El pan de la región de Toscana es insípido pero contrasta con la gastronomía del sector que es salada y sabrosa. La segunda etapa del Giro arrancó sin mucho sabor, bajo una lluvia intensa y arropada de frío, pero contrastó con un ritmo de carrera intenso, un bonito remate al esprint que le puso sal a la jornada y con un homenaje a uno de los grandes ciclistas italianos de todos los tiempos que adobó la primera jornada en línea, luego de la corta crono inicial de ayer.
De Toscana fue Gino Bartali. “Il Genitacio” nació en Ponte a Ema, muy cerca a Florencia. Hoy el Giro recorrió esta región en su homenaje. Bartali ganó 2 veces el Tour y 3 veces el Giro. En ambos casos, con una década de diferencia entre su primer y su último triunfo. Es considerado uno de los cuatro granes “campeonísimos” italianos al lado de Girardengo, Binda y Coppi. Su grandeza fue mayor después muerto, en el año 2000, a los 85 de edad, cuando se conocieron los detalles de su participación en una red que salvó a 800 judíos italianos de ser llevados a campos de concentración alemanes.
Sobre el papel era una etapa plana. Sobre las carreteras de Toscana se vio ondulada y difícil. Recorrieron 205 kilómetros con muchas subidas no categorizadas y con unos kilómetros finales tramposos por sus curvas y altibajos. Fue una etapa tensa, con mucha agua, con pocas emociones y algo insípida como el pan de la región. Una fuga tempranera de ocho hombres, entre ellos el líder de la clasificación de la montaña Giulio Ciccone, consiguió estar 190 kilómetros adelante del grupo principal. El italiano del Trek defendió su camiseta y ganó los dos puertos.
De los favoritos solo se mostró Vincenzo Nibali, que por número de títulos es lo más cercano a Bartali en el lote italiano actual. Con su equipo, apretó el ritmo en las dos subidas y en sus respectivos descensos. Sacudió un poco la carrera antes de los kilómetros finales. Ya en ellos, e el trabajo lo hicieron los equipos que tenían hombres rápidos interesados en una llegada masiva: el UAE, el Lotto Soudal, el Deceuninck, el FDJ y sobre todo, el Bora.
La larga recta de la llegada en la ciudad de Fucecchio vio consagrarse a Pascal Ackermann. El campeón de ruta alemán debutó en el Giro con victoria parcial frente a especialistas como Viviani, Ewan, Gaviria y Demare, que lo escoltaron. Mientras sus rivales se agruparon hacia las barandas, él saltó por el centro de la vía para levantar los brazos en la línea y destapar la champaña en la tarima.
El Giro seguirá mañana en la Toscana. Irá de Vinci a Orbetello, a orillas del Tirreno para pintar 220 kilómetros planos. El agroturismo, los colores cálidos, las calles que inspiran el cine, las pequeñas colinas, el viento y el pan sin sal servirán de decorado a los velocistas que seguramente volverán a probar.