Lloronas de abril

Publicado el Adriana Patricia Giraldo Duarte

Sin armaduras

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Luisa Rojas

www.lloronasdeabril.blogspot.com

No sé si esta vez me falta inspiración para escribir, o por el contrario me sobra. Tengo la mente en pleno tornado y si mis conocimientos no me fallan, no hay manera de frenar uno. Solo queda resguardarse, ver cómo se lleva todo a su paso, esperar a que pase y tratar de salir con vida.

En algún momento entré a un par de cafés, hablando de todo un poco. Un buen amigo hizo alusión a que mis escritos están impregnados de mí y no porque sea yo quien los escriba, sino porque es mi manera de, entrelineas, hablarle al mundo de mí. Y sí.

Digo las cosas que pienso tal y como las pienso, pero cuando se trata de las que siento: mis anhelos, mis miedos, mis fracasos, mis sueños; cuando la cuestión es desnudar el alma ante otra persona, me quedo muda. Así que de manera sigilosa me escabullo entre las letras, los relatos, y mi particular manera de describir la vida para mostrarme plena, transparente, muy yo.

Hoy sin embargo no quiero disfrazar el asunto. Solo quiero escribir para desatar nudos, para alivianar la carga, para descansar del mundo por un instante. Soy una persona tan complicada como sencilla; complicada para quien pretenda entenderme y sencilla para quien quiera vivirme.

Me vuelvo fría, distante y me rodeo de barreras cuando alguien se acerca a mi vida, pero cuando me quito la armadura y quedo en mi estado más sincero y vulnerable, soy fogata, ternura, entrega, pasión y persistencia, y aunque la mayoría de veces parece no valer la pena, es esa mi versión predilecta.

Me gusta demostrar las cosas, me gustan los pequeños detalles y sorprender con ellos, me sonrojo con increíble facilidad, hago pucheros inconscientemente más veces de las que quisiera. Sonrío, lloro cuando me lastiman, callo y hago caras cuando me enojo y me decepciono cuando me mienten. Soy impaciente, ansiosa, malgeniada, no me peino y cuento con muchos más defectos.

Soy impulsiva, intuitiva y loca. No sé lo que es pensar las cosas dos veces antes de hacerlas; si me nace, me prende, me motiva y me hace sentir bien lo hago sin importar a dónde voy a ir a parar, porque para mí ha sido más importante el camino que el lugar de llegada. Y no es que esté bien, generalmente me lanzo, me dejo llevar por la corriente y al final del recorrido solo me espera una caída libre. Sin embargo en la vida estamos para aprender y seguramente siga siendo impulsiva pero tengo la firme intención de que la próxima vez que decida dejarme llevar, tendré conmigo un mapa, un plan de emergencia, un botiquín de primeros auxilios y que en vez de ir corriendo, iré a paso lento pero seguro.

Estoy llena de miedos, pero mucho más, de sueños; tengo miedo a caer pero son más fuertes mis ganas de volar; me asusta amar y dejarme amar, pero sé que en algún momento valdrá la pena. Sé que tropezaré mil veces, pero cuento con la fuerza para levantarme y la disposición para aprender.

Me disculpo si esta vez no los conduje a nada, si no llegué a ninguna conclusión o si no les aporte algo valioso. La verdad, sin armaduras, esa era la intención.

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