Pazifico, cultura y más

Publicado el J. Mauricio Chaves Bustos

El Pacífico, territorio del agua – Se me hace agua la boca… –

Candelilla de la Mar, Tumaco.
Candelilla de la Mar, Tumaco.

 

El hombre pareciera ser la única especie que tiene conciencia de su existencia, así lo atestigua su propia historia, la cultura como legado, el lenguaje como forma de comunicar lo uno y lo otro; sin embargo, los elefantes hacen rituales de muerte y los simios lloran antes de que el cazador les dé el tiro de gracia, los pájaros mueren cuando se los enjaula y las vacas mugen cuando se las lleva al matadero, quizá sea esa la conciencia de su existencia; la nuestra, en la vanidad de la razón, pareciera más lógica, más coherente si se quiere, y hemos crecido en la vanidad de creer estar por encima de todas las demás especies. Nuestra egolatría nos ha llevado a llamar Tierra al planeta cuyo sustento de vida es el Agua.

 

Planeta azul

esfera delicada

que pones a prueba

al dios imaginado

en  el juego de las canicas

que forja nuestro destino

 

Y así el hombre crece en sus contradicciones, y a veces pareciera olvidar que es el agua la que purifica, la que lava no únicamente conciencias, sino egos y perversiones que se transmiten genéticamente –la razón y el patriarcado, la razón y el capital sin límites, la razón y los totalitarismos-; de ahí el mito del diluvio, mucho más que meramente judeo-cristiano –empobrecido en el sentimiento de la expiación y la redención de unos pocos-, el diluvio nace para purificar a la humanidad, para recordarle su origen, le permite al hombre partir de cero, olvidar sus legados, lo vuelve creador al serle necesario nuevamente forjar el mundo, el mito como posibilidad de milagro de sí mismo (que se vuelva a caer en el pecado de la vanidad, de saberse el mejor y el único, es una razón más para volver a su ahogamiento).

 

Invoco al agua

para que en el rito de la historia

le permita al hombre

volver al primer paso,

siéndole necesario volverse creador del mundo;

agua amniótica,

que la vida

sea la única razón que respetemos.

Rio Telembí, Barbacoas.
Rio Telembí, Barbacoas.

 

La razón le permitió forjar al hombre la Tierra, invisibilizando el todo por la parte, pars pro totus, volviéndolo un altanero que se creyó dueño del mundo, y aparecieron entonces las invasiones y las conquistas –el mar le fue instrumento antes que texto-, el oro les permitió acceder al poder, y la codicia entonces se hizo código; buscó por ello cimentar su legado sobre lo sólido, llamó Tierra a sus posesiones y a sus riquezas. Bastaría un Nietzsche para recordarle que el hombre es “un poderoso genio constructor que acierta a levantar sobre cimientos inestables y, por así decirlo, sobre el agua en movimiento, una catedral de conceptos infinitamente complejos”, y entonces empiezan los conceptos a caer como castillos de naipe, se le recuerda al hombre que somos fruto de los fluidos, que nuestro epicentro es agua, que sobre líquido habíamos construido nuestra razón.

 

Deja que fluyan tus ideas

como si fueran mareas,

deja navegar tu pensamiento

como barca sin vela,

ir al garete de tus deseos,

busca ser agua entre el agua

para volver a tu origen

 

Tales de Mileto atinó a decir que el arjé de todas las cosas era el agua, pero buscaba un origen y no un camino, una explicación y no un sueño; fue así como se dio paso a lo sólido, confundiendo génesis y apareciendo ciencias y religiones que sustentaron el mundo como algo estático, inamovible, sin posibilidad de cambio, la razón se busca en la piedra filosofal, sólida y seca; pero junto a la pretensión racional del pensamiento está también la fluidez líquida del arte, es la caza del siervo, dibujado en la cueva por nuestros ancestros, acompañada de lluvia, en un acto emancipatorio, no de poderío sino de purificación; la cueva, acompañada del fuego, es en parte la razón, afuera, la lluvia, es el sentimiento, lo entitivo en concordancia con el universo que se vislumbra en las noches estrelladas, lo liquido es el llamado a volver a la naturaleza, a sentir que nunca hemos dejado ser parte de ella, la mano del poeta artista es la que recoge el conjunto de esos elementos naturales y los vuelve sobre ese hombre que es racional pero también pulsional, así lo atestigua Aurelio Arturo,

 

“El agua límpida, de vastos cielos, doméstica se arrulla.

Pero ya en la represa, salta la bella fuerza,

con majestad de vacada que rebasa los pastales.

Y un ala verde, tímida, levanta toda la llanura.”

 

Rio Mira.
Rio Mira.

 

El hombre ha domesticado el agua, la vistió de represas, la condujo por canales, desvió su curso, y el agua permanece, ahí, cada vez menos silente, como esperando el momento adecuado para volverle a recordar su origen, la necesidad de un nuevo rito de purificación, quizá de ese modo el hombre vuelva la mirada sobre su naturaleza liquida, menos maleable y más libre, no dando nada por sentado, como ejemplo están los imperios inundados y las teorías empantanadas, no hay corona que no se oxide ni libro que se resista al agua. Amado Nervo lo dijo atinadamente:

 

“Un hilo de agua que cae de una llave imperfecta; un hilo de agua, manso y diáfano, que gorjea toda la noche y todas las noches cerca de mi alcoba; que canta a mi soledad y en ella me acompaña; un hilo de agua: ¡qué cosa tan sencilla! Y, sin embargo, estas gotas incesantes y sonoras me han enseñado más que los libros.”

 

Y ahí está el agua, nuestra compañera madre y amante, volviéndonos más dúctiles y menos totalitarios, haciéndonos un llamado a volver la mirada al mundo, al planeta que nos tiene y nos sostiene; es momento, Hombre, de bajar del pedestal de la razón y sumarse al mundo natural, no es necesario renunciar a los legados, el agua se encargará de ello, es momento de dejar que el agua recobre sus dominios, es momento de devolverle las riquezas que inútilmente acumulaste en el capital de las desidias, oro no comerás, ni petróleo, ni plata, sus metales volverán a las entrañas de este mundo, donde el agua ancestral necesita también su reposo.

 

Planeta Agua

cascada y laguna

mar y manantial

camino y tolvanera

rio y nadir,

eres tú armonía liquida,

Razón y pulsión,

Amante y esposa  

y de pensarte,

se me vuelve agua la boca…

 

Rio Güiza, Ricaurte, Nariño.
Rio Güiza, Ricaurte, Nariño.

 

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