Lloviendo y haciendo sol

Publicado el Pilar Posada S.

Desde las tripas y no desde Youtube

Siempre he sentido pudor de sumarme a olas o mareas, aunque sean verdes. Odio las fuerzas que mueven las masas, envolventes, circulares, centrífugas?peligrosas?, en las que uno y otro, y todos, deponen sus armas de razón y juicio, ignoran lo que les dicen sus tripas, y se suman, se suman, se suman.

Nada parece más grato para nuestra débil condición que eso. Sumarse. Si tú crees eso, yo también. Si tu usas eso, yo también. Si tú haces eso, yo también. Llegan a diario a mi bandeja de entrada mensajes de amigos, de amigas, adheridos, que esperan mi adhesión a la revolución verde. Ayer no más llegó un video, cuatro veces, con solicitud de difusión. Vine a verlo, para escribir esta nota. Me resistía. Me temblarían los dedos para reenviar el video, tan bien hecho, con su musiquita tan bien puesta, donde Mockus se ve tan lindo en su bicicleta, y bonita se ve la gente con sus globitos verdes creyendo en él. Sin duda efectivo, sin duda conmovedor, sin duda manipulador, como todo lo que entra por nuestros ojos en el mundo de hoy dominado por la imagen. Y si no, vayan a una fiesta de quince. En la fiesta están los sardinos y todo Facebook. Cada momento necesita ser registrado. Además de las luces intermitentes de la miniteca acompañan la noche los flashes permanentes recordando: hoy somos los que mañana seremos en Facebook. No lo reenviaré, no. En cambio me decido a escribir esta nota. Está pasando algo ahorita mismo, en este país. Algo muy importante. Estamos frente a una encrucijada en la que el poder podría, al fin, cambiar de manos. Del Uribato, consagrado a la guerra per saecula saeculorum ?con todo lo que eso implica para los grandes problemas y necesidades de Colombia?, a un par de profesores universitarios que probablemente son tan vanidosos como Santos –su rostro me da miedo–, pero vanidosos distintos. Hay que tener, sin duda, un ego duro, fuerte, resistente y aguantador para ponerse en esas, en campaña presidencial. Corrijo: presidencial y vicepresidencial –y en la corrección me doy la razón–. Digo vanidosos distintos, porque además de ese rasgo leonino y solar que necesita un dirigente, estos dos tienen algo más. Han demostrado que estando en el poder hacen obras que benefician a todos, piensan en la educación, en el bien común, en la comunidad, en la masa de mujeres, hombres, niños, ancianos que necesitan mejores condiciones –tierra, agua, aire, comida, techo, salud, trabajo, educación,–, para una vida más digna. Me gustaría ser gobernada por un presidente al que le tiembla la mano, que renunció a una suma de dinero que le correspondía, y por un vicepresidente que prefirió ser el segundo de uno tan bravo y mandón como él, pero que comprendió que si quería trabajar por el país le tocaba agachar la cabeza, renunciar a su herencia paisa –que hasta ahora lo había tirado derecho al caudillismo mesiánico–, y unirse buscando la fuerza. Me gustaría ver cómo hacen cosas distintas a comprar armamento, encubrir falsos positivos, y defender los intereses de los más ricos y ambiciosos que con su apaño se han venido llevando la ley y el país por delante. Votaré por ellos; sí señor, cómo no.

Pilar Posada S.

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