Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Tú: entre la nada y la nada

 

1357892165_catrin17

Por: Rafael Berrío Granados

Se trata de un instante simple, quizás plano, como el agua que se cuela durante la lluvia, que inflama las  paredes y en un instante impregna todo con olor a soledad.

Tanto se lucha conteniendo la tristeza dentro de emblemáticos niveles, que a veces el único ejercicio que queda es dejarla salir, dejarla brotar de los poros y permitirle que manche las paredes, moje  el piso, desordene la mesa y se ubique allí en el lugar donde te tropezarás con ella.  Encontrarla en cada pasillo, mirarla de pies a cabeza y decirle, no sé si te habías ido, no sé si te había extrañado, pero ahora que te veo entiendo que la mejor manera de  tenerte bajo control es mantenerte cerca.

No entiendo por qué de un tiempo para acá tiendo a materializar y personificar cosas que comprendo muy bien que no existen, porque sé que las he inventado. Creo que me estoy olvidando de cómo es estar triste!.

Sin querer te vuelves víctima de tus victorias.  No es que esté acostumbrado a ganar, pero hace falta ese sabor a nada, ese desazón supremo, esa sangre en la saliva, ese ojo morado que duele cuando sonríes; en un momento te das cuenta de que has pasado gran parte  de tu vida permeando, como un turista que se unta sólo para ensuciarse, porque todo es temporal, pasajero, efímero, un regalo desperdiciado, una verdad incómoda, una excelente idea en el momento equivocado, como si cada segundo, minuto o día fuesen simplemente estados de transición, vas de devenir en devenir, cambiando, dejando y empezando a ser y en un momento no eres nada.

Un estado de transición entre la nada y la nada, eso creería yo que es peor que nada; siempre he entendido a la nada como un absoluto, como  un fin, como un descanso merecido, pero esta idea absurda de estar en medio de la nada que fuimos y la nada que seremos es mucho más desolador.

Pero luego enfriando un poco la cabeza tomas aire y entiendes -hago la claridad, sin querer aceptar- que la nobleza, o más bien la causa de la misma nada es haber dejado regada tu existencia en cada ser, cada lugar, cada recuerdo que regalas a quienes cruzas  en tu camino, en inmolarse en un destello de desinteresadas ganas de existir, de la misma forma en que un lápiz deja de existir para plasmar elocuentes palabras o muere dejando como cadáver un hermoso paisaje.

Entendería entonces que no somos un fin sin un medio, algo que es preciso agotar para que el universo fluya, exista, se transmute; somos combustible de estrellas, átomos que dejan de existir para que a millones de años luz vean nuestro brillo anónimo de la misma generosa manera en que se distribuye homogéneamente el rocío que inconscientemente se va condensando, cubriendo cada espacio con la alegría de su existencia y el desconocimiento de su futuro. Somos las despreocupadas ganas de ser feliz de Jack.

 

Más de lloronas de abril en https://www.facebook.com/lloronasdeabril/?fref=ts

Comentarios