En Italia el ciclismo es una religión. La carretera es un gran templo al que los devotos aficionados asisten masivamente. Se canta, se idolatra, se espera, se reflexiona, se grita; se llora, se adora y se ora. Hay rituales y ceremonias. Los gregarios de un equipo son fieles a sus jefes de filas y hasta hay ciclistas con cuerpos de mártires y con cara de monjes, que muestran el sufrimiento en sus rostros o las llagas en su cuerpo. Hoy, la procesión del Giro tomó el largo camino de Cassino a San Giovanni Rotondo para recorrer 238 kilómetros llenos de iglesias y santuarios, con el líder Primoz Roglic lacerado por una caída y con trece apóstoles en fuga, que tenían licencia y fuerzas para ganar la etapa y montar una nueva clasificación general.
El ritual de la etapa 6 tuvo una estación dolorosa con la primera caída de Primoz Roglic, que corrió el resto del día con una magulladura en su cadera derecha. El líder de la general se fue al piso con Rafal Majka e Ilnur Zakarin. El rito continuó con la conformación de la fuga. Esta vez fueron 13 ciclistas los que se atrevieron a castigar sus cuerpos en un esfuerzo que la mayoría de las veces no consigue la redención. Hoy sí. Era un día para aventureros, con un recorrido por túneles y puentes, un desnivel importante y un premio de montaña de segunda categoría a 17 kilómetros de la meta.
Hoy el grupo principal se quedó atrás y marchó silencioso. Nadie cambió el ritmo. Nadie gastó de más. El Jumbo Visma se puso al frente y puso un paso de peregrinación. No hubo persecución. La diferencia de la fuga fluctuó siempre entre 6 y 8 minutos y así se marcó en la meta. Hoy los favoritos al título hicieron el recorrido en un ejercicio de contemplación y llegaron a 7’19» del ganador de la fracción.
El podio es un altar. El de hoy, en San Giovanni Rotondo, estaba justo al frente de la tumba del Padre Pío, un fraile y místico católico, a quien le atribuían dones milagrosos y le consideraron el primer sacerdote estigmatizado. A esa plataforma subieron hoy varios rostros jóvenes. Todos italianos. Fausto Masnada reclamó el premio como ganador de etapa, Valerio Conti se vistió con la camiseta de líder y hasta el ornamento blanco que lució Miguel Ángel López desde el primer día tuvo un nuevo dueño, Giovanni Carboni.
Los devotos del ciclismo miran ahora la clasificación general individual con cara de misterio. En el Top 10 no quedó ninguno de los candidatos a ganar el Giro. Roglic cayó al puesto 11 y está a 5’24» del nuevo líder. De ahí para abajo están los demás capos de escuadra. Se ve algo extraño, pero es el Giro. La liturgia de mañana no se puede profetizar, pero podría ser otro día de contemplación entre los jefes de filas, por la cercanía de la contrarreloj.