Estás marcado muchacho, estás marcado. Se ve en tu cara, en tus ojos; en tu forma de actuar. Son puñales invisibles, pero son puñales, y esos puñales son los que se clavan hasta en lo más hondo del alma y son los más difíciles de arrancar. Date por jodido.
Veo en tus ojos lo que tú ves en los cristales, en los sueños: ella sigue apareciéndose una y otra vez en tus pensamientos, en las pesadillas, donde pongas el pensamiento o la mirada. Haces cábalas sobre como hubiera sido tu vida con ella, piensas y piensas una y otra vez en ella y en ti. ¿Vives en el pasado? No, ni siquiera eso, porque nunca tuviste relación con ella.
Estás bien, jodido, muchacho, estás bien jodido. Estás bien jodido porque esto parece que no va a acabar. Llevas así algunos años y espera a ver cuántos te quedan. El Gólgota. Solo puedes arrastrarte, mendigar algo de sexo y tratar de cerrar la buhardilla. Pero no es fácil y vas a tardar, porque sabes que es la mujer. Y ante eso, poco se puede hacer.
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