Hay etapas que no necesitan corona para que el rey brille. La de hoy es una de ellas. Antes de comenzar, la organización del Giro de Italia modificó el recorrido de la jornada tras revisar el protocolo de clima extremo. Conservó los sitios de salida y llegada, pero quitó los dos premios de montaña más exigentes, incluido el Passo Pordoi, que por ser la máxima altura de esta edición estaba marcada como «la cima Coppi». En el nuevo diseño conservaron los puertos de La Crosetta, de salida, y el Passo Guau, con un pronunciado descenso para llegar a la meta. De 214 kilómetros redujeron la fracción a 153; los suficientes para que Egan refrendara su cetro.
La etapa reina, que fue degradada a princesa, se corrió en las Dolomitas. Esta cadena montañosa rocosa formada por piedras calizas de origen marino fue definida por el urbanista Le Corbusier como «la arquitectura natural más perfecta del mundo». Hoy la nieve en sus estaciones de esquí fue la responsable del recorte. La lluvia, la nieve y el frío pusieron su cuota para el drama y una fuga de 24 hombres movió la carrera desde el inicio. El recorrido se inició en Sacile, llamada «la pequeña Venecia» por sus canales sobre el río Livenza. De entrada, estaba la subida a La Crosetta, en la que se armó una fuga con nombres de postín como Vicenzo Nibali, Joao Almeida, Dan Martin y Davide Formolo. En el descenso del puerto, 6 de ellos quedaron en punta y se mantuvieron al frente durante los largos kilómetros de tránsito hacia el Passo Guau. El fuerte paso del grupo terminó con la aventura en mitad de esta subida.
El colombiano atacó cuando los altímetros marcaban 2.000 metros sobre el nivel del mar y las pancartas señalaban 4 kilómetros al premio de montaña. El EF Education Nippo había hecho los trabajos de aproximación a la fuga y selección del grupo principal. La acción de ataque la asumió el propio líder de la carrera. Con los punteros en la corta visual que permitía la niebla Egan atacó una vez y se fue en solitario hasta el final del día. Ganó el premio de montaña, bajó con cautela y reclamó su segunda victoria parcial en este Giro; la primera vestido de rosa.
La acción erosiva de los agentes atmosféricos a lo largo de los años ha corroído los estratos superficiales más blandos de todos los cerros dolomíticos. Sus particulares formas llenas de grietas sirvieron de escenario a una victoria hermosa que le sirvió a Egan para abrir zanjas de minutos en la clasificación general. Para cruzar la meta, Egan se acicaló. No fue una celebración cualquiera. El colombiano logró hoy su primera victoria de etapa en una de las grandes, vestido con la camiseta de líder. Se quitó la chaqueta y la guardó en la camiseta, abrió los brazos, soltó un efusivo y muy colombiano madrazo y cruzó la línea de meta con una frescura en el rostro que parecía estar en el kilómetro cero del Giro. Después de la meta, un beso a la novia fue la cereza del pastel para una jornada en la que demostró su poderío.
Romain Bardet y Damiano Caruso llegaron a Cortina D’Ampezzo 27 segundos después de Bernal. El resto del pelotón entró en pequeños grupos con grandes diferencias. Egan es líder por 2’24» sobre Caruso y 3’40» sobre Carthy. Mañana martes la caravana del Giro tendrá su segundo descanso. Faltan 5 etapas: tres de alta montaña, una plana y una contrarreloj el último día en Milán. En el Siglo XVIII, el geólogo francés Deodat Dolomieu estudió la composición de las rocas de este sector y desde entonces les cambiaron el nombre. Hoy Egan Bernal las dominó y se convirtió en su nuevo monarca.