.
La etapa número 11 atravesó todo el valle del Río Po y recorrió 221 kilómetros de Carpi a Novi Ligure, la ciudad donde vivió Coppi hasta morir de fiebre malaria en 1960. Al igual que en toda la primera semana, el lote daba la sensación de rodar en tregua mientras los mismos aventureros de todos los días gastaban sus cartuchos en una fuga condenada a ser neutralizada. Frapporti, Cima y Mastrei se tragaron 195 kilómetros al frente. Son los mismos que aparecieron en la segunda, la cuarta y la octava etapa. Pelearon por los premios menores en los esprints y por una clasificación especial que tiene la carrera para premiar al hombre que más kilómetros acumule adelante del grupo prinicipal. Frapporti sumó hoy más de 800.
La etapa llegó a Novi Ligura, el pueblo natal de Constante Girardengo, el campeón de los Giros del 19 y el 23. La misma que tiene un museo dedicado a Coppi, el pentacampeón del Giro que en las calles de esta ciudad se hizo ciclista siendo repartidor de una carnicería. Una meta con mucha historia. No hubo caídas, no hubo cortes y no hubo cambios en la clasificación general. Solo hubo recuerdos de los campeones del pasado y mucha emoción con la llegada al esprint.
La emoción suprema se vivió en la llegada. Embalaje con trenes de lanzamiento organizados y con los hombres más veloces tratando de ganar en la que para muchos era su última opción. Elia Viviani, con el tricolor italiano en su uniforme, no pudo. Pascal Ackermann, con vendajes en todo su cuerpo tras la caída de ayer, tampoco. Arnaud Démare, con un tren de lanzamiento perfecto, solo pudo meter su rueda como segundo. La victoria fue para el australiano Caleb Ewan, que ya había ganado en la octava jornada. Muchos hacían fuerza por Viviani, pero Italia no pudo celebrar. Su campeón nacional fue descalificado el día que ganó la etapa en Orbetello y ha tenido que conformarse con 3 segundos lugares en las demás jornadas y un opaco cuarto lugar hoy.
Hoy fue otro día para ahorrar energías y evitar movimientos en falso. Las etapas para gastar la munición de los escaladores comienzan mañana. Serán 158 kilómetros con el ascenso al Montoso, el primer premio de primera categoría del Giro 2019, con su pico a 32 kilómetros de meta. Es un ascenso inédito, de solo 9 kilómetros, con más de 6 por encima del 10% y picos del 14%. Nadie ganará la guerra a allí, pero seguramente habrá muchos movimientos de tropas.