Mirabilia

Publicado el Camilo Hoyos Gómez

Adiós a Paco

 

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Se nos ha ido Paco de Lucía. Y como la muerte es lo definitivo y ante la ausencia quedan únicamente las reglas de la decencia y del respeto por el ser desaparecido, me pregunto —aunque reconozco que pueda ser de manera ingenua— qué será en estos momentos del alma, o energía, o lo que sea de Paco de Lucía llegando al mismo lugar, si es que existe, al que hace 22 años llegó Camarón. En un mundo idealista algo hubiera sucedido en los astros, algún movimiento telúrico que hiciera al cosmos cómplice de lo que acaba de ocurrir; pero la verdad es que estamos del lado de acá y ya no nos queda más que, ante la ausencia de los dos, recordarlos de nuevo juntos. Allá, donde estén, si es que acaso están en alguna parte. De pronto no están más que en sus discos, y es entonces labor nuestra evocarlos.

Desde hace ya tres días vengo repitiendo una y otra vez ese concierto de Paco de Lucía y Camarón en 1976, sin saber exactamente la locación de grabación. Se trata de un tema por bulerías en el que aún los dos están vestidos a la mejor moda setentera, sin barba, patillas bien llevadas y un pelo ensortijado y contenido y otro lacio y bien peinado. Y en algún momento del recital Paco deja caer la cabeza hacia atrás justo en el momento de un cambio de melodía, como si ese acorde rompiera a quien lo rasgara, como si rasgara a quien se atreviera. No es un capricho del espectador: inmediatamente después la cámara enfoca a Camarón, absorto, mirando el rasgar de la guitarra, para pasar luego, con una mirada que proviene únicamente del misterio, a mirar la cara de Paco. Lo mira como si no perteneciera a este mundo; como si acabara de ir y volver de algún mundo gitano desaparecido, donde aún Ziryab caminaba las calles de Almoraima y entre sus atrevidas vestimentas y rasgar de la guitarra conquistaba a sorprendidos paseantes.

En esa mirada de Camarón se contiene todo el arte de Paco. Así como el gaditano en alguna entrevista confesó que tocaba la guitarra para poder comprender algún día el cante de Camarón, no sería exagerado arriesgar que el cante de Camarón fue un intento por comprender el rasgar flamenco de Paco hijo de Lucía. Donde estén, si es que acaso están juntos, no estarán ya incompletos. Ya ninguno está del lado de acá, y eso es una pérdida irreparable para todos nosotros.

 

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