Por: Mary Ramírez
Vivir encadenados a un pasado atormenta bonitos momentos. La risa se ahoga en rápidas corrientes. La felicidad se empaña por recuerdos que permanecen latentes.
Vivir encadenados a un pasado hace que los sueños sean cada vez más confusos y se oscurezca el día a día en este mundo en el que toca estar.
Desvanece ilusiones, desvanece fortalezas, ideas, metas, libertades y sentimientos. Vivir encadenados a un pasado no deja pensar en los tesoros más preciados.
Por eso, hay que soltar.
Soltar el pasado y aferrarse a la fe del presente, para comprender que hay sueños por cumplir, para entender que hay una cima esperando a que se pise su pico más alto, que hay ojos que observan esperando a que caigas; demostrar que se puede; entender que ha costado vivir, crecer, perdonar y amar.
Pero por esos altos precios del ayer, hoy soy libre de las deudas de la vida.
Decido soltar. Decido aligerar mi carga. Decido ponerme en marcha para ir por aquello que hace mucho me espera y por lo que he demorado llegar, cargando pesos que ya no me pertenecen.
Y hoy perdono…
Me permito amar
Me permito reír
Me permito descubrir
Me permito continuar
Me permito disfrutar
Me permito priorizar
Me permito soportar
Me permito superar…
El mundo me pertenece, así como me pertenece la felicidad, y así como me pertenece el amor de un Todopoderoso que vela por mí todos los días de mi vida.
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